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El lenguaje corporal es una herramienta poderosa de comunicación no verbal que revela aspectos profundos de la personalidad, el estado emocional y las intenciones de una persona. Entre los gestos más comunes, pero menos comprendidos, se encuentra el acto de colocar los brazos hacia atrás. Este movimiento, aparentemente simple, encierra una serie de significados que varían según el contexto, la postura general del cuerpo y la situación en la que se presenta.
Maryfer Centeno, grafóloga y especialista en análisis de personalidad, ha señalado que “cuando una persona coloca los brazos detrás del cuerpo, su lenguaje corporal dice mucho más de lo que aparenta”. Esta afirmación invita a observar con mayor atención un gesto que suele pasar desapercibido, pero que puede comunicar desde seguridad hasta tensión emocional contenida.
Colocar los brazos hacia atrás implica llevar las extremidades superiores detrás del torso, ya sea cruzando las manos, sujetando una muñeca o simplemente dejándolas caer. Este gesto modifica la postura corporal, expone el pecho y, aunque las palmas no estén visibles, el cerebro interpreta que están abiertas. Esta exposición del torso es significativa desde el punto de vista evolutivo, ya que representa una actitud de apertura y ausencia de amenaza. Según Centeno, “es un gesto que dice: ‘no tengo miedo, estoy en control y no necesito defenderme’”. Esta interpretación se basa en la idea de que al no proteger el pecho ni utilizar las manos para gesticular o defenderse, la persona está transmitiendo una señal de dominio y confianza.
Desde una perspectiva evolutiva, los gestos que exponen zonas vulnerables del cuerpo, como el pecho o el cuello, suelen estar asociados con la confianza. En situaciones de peligro, el cuerpo tiende a protegerse; por lo tanto, cuando alguien se muestra abierto, está comunicando que no percibe amenaza o que se siente superior frente a la situación. Este gesto es común en figuras de autoridad como militares, líderes políticos o ejecutivos. En estos casos, no siempre es un movimiento consciente, sino una expresión automática de control emocional y dominio del entorno. Centeno lo explica así: “Los líderes, militares o personas con autoridad suelen adoptar esta postura sin darse cuenta, especialmente cuando quieren demostrar confianza, dominio o calma ante la tensión”.
Más allá de la postura física, el gesto de colocar los brazos hacia atrás tiene una carga psicológica importante. En términos de autorregulación emocional, Centeno afirma que este movimiento puede indicar que la persona está inhibiendo el impulso de moverse, gesticular o protegerse. Es una forma inconsciente de mantener el control sobre sí misma, especialmente en situaciones que requieren prudencia o contención. Este tipo de autorregulación es común en contextos formales, como entrevistas de trabajo, reuniones importantes o conversaciones delicadas. El gesto ayuda a proyectar una imagen de serenidad, pero también puede ocultar emociones intensas como enojo, ansiedad o incomodidad.
El análisis del lenguaje corporal no puede limitarse a un solo gesto. Como bien señala Centeno, “es muy importante mencionar que para poder analizar el lenguaje corporal, hay que tener en cuenta tanto el contexto como agrupar los gestos, no solo es analizar un gesto, sino analizar el conjunto de gestos”. Por ello, cuando se observa a una persona con los brazos hacia atrás, es necesario considerar otros elementos como:
Estos elementos, combinados con la postura de los brazos, permiten una lectura más precisa del estado emocional de la persona.
El significado del gesto varía considerablemente según el entorno en el que se presenta. Estos son algunos escenarios comunes y su posible interpretación:
Centeno resume esta idea al afirmar que "en una conversación relajada, este gesto proyecta seguridad y serenidad. En una discusión o entrevista, puede reflejar intento de mantener el control emocional. En una cita o entorno social refleja deseo de mantener distancia emocional o prudencia". El lenguaje corporal es una herramienta utilizada en diversas disciplinas, desde la psicología hasta la criminología, pasando por la grafología y el coaching. En el análisis de personalidad, observar cómo una persona se comporta físicamente en distintos contextos permite identificar rasgos como:
El gesto de colocar los brazos hacia atrás puede ser un indicador de personas que valoran el control, la estructura y la prudencia. También puede señalar individuos que prefieren observar antes de actuar, y que manejan sus emociones de forma contenida.
ÁNGELA URREA PARRA
NOTICIAS CARACOL