Hace 65 años, el municipio colombiano de Sucre (Sucre) vivió una tragedia que Gabriel García Márquez convirtió en obra maestra: Crónica de una muerte anunciada. Bayardo San Román, Miguel Reyes Palencia en la vida real, volvió al pueblo y contó su versión de la historia.
Reyes habló de su matrimonio y de la noche en que devolvió a la novia porque no era virgen. Habló de Cayetano Gentile, Santiago Nasar en la obra del nobel, y de la forma como fue asesinado.
El retorno de Bayardo San Román, único protagonista vivo de la historia, es la recuperación viva de la memoria de un municipio, donde los viejos aún recuerdan lo ocurrido.
Miguel Reyes, a sus 95 años, reanda sus pasos, revive las locuras de su juventud, visita la iglesia donde se casó, busca el acta del matrimonio entre los viejos folios del templo, recorre las calles de su juventud, repasa los colores de sus casas, rememora la fiesta de la boda y visita la tumba del amigo que pagó con su vida por la virginidad perdida de su esposa.
Publicidad
Sucre, ubicado a orillas del mágico caño de La Mojana, fue lugar de residencia de la familia García Márquez hasta los primeros años de juventud de Gabo.
Aunque el premio nobel visitaba el pueblo en vacaciones, porque estudiaba primero en Barranquilla y después en Zipaquirá, de allí emergieron historias maravillosas como En este pueblo no hay Ladrones, Los funerales de la Mama Grande y la Mala Hora.
Publicidad