Su madre no le creyó el abuso, la forzó a ir al altar y hasta le bordó el vestido. Tuvo su primer embarazo a los 9 años. Ocurrió en Estados Unidos.
Sherry Johnson nació en Miami y a los 5 años su familia se mudó a Tampa. Allí, como cualquier niña de su edad, disfrutaba jugar con muñeca. Amaba ir al colegio. Una vida feliz que cambió drásticamente para cuando cumplió los 8 años de edad.
“El obispo de la iglesia a la que asistía mi madre me violó... fue un trauma para mí. Yo iba para el colegio y paré en casa de una tía, en donde también vivía él. Ella no estaba; en ese momento él me forzó a entrar a su habitación”, cuenta Sherry.
En ese momento inició la pesadilla. Le contó a su madre, pero no le creyó. Otro golpe que la devastó y que dio paso a otra serie de abusos en un apartamento cercano a la iglesia a la que asistían.
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Esta valiente mujer cuenta que “a partir de allí, el esposo de mi madre empezó a abusar sexualmente de mí. Y después de eso, el diácono, que tenía llave de la iglesia, también empezó a violarme. Quedé embarazada a la edad de 9 años y di a luz a mi hija cuando tenía 10”.
A los 11 años, la pequeña Sherry fue obligada, por su madre, a casarse con el hombre que la violó. Su mamá le hizo el vestido de novia que usó.
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Lo más indignante es que la ley lo permitió. A partir de ese momento, con consentimiento de un juez, era la esposa de un hombre de 20 años.
A los 16 años ya tenía 6 hijos.
Cuando cumplió 18 años y su esposo fue arrestado por inasistencia alimentaria, ella terminó con la relación. Con los 75 dólares que el Estado le suministró, buscó un abogado para el divorcio.
Su mamá quería sembrarle temor diciendo que si se separaba no iría al cielo, pero a ella no le importó.
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Sherry Johnson logró graduarse del colegio a los 55 años. Ahora, a sus 58, dice que aunque le costó años de terapia, ya perdonó a quienes le hicieron tanto daño; incluida su propia madre, quien después de años le pidió perdón.
Creó una fundación que ayuda a niños abusados y lidera una campaña para crear conciencia sobre el horror del matrimonio infantil, por eso alza su voz y busca que casos como el suyo no se repitan.
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En el capitolio estatal de la Florida, Sherry continúa luchando porque se cambie la legislación y no permita que más niños sigan siendo abusados sexualmente bajo la figura de un matrimonio legal.
Increíblemente, solo en el estado de Florida, desde el 2001 al 2015, más de 16 mil niños contrajeron matrimonio. El 80%, niñas con hombres adultos.