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Para Angie, el día que debía ser de los más felices y especiales del año se transformó en una emergencia médica con quemaduras de primer, segundo y tercer grado. La causa no fue un accidente pirotécnico ni un descuido con fuego, sino un engaño silencioso y mortal que se esconde en miles de fiestas: globos decorativos inflados con hidrógeno artesanal en lugar de helio.
La historia de Angie, contada a Noticias Caracol, es un testimonio desgarrador del peligro que acecha detrás de un objeto tan común como un globo. El momento de la catástrofe ocurrió justo cuando una de sus amigas entró con el pastel de cumpleaños. "Al momento en el que ella entra para cantar mi cumpleaños, enciende las velitas y los globos se me estallan en la cara", relató Angie.
El estallido fue descrito como un "sonido muy fuerte" que sembró el pánico. Sus hijos se encontraban a su lado. En medio de la confusión, su primer instinto fue correr al baño para echarse agua, pero fue allí, frente al espejo, donde comprendió la verdadera magnitud del horror. “Me di cuenta que la piel se me estaba cayendo a pedazos”, confesó con la voz entrecortada. Los globos, supuestamente llenos del inofensivo helio, contenían en realidad hidrógeno casero, un gas extremadamente inflamable que reaccionó violentamente al contacto con las llamas de las velas.
Lamentablemente, esta no es una historia aislada. El popular cantante Luis Alfonso compartió recientemente una experiencia similar en sus redes sociales, advirtiendo a sus seguidores tras sufrir quemaduras en la cara y una mano. "Me puse de chistoso que hacer una broma a estallar una bomba con una candelita (...) y venía haciendo era un incendio", explicó. Su mensaje fue claro y contundente: "Fue una llamarada gigante. Así que cuidado con los niños, cuidado con ustedes".
Estos incidentes no son casualidad, sino la consecuencia de un problema creciente y alarmante. Según la Cámara de Gases Industriales y Medicinales de la ANDI, el uso de hidrógeno artesanal para inflar globos se ha disparado en un 60 % en el último año. La diferencia fundamental entre ambos gases es la seguridad: mientras que el helio es un gas inerte, es decir, no reacciona al fuego, el hidrógeno es altamente inflamable. Solo necesita una vela, una chispa o cualquier fuente de calor para generar una explosión en llamas. Para agravar el riesgo, su llama es casi invisible, lo que lo hace aún más peligroso y traicionero.
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El hidrógeno que se está utilizando es de fabricación "rudimentaria, casera, sin ninguna condición de seguridad", explica Ingrid Marcela Reyes, directora de la cámara de la ANDI. Este mercado informal no solo pone en riesgo a los consumidores, sino que se basa en un engaño. Las personas compran globos confiando en que contienen helio y no se imaginan que están llevando a sus hogares y celebraciones una potencial bomba. El problema es masivo.
La ANDI estima que en el 85 % de las regiones de Colombia se utiliza hidrógeno artesanal para inflar globos. Más alarmante aún es el dato de que ocho de cada diez cilindros que circulan en el mercado informal podrían contener este gas ilegal en lugar de helio. Incluso las piñaterías y los puntos de venta a menudo son engañados, convirtiéndose en distribuidores involuntarios de este peligro.
Ante este panorama, los expertos consultados por Noticias Caracol insisten en que los consumidores deben tomar un rol activo para protegerse. No basta con confiar en la palabra del vendedor. Se recomiendan dos pruebas sencillas pero efectivas para verificar el contenido de los cilindros:
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1. La prueba del martillo: Se le puede pedir al proveedor que golpee el cilindro con un objeto metálico, como una moneda o un anillo. "Si el cilindro suena como una campana y no como un taco de madera sin eco, tiene una mayor seguridad", explican los especialistas.
2. La prueba de fuego: Considerada la "prueba reina", consiste en pedirle al vendedor que demuestre la seguridad del gas. Se le puede decir: "Véndeme un globo, hazme la prueba de fuego y si no enciende, te compro los globos".
Si contiene helio certificado, el globo simplemente se reventará por el calor; si tiene hidrógeno, se incendiará de inmediato. La recomendación principal de las autoridades y de la ANDI es contundente: adquirir globos únicamente en puntos de venta autorizados e indagar siempre sobre el tipo de gas con el que fueron inflados para evitar que una celebración termine en una sala de emergencias.
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