Dicen que esa guerrilla los sacó del proceso, denuncian discriminación racial y piden un salvavidas al Gobierno. Vea las dos caras del municipio con más hectáreas de coca; paraíso e infierno al mismo tiempo.
Tumaco tiene dos caras: es un paraíso sobre el pacífico colombiano con paisajes de ensueño y habitantes acogedores, pero también es la ilegalidad, un municipio donde pululan laboratorios de procesamiento de droga.
En 30 años todos los actores armados que ha tenido Colombia se lo han disputado.
Noticia Caracol se internó en las zonas de bajamar para hablar cara a cara con los milicianos disidentes de las FARC.
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“Tenemos una problemática, todos los muchachos se querían acoger al proceso, tenían casi un mes de estar en el campamento, pero tuvieron que regresarse de allá por maltrato”, denuncia alias Pollo, uno de los cinco jefes milicianos que desertaron de las FARC.
Se refieren a discriminación racial dentro de las mismas filas de desmovilizados. Algunos advierten que era insoportable, que los ponían a limpiar y sus camaradas los trataban de ‘negros’.
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“Ahora le dicen al Gobierno que no pertenecemos a FARC, nos sentimos atropellados, la familia asustada, el día de mañana nos pueden matar si no pertenecemos a ellos”, asegura ‘Arnulfo’, exmiliciano del frente Daniel Aldana de las FARC.
En medio de la zozobra que dicen sentir, estos exmilicianos piden al Gobierno hacer un proceso individual, algo que parece improbable.
No obstante, ellos enviaron una carta a la alcaldesa de Tumaco donde piden ser reconocidos y acogidos por el proceso de paz. Dicen que en medio de la selva están esperando un salvavidas del Gobierno y argumentan que su voluntad de paz se ve reflejada en los 15 días que llevan sin cometer homicidios.
Analistas y expertos en conflicto armado reconocen que este estatus de los disidentes genera inquietud en medio de la implementación de los acuerdos.
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“Es preocupante que haya 300 milicianos que fueron armados en otra época por las FARC y que se encuentren a disposición de cualquier organización criminal que los quiera reclutar”, asegura el contraalmirante Carlos Serrano.
Tumaco prende las alarmas pues sería solo un ejemplo de casos similares en Guaviare, Vaupés, Caquetá y Meta.
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