Instructores del Sena capacitan a guerrilleros en las zonas donde, además, observadores de la ONU avanzan en el registro del armamento que tiene el grupo.
Los guerrilleros, que en algunos casos no terminaron el bachillerato, aprenden sobre formulación y preparación de alimentos concentrados y dietas nutricionales con subproductos de cosecha, además de gastronomía, fotografía y producción de televisión con énfasis en redes sociales.
Ellos, sin embargo, ansían primero reencontrarse con sus familias sin el camuflado ni el fusil.
Paralelo, los guerrilleros, hombres y mujeres, se turnan para terminar de construir sus alojamientos en las 26 zonas veredales.
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Los 450 observadores de la ONU desplegados en los campamentos de concentración de las FARC, entre tanto, registran en planillas el nombre del guerrillero y el armamento que tienen en su poder, es decir, pistolas, fusiles y revólveres.
En cada zona se instalarán cajas metálicas con capacidad para cien fusiles para posteriormente inhabilitarlos y destruir las municiones y granadas.
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