“Como hijos de esta tierra amada encendemos una luz para no olvidar el dolor y continuar siendo un pueblo de paz, solidario y digno”, dice un monumento que está en el parque principal de Ituango, municipio del norte de Antioquia que servirá como zona de concentración de guerrilleros de las FARC rumbo a la dejación de armas.
Luisa María Moreno, con una mente llena de recuerdos y su mirada fija en la foto de su esposo, recuerda a su ser querido, a quien la violencia le arrebató.
“Me lo asesinaron en mi presencia es algo que todavía no he podido superar”, dice Luisa María.
Sin embargo, la violencia no sólo tocó a esta familia, sino a más del 80 por ciento de los habitantes del municipio.
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“Hubo un montón de muertos, una bomba, una tragedia muy horrible”, recuerda Jesús Calle Álvarez.
Juan Manuel Yepes, víctima del desplazamiento, cuenta que tuvo que huir de su finca, “uno tener que venirse de la tierra de uno para acá”, manifiesta.
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Hace ocho años la tranquilidad de este sector del municipio de Ituango se vio empañada por la explosión de un artefacto instalado por las FARC en un basurero.
Este hecho dejó ocho personas muertas, pero hoy sólo reposa este monumento como símbolo para recordar a las víctimas.
El sacerdote Carlos Ignacio Mira pide que “ojalá las cosas (el proceso de paz) se den en serio de parte de todos los que están en estas cosas y que sea un proceso de corazón”.
Sin embargo, Manuel Pérez, otro habitante del municipio, dice que “sentimos que estamos abandonados por gobierno nacional y local”.
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La esperanza se apodera de esta población de 25 mil habitantes, que por más de 48 años, las balas y la violencia han sido su diario vivir.
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