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El expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, de 70 años, fue trasladado este martes 16 de septiembre desde la residencia en la que cumple prisión domiciliaria preventiva hacia un hospital privado en Brasilia tras sufrir un repentino episodio de salud que obligó a activar los protocolos de emergencia. De acuerdo con lo informado por su familia, el exmandatario presentó una crisis caracterizada por hipo persistente, vómitos y presión arterial baja. El traslado se realizó bajo custodia de los policías penales que vigilan su domicilio desde el 4 de agosto, cuando fue impuesta la medida por orden judicial ante un posible riesgo de fuga.
El primero en confirmar públicamente lo ocurrido fue su hijo, el senador Flávio Bolsonaro, quien escribió en su cuenta de X que su padre había sido llevado al hospital “por una emergencia”, acompañado por los guardias penitenciarios. En esa misma publicación señaló que su progenitor había sufrido “hipo severo, vómitos y presión arterial baja”, por lo que pidió oraciones de todos sus seguidores para que la situación no se tornara grave.
Posteriormente, el legislador conversó con periodistas a la salida del centro médico, donde explicó que el expresidente atravesó “un episodio más drástico” de sus recurrentes crisis de hipo que incluso le hicieron pasar “casi diez segundos sin respirar”. Según relató, en declaraciones recogidas por las agencias internacionales EFE y AFP, ese cuadro desencadenó vómitos y una fuerte caída de la presión, aunque aclaró que su padre llegó consciente y estaba siendo hidratado con suero intravenoso. El hijo del conocido político afirmó que se sometió a "algunos" exámenes, sin especificar cuales.
Michelle Bolsonaro, esposa del exmandatario, también recurrió a redes sociales para tranquilizar a sus seguidores y al mismo tiempo pedir apoyo. En su cuenta de Instagram escribió: “Como ya se informó, Jair se sintió mal debido a un episodio de hipo y vómitos. Le realizaron pruebas y actualmente recibe medicación intravenosa. Por favor, sigan orando por él. Gracias por su generosidad. ¡Todo estará bien!”. El mensaje de la exprimera dama se sumó al llamado hecho por Flávio para que los simpatizantes mantengan la fe en su recuperación.
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Las informaciones difundidas en la tarde del martes confirmaron que Bolsonaro pasará la noche en observación en el hospital DF Star de la capital. Su hijo detalló que, aunque estaba consciente y bajo tratamiento, “no tiene buena cara”. Al ser consultado por periodistas sobre una eventual cirugía, dijo que no cree que sea necesaria, pero aclaró que un equipo médico especializado viajaría desde São Paulo para reforzar la atención. “Espero que mañana pueda estar en su casa”, manifestó. Mientras tanto, agentes de policía se desplegaron a las afueras del centro médico, donde decenas de seguidores comenzaron a acercarse para expresar respaldo al líder ultraderechista.
El episodio ocurre en un contexto en el que los problemas de salud de Bolsonaro han sido frecuentes. El exmandatario ha enfrentado diversas complicaciones desde que 2018, durante un mitin de la campaña electoral, fue víctima de un ataque con cuchillo. Aquella agresión le dejó secuelas en el sistema digestivo que lo han llevado a múltiples cirugías y hospitalizaciones. En abril pasado se sometió a una operación prolongada para tratar una oclusión intestinal que lo mantuvo internado durante tres semanas.
Apenas el domingo anterior a esta nueva crisis, había ingresado al mismo hospital para un procedimiento ambulatorio en el que le retiraron ocho lesiones cutáneas. En esa revisión médica, los doctores también le diagnosticaron anemia. Estos antecedentes han sido utilizados por su defensa para justificar sus ausencias en las últimas sesiones de su juicio. Se debe destacar que la salida del fin de semana fue realizada con la autorización previa del magistrado Alexandre de Moraes, juez instructor de las causas del expresidente.
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La emergencia médica coincide con una semana marcada por su situación judicial. La Corte Suprema de Brasil lo condenó recientemente a 27 años de prisión tras hallarlo culpable de liderar un intento de golpe de Estado que intentó aferrarse al poder en 2022, cuando perdió las elecciones frente a Luiz Inácio Lula da Silva. El tribunal lo responsabilizó de un plan golpista, en un fallo considerado histórico, que también inhabilita a Bolsonaro políticamente. La sentencia aún no es definitiva, pues falta la resolución de las apelaciones presentadas por sus abogados y por los de otros siete excolaboradores condenados en la misma causa.
Durante este periodo de apelaciones, el exmandatario permanece en régimen de prisión domiciliaria en su residencia de Brasilia. El magistrado Alexandre de Moraes ordenó esa medida cautelar al considerar que existía un riesgo real de fuga. La decisión se adoptó después de que el expresidente viajara al exterior en varias ocasiones sin autorización judicial.
Mientras Bolsonaro espera la conclusión de su proceso, sus partidarios en el Congreso empujan por una amnistía para él y para cientos de simpatizantes bolsonaristas condenados por golpismo, cuando intentaron invadir las sedes de los tres poderes en Brasilia. El presidente Lula da Silva advirtió que existe un “riesgo” de que esa iniciativa prospere si se somete a votación en la Cámara de Diputados, por lo que llamó a sus seguidores a librar una “batalla” para evitarlo. La decisión sobre incluir o no la propuesta en la agenda parlamentaria depende en primera instancia del presidente de la Cámara.
Aunque en los últimos meses ha mostrado su interés en candidatearse a la reelección, la semana pasada Lula dio un paso atrás: "Todavía no me he definido como candidato". Con Bolsonaro condenado e inhabilitado políticamente, la derecha aún no definió su candidato.
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*Con información de EFE y AFP
LAURA NATHALIA QUINTERO ARIZA
NOTICIAS CARACOL DIGITAL.