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¿De qué murió Luis Alfredo Garavito, el asesino y violador de más de 200 niños?

Luis Alfredo Garavito, señalado como el mayor asesino en serie de niños en Colombia, pagaba una condena de 40 años en la cárcel La Tramacua de Valledupar.

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Luis Alfredo Garavito se le señaló como responsable de la muerte de más de 200 menores.

Luis Alfredo Garavito, conocido como el peor violador y asesino de niños en Colombia y cuyos crímenes también cometió en Ecuador, murió este 12 de octubre de 2023 en el Hospital Santo Tomás del Caribe.

Era de público conocimiento que Luis Alfredo Garavito se encontraba afectado por un cáncer de ojo hace varios años, mientras permanecía recluido en la cárcel La Tramacua de Valledupar, y en los últimos meses su estado de salud fue crítico, de acuerdo con la información revelada hasta el momento por el Inpec.

En la tarde de este jueves, finalmente el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario confirmó que su fallecimiento se dio en un hospital al que fue remitido debido a "múltiples afectaciones".

Nacido en Génova, Quindío, en enero de 1957, a Luis Alfredo Garavito se le señaló como responsable de la muerte de más de 200 menores.

Luis Alfredo Garavito fue condenado, entre otros delitos, por acto sexual violento, homicidio, acceso carnal violento, secuestro simple e incendio culposo.

Sus víctimas se cuentan en más de 200 niños en Colombia y algunas en Ecuador, crímenes que empezó a cometer hacia 1970 y que continuaron durante unas tres décadas más.

La historia de Garavito se torna verdaderamente aterradora cuando se analiza su serie de asesinatos. A lo largo de la década de 1990 y principios de los 2000, Garavito confesó el asesinato de al menos 138 niños, aunque se sospecha que la cifra real podría ser mucho mayor. Sus víctimas eran principalmente niños de escasos recursos y en situaciones vulnerables, lo que hizo que sus crímenes pasaran desapercibidos durante años.

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El modus operandi de Garavito era similar en todos sus ataques. Se hacía pasar por un hombre amable y caritativo, ofreciendo regalos y dinero a los niños para ganarse su confianza. Una vez logrado esto, los llevaba a lugares apartados donde los sometía a torturas inimaginables antes de asesinarlos. Posteriormente, enterraba sus cuerpos en tumbas poco profundas.

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