Una dupla exitosa. Voluntarios indígenas y aguerridos comandos especiales del Ejército, unidos en la operación Esperanza, jugaron un papel clave en elasombroso rescate de cuatro niños perdidos en la selva durante 40 días.
"Fue una amalgama espectacular de conocimiento indígena y arte militar", elogió el brigadier general Pedro Sánchez, que dirigió las operaciones de búsqueda.
Con la piel bronceada por el sol, la mirada franca y un hablar directo, el general Sánchez es también el jefe del Comando Conjunto de Operaciones Especiales (CCOES) de las Fuerzas Armadas colombianas.
Fueron sus hombres de las fuerzas especiales quienes participaron en las agotadoras búsquedas diarias en la hostil selva del Caquetá, donde el 1 de mayo se estrelló la avioneta en la que viajaban los niños y tres adultos, incluida su madre, que murieron en el accidente.
Para ellos "era una misión diferente" a los habituales combates contra los numerosos grupos armados que operan en el país.
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¿Rescatar niños? "Siempre salvamos y protegemos vidas, incluso durante nuestras misiones de combate", subrayó el general Sánchez.
Aquí, "desfallecer o abandonar no era una opción", afirmó. Sí, fueron sus soldados, "los más entrenados del Ejército colombiano" pero que "nadie en los medios de comunicación conoce", los que lograron "lo imposible".
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"Guardia de honor"
Creado en 2007, el CCOES reúne elementos de élite del Ejército, la Fuerza Aérea y la Marina. En sus videos públicos, afirma ser la "guardia de honor de Colombia" y su lema es "Unión, Integridad, Victoria".
Según artículos de la prensa especializada, cuenta con unos 3.000 hombres, con tres componentes -terrestre, urbano y marítimo- y un cuarto componente de apoyo aéreo.
Su principal misión es "la planificación y ejecución de operaciones especiales dentro y fuera del territorio nacional contra grupos terroristas, objetivos de alto valor y crimen organizado", dijo a la AFP una fuente militar colombiana.
En octubre de 2021 el CCOES participó en la captura de "Otoniel", el líder del Clan del Golfo, el mayor cartel del país.
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Entrenados en enfermería, así como en búsqueda y rescate, "se les encomendó esta misión en la Amazonía no solo por las difíciles condiciones geográficas del terreno y la dificultad de acceso, sino también porque en esta región operan disidentes de la guerrilla de las FARC", añadió la fuente.
Existen otras unidades de fuerzas especiales dentro de las Fuerzas Armadas colombianas, como los comandos marinos, el Comando de Operaciones Especiales y Antiterrorismo (COPES) y los temibles Comandos Jungla de la Policía.
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Riesgo y patriotismo
Estos soldados, en particular los llamados Comandos Jungla, se encuentran "entre las mejores unidades de élite del mundo", dice a la AFP un experto extranjero que trabaja regularmente con ellos.
"Son voluntarios para las misiones más peligrosas. Llevan una vida ascética, no cobran primas y pueden pasar varios meses en la selva. Es extremadamente duro", subraya esta fuente que pidió el anonimato.
"Ser un comando en la selva de Colombia es estar seguro de que vas a experimentar fuego a muy corta distancia, y a menudo en inferioridad numérica, es muy arriesgado".
¿Qué los motiva? "El patriotismo, lloran cuando escuchan su himno nacional, y simplemente el orgullo de pertenecer a una unidad de élite".
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"Comen poco, beben poco, duermen poco, todo con un alto nivel de exposición a insectos, serpientes y bichos de todo tipo", detalla el mismo experto, juzgando que su "nivel de exposición sanitaria es muy alto".
"Tácticamente, el entorno y el enemigo les impiden el más mínimo confort. Rara vez duermen en una hamaca, sin lona, sin nada. Viven casi permanentemente mojados en condiciones muy precarias para no hacer ruido cuando entran en contacto con el enemigo".
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"Uno de sus puntos fuertes es que tienen enfermeros de muy buen nivel. Tienen experiencia de cuidados muy avanzados en entornos extremos y de rescates en pleno combate; pocos ejércitos tienen esta experiencia", subraya la misma fuente.
"Su punto débil es que a veces actúan con demasiada brutalidad, acostumbrados al peligro y, por tanto, asumiendo grandes riesgos, en particular los asaltos verticales en helicóptero para hacer el mayor daño posible al enemigo".
"De hecho, estos soldados son la quintaesencia de la profesión de soldado, en términos de humildad, dureza y compromiso", concluye la misma fuente, "todo ello con técnicas no demasiado elaboradas y con recursos limitados en comparación con los ejércitos occidentales".