El encuentro tuvo lugar en París, donde el presidente Macron instó a sumar sus esperanzas en lugar de sus miedos.
El presidente estadounidense Donald Trump, el ruso Vladimir Putin, el turco Recep Tayyip Erdogan y la canciller alemana Angela Merkel, entre otros, participaron en las conmemoraciones, que alcanzaron su punto álgido en el Arco del Triunfo y concluirán con un Foro de la Paz.
Campanas de las iglesias sonaron en toda Francia a las 11:00 a.m., a la misma hora en la que hace cien años sonaron los clarines que anunciaron el alto el fuego en los campos de batalla.
La ceremonia, en la que participaron unos 70 jefes de Estado y de gobierno, se celebró en el Arco del Triunfo, al pie de la tumba del soldado desconocido, que representa a los diez millones de combatientes muertos en la Primera Guerra Mundial.
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Los mandatarios, entre ellos el presidente del gobierno español Pedro Sánchez y el rey Felipe VI, el primer ministro canadiense Justin Trudeau o el israelí Benjamin Netanyahu, llegaron bajo la lluvia a los Campos Elíseos primero en autobús y luego a pie en un cortejo presidido por Macron y Merkel.
Trump y Putin fueron por libre, el primero a bordo de su limusina blindada negra, conocida como ‘La Bestia’.
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Más de 10.000 policías y gendarmes estaban desplegados en la capital francesa para garantizar la seguridad de los mandatarios y sus delegaciones, en una ciudad bajo amenaza permanente de atentados desde 2015.
Esto no impidió que tres activistas de Femen saltaran las barreras de seguridad en los Campos Elíseos y se acercaran al convoy de Trump. Las mujeres, que fueron detenidas, iban con el pecho desnudo y llevaban mensajes como "Fake Peace Maker" o "Hypocrisy" escritos en el cuerpo".
'¡No olvidemos!'
"Sumemos nuestras esperanzas en lugar de oponer nuestros miedos", exhortó Macron en un discurso solemne y urgió a sus pares a rechazar "la fascinación por el repliegue, la violencia y la dominación" en memoria de los combatientes de la guerra de 1914-1918.
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"¡No olvidemos!", añadió el mandatario, antes de reavivar la "llama eterna" en la tumba del soldado desconocido, que conmemora a todos los soldados franceses caídos por su patria.
Después de que sonaran los clarines, en remembranza de los que hace 100 años anunciaron el alto el fuego de la Primera Guerra Mundial— los mandatarios regresaron al Palacio del Elíseo, la sede de la presidencia francesa, para un almuerzo oficial.
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Australia, Nueva Zelanda e India conmemoraron también el centenario del armisticio de la Gran Guerra, en emotivos actos en los que recordaron a los más de 150.000 militares de estos países que perdieron la vida en el conflicto.
Polonia por su parte celebró su independencia, recuperada tras la guerra en 1918, después de que su territorio estuviera repartido durante 123 años entre Rusia, Prusia y el Imperio Austrohúngaro.
Foro por la Paz
Por la tarde, los dirigentes participarán en un Foro Internacional por la Paz, cuyo objetivo es promover el multilateralismo, debilitado por las políticas de algunos jefes de Estado, como Trump.
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"No se trata solo de conmemorar el pasado sino de utilizar sus lecciones para preparar el futuro", explicó esta semana el diplomático francés Michel Duclos, que participó en la organización del foro.
Trump será el gran ausente de esta cita que reunirá durante tres días a organizaciones internacionales, empresas, oenegés y activistas, que buscarán encontrar juntos soluciones concretas a problemas transfronterizos, según dijeron los organizadores.
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En su lugar, el inquilino de la Casa Blanca, que canceló la víspera una visita a un cementerio donde descansan marines estadounidenses debido a la lluvia, tiene previsto ir al cementerio de Suresnes, donde yacen las sepulturas de 1.541 soldados americanos muertos en la Primera Guerra Mundial.
Entre los mandatarios latinoamericanos que participarán en el foro figura el presidente de Colombia, Iván Duque, y su par de Costa Rica, Carlos Alvarado.
Emmanuel Macron, Angela Merkel, el primer ministro canadiense Justin Trudeau y el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, subirán a la tribuna para defender el multilateralismo en una época marcada por un repliegue nacionalista.