Con ocho productores en invernadero, una logística de venta que exige la fórmula y un carné especial al paciente que necesita consumirla, en el Quindío está funcionando desde esta semana el primer dispensario de marihuana medicinal.
“Pasan de ser N.N., viciosos, anónimos, a ser seres humanos en estado de consumo activo de drogas, esa definición jurídica se hace en notaría, una declaración extrajuicio, un procedimiento jurídico que nosotros diseñamos para emitirle una identidad sanitaria, que es un carnet sanitario”, recalcó Ángel Diego Arcila, gestor del dispensario de marihuana medicinal.
Para certificarse como productor de cannabis se debe contar con recursos que oscilan entre los 80 y 120 millones de pesos, indicó el director de desarrollo sostenible de la Gobernación del Quindío, Luis Alberto Gómez.
Algunos habitantes de la región están en desacuerdo con este dispensario. “Me parece muy mal, porque por algo se empieza, y si es un dispensario que está legalizado por la Constitución o por el Gobierno de todas formas eso ya lo vuelven a pedir y a pedir porque sienten dolor y se vuelven adictos”, afirmó un ciudadano.
“Hay otras cosas mucho mejores para ofrecerle a una persona, como Dios en su corazón, porque hay que buscar es la salvación de la persona y no que se acabe de afectar más”, agregó otra mujer de la zona.
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También están quienes la ven como beneficio tanto para tratamientos médicos como para el desarrollo económico de cultivadores responsables.
El dispensario de marihuana medicinal en el Quindío está atendiendo 375 solicitudes y tiene como objetivo contar con unas 5.000 para febrero de 2024.
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