¿Hace cuánto no venía?
"Gracias por la invitación es un gran placer...Hace 6 años".
¿Por qué tanto sin venir?
"Bueno porque yo creo que fueron años de reconstrucción, de volver a centrarme en la vida, de volver a construir la relación con los niños, con la familia. Volver a ser persona".
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¿Lo logró?
"Creo que sí, ahora sí"
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¿Cómo se reconstruye la vida después de eso tan terrible que le pasó a usted y que en cierta medida representó lo que sufrieron miles de colombianos en tantos años de esta guerra tan terrible que vivimos en Colombia?
"Toca tener mucha humildad, saber que es de a poquitos. Uno todos los días descubre qué tan profundo es el daño. Al principio cuando uno sale dice ¡ya salí, quedó todo atrás! y realmente las cosas no quedan del todo atrás, entonces hay que comenzar a limpiar el sótano”.
“Mi prioridad era volver a ser mamá. Yo creo que fue muy importante, fue lo que me dio como raíces. Cuando a mí me secuestraron mis niños estaban muy pequeños y cuando volví eran ya adultos. Entonces pues tocaba volver a reencontrarnos. Yo no sabía quiénes eran ellos obviamente los intuía como mamá, pero ellos tenían también muchos bloqueos. Entonces eso fue lo más importante, eso se logró y eso me ha dado alas".
¿Cómo es la vida de Íngrid hoy?
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"Yo hoy estoy muy muy feliz porque voy a ser abuela por segunda vez. Ya tengo una nieta que se llama Eli, tiene tres meses. Es hija de mi hijo Lorenzo. Y tengo un niño hombre que nace en agosto de mi hija Melanie.
Ese sí que va a ser el motivo de catarsis
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"Sí eso es la bendición del cielo. Yo me acuerdo en la selva una conversación con un guerrillero que me dijo: 'usted se queda acá, usted no sale de acá sino cuando sea abuela' y eso para mí fue una tortura".
¿Y recuerda a ese guerrillero?
"Lo estoy viendo cuando me lo está diciendo y si él está oyendo este programa él sabe que es él. No importa el nombre.
¿Está en La Habana?
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No creo y no sé si está vivo. Era un muchacho duro, complicado.
¿Cómo logra perdonar?
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"Mire yo no olvido, y el perdón es un largo camino, pero yo si quiero abrazar. Ese es el punto.
¿Abrazar a quién?
Al otro.
¿Incluyendo al que la secuestró…al que la humilló?
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-Sollozos-
¿Cómo logra sentir esa sensación y, le reitero Ingrid, es muy difícil. Cómo hace uno para perdonar?
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“Yo creo que es muy simple, la ecuación es tan simple para mí yo la veo muy clara. El odio no es más grande que el amor por Colombia, pero tenemos muchas más cosas que nos unen que cosas que nos dividen. La política nos divide, pero el amor por Colombia nos une. Esa es nuestra bendición. Tenemos que abrazarnos, nos hemos hecho todos daño”.
¿Cómo ve hoy a Colombia?
"Yo me siento, digamos, como en el momento en que Colombia puede lograr el sueño que tantas generaciones hemos querido vivir, es como en ese momento en que todo lo que hemos construido puede volverse realidad. Entonces yo veo a Colombia con mucha esperanza, creo que lo que tenemos que tener es la audacia de creer en nosotros mismos, es la audacia de hacer realidad nuestros sueños”.
“Yo sé que hay gente que tiene miedo…es normal, pero somos fuertes y yo creo que la fortaleza que se necesita para hacer la guerra no es la misma que la fortaleza que se necesita para hacer la paz. Porque las cualidades para hacer la paz son superiores son cualidades que implican mucha sabiduría.
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Cómo hace uno para que un país tenga la audacia de creer en una paz en la que muchos no creen. ¿Cómo hacer para que la gente asimile ese tema y logremos esa paz?
"Yo creo que hay dos puntos acá: el primero es que no queremos la paz, lo que queremos es una paz justa y duradera”.
