Cuando tenía 13 años, y mientras sus papás lo dejaron solo en casa, este joven indígena a quien llamaremos Maicol por su seguridad fue abordado por hombres del ELN . Hoy, ocho años después, ya desmovilizado, recuerdo los horrores de la guerra.
"Mi mamá no estaba, estaba por allá como en Nuquí o Bahía Solano, y mi papá fue para el Atrato, me dejaron solo, y ahí me convencieron ellos, ahí me fui para el monte", relata.
Luego de 3 meses de entrenamiento su destreza lo condenó a estar en la primera línea de combate.
Asegura que en los 8 años que estuvo en las filas de esa guerrilla empuñando un fusil en medio de la selva participó en más de 30 enfrentamientos y hasta sobrevivió a un bombardeo: “Un diciembre estábamos tomando y ahí a las cuatro de la mañana se vino la avioneta y bum, bum, bum y ahí nos dijeron a nosotros que corrieran arriba, y si se puede quebrada abajo; yo me fui quebrada arriba".
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Tras sobrevivir a un disparo en la cabeza en medio de un combate y pasar por varios hospitales decidió desmovilizarse.
Hoy, con 21 años de edad, y desde algún lugar del sur del país, Maicol dice que ahora entiende que su ingreso al ELN no fue voluntario y espera reconstruir su vida junto a su familia: “Estoy pensando en sacar a mi mamá adelante y a mi hermana también".