Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Push Noticias Caracol
Reciba nuestras notificaciones con lo último de:
Ahora no
Activar

Publicidad

¿Cómo va el proyecto de paz total, un año después de iniciar el gobierno Petro?

En nombre de la paz total, el Gobierno del presidente Gustavo Petro adelanta al menos siete procesos de negociación y diálogos paralelos. Vea el análisis que hacen expertos.

Así va la paz total que busca el Gobierno Petro

Silenciar los fusiles en un país cuyas generaciones enteras son ajenas a la palabra paz se convirtió en una promesa que cabalga por caminos despavimentados. En nombre de la paz total, el gobierno del presidente Gustavo Petro adelanta al menos siete procesos de negociación y diálogos paralelos, tres de ellos con carácter político y cuatro cuyo único escenario promete ser el sometimiento.

Para el director del Centro de Pensamiento y Seguimiento al Diálogo de la Paz, Alejo Vargas, es ambicioso querer terminar la violencia con todos los grupos: “No es tan viable hacerlo en un periodo tan corto, entonces me parece que en ese sentido hay que concentrar esfuerzos”.

Por su parte, Juan Camilo Restrepo, exnegociador de paz del Gobierno con el ELN, señaló que este “es un proceso novedoso que no se había ensayado en Colombia, nunca se había ensayado negociar al mismo tiempo con grupos criminales y con grupos a los cuales se les da el carácter político”.

No obstante, criticó que “ha sido un proceso muy improvisado por parte del Gobierno” del presidente Petro.

Aunque la decisión de lograr la paz lleva una inmensa carga simbólica por ser una apuesta de quien otrora empuñó las armas, la exacerbación de las violencias en los territorios tiene a los colombianos como espectadores de un nuevo teatro de guerra.

Publicidad

Hay bastante incertidumbre porque en unas regiones, por ejemplo, el tema del secuestro, de las amenazas es todavía latente. Inclusive, se ha exacerbado en algunas regiones (…) Hay líderes asesinados, sigue habiendo masacres, hay desplazamientos, confinamiento, lo que podemos llamar una muy poca voluntad política de algunos actores armados”, reconoció Luis Emil Sanabria Durán, presidente de Redepaz.

El pasado 31 de diciembre Colombia se acostaba con la noticia de un cese al fuego pactado con cinco estructuras armadas, anuncio que con el paso de las horas y los meses se fue diluyendo.

Publicidad

Actualmente gobierno y ELN avanzan en el cese al fuego más largo de la historia con participación de la sociedad civil, la promesa de no pararse de la mesa, pero sin la garantía de frenar los secuestros y las extorsiones.

Quienes traicionaron el acuerdo de La Habana, como la Segunda Marquetalia, tendrán la posibilidad de volver a la mesa. Y los que simplemente no se acogieron, como el autodenominado Estado Mayor Central de las FARC, al mando de alias ‘Iván Mordisco’, hoy le muestran los dientes al gobierno poniendo en marcha su capacidad de daño.

“El mensaje del Gobierno con unos procesos indefinidos, sin reglas claras, solo está orientado a los criminales y a desproteger a los ciudadanos. Se abusa al final del nombre de la paz”, opina el excomisionado Camilo Alzate Gómez.

Juan Camilo Restrepo añadió: “Los procesos de fuego todos están empantanados, enredados. El que va mejor es el del cese al fuego con el ELN (…) El nombramiento de esta catarata, porque no se puede llamar de otra manera, de gestores de paz, todos ellos con prontuarios gigantescos, le ha hecho perder credibilidad al proceso de la paz total”.

Publicidad

Pero la promesa de la paz no se agota aquí.

En Buenaventura a inicio de año ocurrió lo impensable, Shottas y Espartanos, grupos criminales que sembraron el terror en el puerto, se acogieron una tregua que le dio al municipio 80 días consecutivos sin homicidios, al punto de ser declarado piloto de paz urbana.

Publicidad

En Medellín y el Valle de Aburrá, en una imagen que quedará para la historia, los máximos exjefes de los denominados combos, hoy presos en la cárcel de Itagüí, acordaron sentarse a dialogar y devolverles la paz a las comunas.

Camilo Gómez señaló que hay un mensaje “pésimo” por parte del Gobierno, y es que “aquí, quien comete delitos merece trato especial. Los ciudadanos que madrugan a trabajar honestamente, no”.

Mientras el país se resiste a perder la esperanza, Colombia está a la espera de la ley de sometimiento, el instrumento para avanzar con grupos como el Clan del Golfo, las Autodefensas de la Sierra Nevada, las bandas urbanas de Quibdó y una decena más de grupos al margen de la ley. La paz total apenas comienza.

Publicidad

  • Publicidad