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¿Y cómo es esa paz justa y duradera?
"Nosotros estamos frente a un proceso de negociación, en el que ninguna de las partes lo tiene todo. Si nosotros queremos obtener todo, es la guerra…eso se llama la guerra. Pero en la guerra hemos vivido cien años, entonces sí...hay que tragarnos un sapo".
“Los más intransigentes son los que no han tenido contacto con la guerra, pero cuando uno la ha sufrido, cuando uno la ha vivido, es decir cuando uno ha sangrado con la guerra, uno quiere una cura”.
Pero tampoco se les puede decir vengan y hagan la paz y no paguen cárcel
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“Bueno pero es que ahí está. Es que me parece que estamos simplificando, es como decir todos los colombianos son ladrones o todos los colombianos son paramilitares. No; estamos diciendo, dentro de la gente que va a llegar de las FARC, caso por caso se va a mirar quién pasa en el grupo de los que son amnistiables.
"Dios quiera que sean muchos, que sean los guerrilleros digamos de a pie, los rasos, que fueron muchachos que yo conocí en la guerrilla a los que, francamente, nosotros no les dimos muchas opciones. Y los otros, otros que se han aprovechado de la guerra, los que han tenido acciones de genocidio, de barbarie, de crueldad colectiva, esos tienen que rendir cuentas y van a pagar cárcel”.
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"Es decir estamos en un mundo en el cual todos tenemos que aportar, todos...Y a todos nos va a doler".
"Pero, bueno…podemos quedarnos con la guerra y ahí sí sabemos que estamos condenando a nuestros hijos, que los que van a sufrir son nuestros hijos”.
¿Qué pasó con ese episodio de la demanda contra el Estado, que le granjeó a usted mucha antipatía entre los colombianos?
“En el caso mío yo hubiera debido entender que empezar ese procedimiento podía chocar a la gente. Y no entendí…me faltó sensibilidad".
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En el tema de reconciliación, ¿usted se va a reencontrar con Clara Rojas?
"Con Clarita nosotros estamos en contacto. Ella sufrió mucho, las dos sufrimos mucho”.
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“Somos familia, con todos los secuestrados somos familia. Con ella ha seguido en contacto. Sí, nosotros conversamos por e-mail, yo más o menos sé dónde anda…ella más o menos sabe dónde ando.
¿Personalmente, cuándo fue la última vez que se vieron?
“Personalmente…yo creo que fue en la liberación. ¡Ah no! Después de la liberación, como al año, nos vimos en Francia”.
¿Y qué pasó ese día del encuentro?
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“Yo creo que todavía estábamos las dos con las heridas abiertas. El tiempo ya ha pasado, ya es un buen momento para abrazarnos para estar tranquilas con lo que sucedió y seguir adelante, el futuro es lindo".
Viene también a encontrarse con no solo Clara Rojas sino otros compañeros de cautiverio, ¿de quiénes estamos hablando?
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"Los que hemos podido ya contactar. Está Luis Eladio, está Pincho, John Frank Pinchao; Arteaga, Willy Pérez, él ascendió no sé exactamente. Me voy a encontrar con mis héroes, los de la operación Jaque. Bueno con ellos me he visto mucho, porque ellos muchos veces viajan a Europa y cada vez que pasan por París o por Londres allá nos vemos".
Como usted es colombiana, ¿qué va a comer?
"Le cuento que esta mañana comí pandeyucas, casi me muero…estaban fresquiticos calientes, como así que se derriten”.
¿El regreso físico está contemplado?
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Espero que sí…la verdad este es un momento importante para mí...estoy muy emocionada de volver a ver la sabana, de haber aterrizado acá.
¿Qué sintió cuando vio la sabana, los huecos?
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No los vi.... porque llegué de noche, llegué a las 4:00 a.m…pero si vi las luces de la sabana, vi los cerros.
¿Qué sintió?
Uff. (lágrimas)