A Héctor Usma le tocó encomendarse a Dios e irse a vivir con él, literalmente, para que no le vuelva a pasar nada. Hace unos días, este habitante de calle fue víctima de varios jóvenes que le pegaron sin compasión en plena cancha de Castilla, en Medellín .
- Así lo registró Noticias Caracol: Golpearon a un habitante de calle en Medellín y nadie intervino para evitarlo
“Desde ese problema no puedo dormir bien, tengo mucho sueño, me duele el cuerpo y todo, el brazo, los pies; ando cojo todavía de los totazos”, reconoce.
Como es un habitante de calle, sabía que no había esperanza de coger para ningún lado. Pero minutos después del pesimismo se le ocurrió pedir refugio en una iglesia.
Yo quiero salir adelante, tener un trabajo, sin importar que esté muy mayor. Yo todavía puedo trabajar, puedo montarme en esos edificios para pintar, es que soy pintor, también fui policía
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Dice que la cancha de Castilla era un buen hogar, porque no solo dormía pleno, sino que quedaba al lado de la biblioteca y así poder hacer lo que más le gusta: leer. Ahora con el miedo respirándole al cuello, lo sigue haciendo, pero lo están escuchando varios santos y feligreses.
Mantiene una sonrisa de oreja a oreja. Así esté tupido de problemas y moretones, le echa sus peticiones todos los días a San José, por si le cumple el milagro de conseguir un trabajo y salir de las calles, para que no lo vuelvan a discriminar.
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“Yo no tiro vicio de nada, yo respeto a la gente, a mí ni me gusta que me dé limosna”, puntualiza.