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El nombre de Leonardo Ramírez se ha hecho viral en los últimos días en torno al tema de la eutanasia y el profundo debate que genera. Leonardo fue un reconocido actor y presentador de televisión colombiano, cuya vida, aunque breve, estuvo marcada por el talento, su carisma y una intensa batalla contra el cáncer que lo llevó a plantear públicamente el tema de la eutanasia.
Oriundo de Bogotá e hijo de un miembro de la Fuerza Aérea Colombiana, Ramírez decidió apostarle al arte desde muy joven. Era el menor de tres hermanos, y sus hermanas fungieron como segundas madres que lo adoraban.
Desde sus días de colegio, Leonardo demostró ser un personaje multifacético, según Daniel Navas en entrevista con el programa Expediente Final. “ le gustaban hacer muchas cosas, le gustaba el deporte, le gustaba la música, le gustaba la radio, le gustaba actuar ya desde el colegio, le gustaban muchas cosas que formaron su vida como artista”. Posteriormente, estudió medios audiovisuales en la Universidad Javeriana.
Era descrito como un gran ser humano que dejó una marca especial en todo lo que tocó, un "ángel en la tierra", según María Teresa Torres, mamá de Leonardo Ramírez: “Yo digo, ¿por qué ese tumor y eso tan terrible? Pero bueno, de todas maneras, el que el que decide es Dios. Yo soy una mujer de mucha fe y él era un ángel en la tierra y ahorita hay un ángel en el cielo, en la corte celestial de ángel”.
Sus conocidos lo recuerdan como una persona extrovertida que hacía amigos de todo el mundo. Era muy simpático, guapo y espontáneo, y siempre fue visto como un referente que buscaba hacer cosas diferentes a las que hacía todo el mundo en el diario vivir.
Leonardo debutó como actor en la telenovela El día hoy y se abrió camino en teatro y unitarios de televisión. Trabajó en producciones como Padres e hijos, Francisco el matemático, Perro Amor, Hombres de Honor y La mujer en el espejo.
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Uno de los mayores logros profesionales en la vida de Leonardo ocurrió en marzo de 1999. Fue el presentador oficial del lanzamiento de City TV y, una semana después, se convirtió en el presentador del novedoso programa Mucha Música. “Eso ya era un paso muy importante en su vida profesional, porque ya inaugurar un canal, el canal de City TV y luego lo nombraron presentador oficial, presentador musical de City TV. Eso para mí era extraordinario”, sostuvo Eugenio Ramírez, papá de Leonardo Ramírez.
El programa, que se gestó en medio de una Bogotá alternativa y violenta de finales de los 90, se orientó a un público joven y permitió a Leo representar el movimiento naciente de la escena rocanrolera y alternativa del país.
Leonardo se destacó por su imagen innovadora, su voz y su naturaleza vanguardista y única. Era innovador en la moda. Su amigo, el presentador Andrés López, dijo que él se pintaba los ojos de negro, usaba gafas oscuras, vestía chalecos y sudaderas con chanclas. Además, llegó incluso a usar faldas, lo que era absolutamente vanguardista para la época e incluso la seguridad del canal lo miraba con asombro, cosa que a Leonardo no le importaba. Llegó a entrevistar a grandes figuras como Gustavo Cerati, Los Aterciopelados, Kinky y Cavas, entre otros.
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Su talento trascendió fronteras. Productores de MTV se fijaron en él, y viajó a Argentina y Perú como presentador musical, además de tener contactos con productores en México y Estados Unidos, trayendo consigo muchas amistades e ideas para el canal donde trabajaba en Colombia.
Al regresar de Argentina, una fuerte gripa se convirtió en neumonía. A los 23 años, una radiografía, dijo su papá, reveló el "monstruo del tumor cancerígeno en el mediastino”, un cáncer agresivo, cerca al corazón, que impedía la operación. “Eso para mí fue la noticia más mala que haya podido recibir en mi vida porque ya cuando dijeron que era un cáncer, lo primero que piensa uno es que va a morir”, manifestó Eugenio Ramírez.
Durante tres años, Leonardo se dedicó a combatir la enfermedad, sometiéndose a 17 sesiones de quimioterapia y 30 de radioterapia. Los tratamientos eran extremadamente costosos. Pese a que logró reducir el tamaño inicial del tumor (de 9 cm) y los médicos consideraron que estaba bajo control, la felicidad duró poco. El cáncer regresó con metástasis, afectando la parte ósea inicialmente y luego invadiendo el páncreas, el hígado, los riñones, los intestinos y los pulmones. “Eso se volvió a levantar todo en menos de 3 meses. Eso fue terrible”, dijo la mamá del actor.
El dolor físico de Leonardo fue inmenso. Estaba en cuidados paliativos, muy delgado y con el cuerpo lleno de tumores. Lloraba constantemente porque no podía resistir el sufrimiento. Tenía dolores en el pecho y las manos, le costaba orinar y defecar. A pesar de que su papá le aplicaba las dosis más altas posibles de morfina y oxígeno, el dolor era insoportable.
En medio de la angustia, Leonardo buscó alternativas de sanación, impulsado por la fe y la esperanza. Buscó médicos que inyectaban agua de mar, probó inyecciones alemanas, terapia rural, acupuntura, e incluso cayó en la estafa del veneno del escorpión azul. Aunque su cuerpo se estaba secando y desvaneciendo, él siempre mantuvo el ánimo y una sonrisa, deseando ser recordado así.
Estando remitido a cuidados paliativos, en 2002, Leonardo pidió públicamente la eutanasia. Este deseo escandalizó a Colombia, ya que era un tema delicado e ilegal en esa época. Él decía que el dolor era indescriptible y que no quería vivir más, pues sentía que era injusto tener que seguir padeciendo sin saber cuándo iba a morir.
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Aunque sus amigos médicos no pudieron ayudarlo, ya que era un delito, él usó su figura pública como plataforma para ser vocero del sufrimiento de los pacientes terminales, abogando por que el tema de la eutanasia fuera tratado a fondo en el país.
Leonardo llegó a decir que “la eutanasia es un tema que se debería tratar porque el sufrimiento de uno como paciente terminal es muy duro, muy duro”.
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A pesar de su enfermedad, cumplió sus sueños hasta el final. Participó en obras de teatro y una película. Además, realizó una misión humanitaria, visitando el pabellón de oncología del Hospital San Ignacio, dando su propio desayuno a niños de bajos recursos y haciendo terapia de risa a través de la iniciativa "Doctor Clown".
Leonardo Ramírez falleció el 22 de enero de 2003, a la edad de 26 años, en brazos de su madre, María Teresa Torres, en su casa en Bogotá. Su último deseo fue que sus cenizas fueran esparcidas en el Parque Simón Bolívar, donde tantas veces disfrutó del festival Rock al Parque.
Su madre, María Teresa Torres, escribió el libro Leo, el guerrero valiente, el cual narra la historia desde la infancia hasta su muerte y se convirtió en un ejemplo para quienes luchan contra el cáncer. Con los recursos generados por el libro, la familia fundó la Fundación Leo, que duró entre 7 y 8 años, brindando apoyo moral y económico a familias con niños y adolescentes enfermos, cumpliendo así el deseo de Leonardo de ayudar a otros.
CAMILO ROJAS, PERIODISTA NOTICIAS CARACOL
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