La apariencia del afluente es oscura, sucia y el olor es nauseabundo. El desastre ambiental de varios afluentes tiene alarmados a los ambientalistas.
“Si cogemos un animalito un pescadito y lo descargamos en esta fuente hídrica en menos de segundos va a terminar sin vida”, explicó Ludwign Mantilla del movimiento Santander por la naturaleza.
A la cloaca en que se ha convertido el Río de Oro se suma la contaminación del río Frío que en Floridablanca recibe aguas lluvia, negras y descargas clandestinas de industrias.