Los indicadores de la inseguridad alimentaria en el mundo no son favorables, ya que, pese a que la meta es eliminar el hambre para el año 2030, las cifras de malnutrición continúan en ascenso. En varias ciudades de Colombia, diferentes sectores adelantan iniciativas para luchar contra este flagelo.
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De acuerdo con las Naciones Unidas, 15,5 millones de personas en el país viven en inseguridad alimentaria y 2,6 millones de personas están en inseguridad alimentaria grave. Así mismo, resaltan que 3,4 millones de personas en Colombia tienen dificultades para acceder a los alimentos.
"¿Qué es lo que se vuelve a ver ahora? Que el nivel al que llegamos ahora es superior al nivel de hambre que teníamos antes de pandemia", detalló Diego Mora, oficial de programas de la ONU para la Alimentación y la Agricultura.
La compleja estabilidad entre los ingresos y los altos costos de vida aumentan el panorama del hambre en Colombia, debido a que, según los expertos, en promedio un ciudadano necesita 617 mil pesos al mes para alimentarse bien.
De acuerdo con la ONU, los impactos del hambre y la mala alimentación se ven reflejados directamente en la salud. Por ejemplo, el retraso en el crecimiento en los niños menores de 5 años es del 22% a nivel mundial y de un 11% en Colombia.
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En Bogotá, la capital del país, 1 de cada 4 habitantes sufre inseguridad alimentaria y en ciudades como Cartagena muchos de los habitantes no pueden comer las 3 comidas diarias.
En la capital de Bolívar, las personas y autoridades adelantan estrategias como las ollas comunitarias para brindar alimentos para alimentar a cientos de familias.
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Otra de las estrategias comunes en diferentes puntos del país para luchar contra el flagelo del hambre son los bancos de alimentos que proveen de comida a aquellos que más lo necesitan. En entrevista con Noticias Caracol, el padre Daniel Saldarriaga, director del Banco de Alimentos de Bogotá, analizó la preocupante radiografía de la inseguridad alimentaria en el país.
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Desde su experiencia, Colombia tiene tres grandes fallas que no le han dejado erradicar el mal del hambre en el territorio: la falta de paz, la inequidad y que los impuestos afectan la capacidad de producción de las industrias.
"Tenemos una ilusión grande, el nuevo gobierno de la ciudad tiene entre sus grandes planes mirar cómo afrontar esa realidad del hambre, la cual es la causa de los grandes flagelos, la violencia y muchas de nuestras enfermedades", comentó el director del Banco de Alimentos de Bogotá.
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