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Como todos los domingos, en este capítulo de Los Informantes presentamos tres grandes historias: el estremecedor relato de los padres de Jhon Fredis, patrullero del Esmad cuya vida cambió por completo tras la explosión de una papa bomba en su rostro; la historia de la madre Carmen Palacio, quien ha dedicado casi toda su vida a atender, entre el fuego cruzado, a una aislada comunidad del Chocó; y el poderoso testimonio de las gemelas trans Emma y Gabriela, quienes comparten los desafíos y barreras que enfrentan en su proceso de transición.
La vida de Jhon Fredis Rodríguez Sandoval cambió para siempre el 28 de junio de 2023. Ese día, durante una protesta en la Universidad Nacional de Bogotá, una papa bomba le explotó en el rostro mientras cumplía con su deber como patrullero del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad). Recién había cumplido 31 años y ya acumulaba 15 felicitaciones y cuatro condecoraciones en la Policía Nacional. Tras la tragedia, su vida y la de su familia dieron un giro irreversible.
“Muchas veces he soñado viendo a mi hijo levantarse de esa cama, estar en familia con nosotros como lo hacíamos cada vez que tenía la oportunidad”, contó su padre, Fredis Rodríguez.
La situación de Jhon era crítica: sufrió tres paros respiratorios y permaneció siete minutos sin signos vitales. Los médicos del Hospital de la Policía lograron reanimarlo, pero presentaba un trauma craneoencefálico severo, el pulmón derecho colapsado por la explosión, fracturas en la región cervical y graves lesiones en la mandíbula y en los tejidos blandos.
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La madre Carmen Palacio es una verdadera leyenda viva. Dejó todas las comunidades que existen y se entregó por completo a las comunidades más necesitadas del Chocó, enfrentando lo que muchos considerarían una misión imposible.
Esta monja lleva más de medio siglo lidiando con la guerra, haciendo aquello que, en muchos casos, debería ser responsabilidad del Estado: curar enfermos, rescatar heridos de ambos bandos, extraer muelas e incluso esquivar serpientes en su labor diaria.
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Esta es la primera entrevista que la madre Carmen concede a un medio nacional.
Para las gemelas Gabriela y Emma Espinosa, ser mujeres no era solo un anhelo, sino una fuerza vital que las ha definido desde siempre. Su búsqueda de identidad implicó enfrentar un mundo lleno de obstáculos, estigmas y desafíos legales y médicos. Desde pequeñas, supieron que no encajaban en el rol de género que la sociedad esperaba de ellas y, con el tiempo, asumieron con valentía su condición de mujeres trans, apoyándose mutuamente en cada paso de su transición.
“Durábamos una o dos horas. Nos arrodillábamos frente a la pared y comenzábamos a orar y rezar. Le pedíamos a Dios o a los santos que nos volvieran mujeres”, reveló Emma.
El camino hacia la transición implicó enfrentar retos legales, médicos y sociales. En Colombia, las personas trans tienen derecho a acompañamiento psicológico, hormonal y quirúrgico, pero los procesos no siempre son sencillos.
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