Centenares de migrantes haitianos, africanos y asiáticos están retomando su ruta haciaEstados Unidos a través de la selva del Darién. Por la pandemia estuvieron varados en Necoclí , Colombia , pero ahora avanzarán hasta Panamá .
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El Estado panameño ha instalado campamentos para brindarles asistencia humanitaria. En este momento hay unos 500 migrantes allí, pero las autoridades esperan una nueva oleada de al menos 800. Llegan extenuados, con heridas y llagas en los pies.
Además del deteriorado estado físico, materialmente no tienen mucho. Arriban con lo poco que les dejaron los coyotes -que cobran entre 2.000 y 3.000 dólares por mostrarles la ruta- y los delincuentes que se encuentran en el camino.
“La selva no es buena. Los ladrones nos apuntaron con armas tres veces, se llevaron todo nuestro dinero y les dispararon a algunos”, cuenta el angolés Paulo Da Silva.
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A su vez, Ahmed Kabeer, de Sudán, afirma que “si hubiera sabido de esta ruta antes, no lo hubiera intentado porque significa que puedes morir”.
Y es que en el camino vieron fallecer a tres de sus compañeros, que cayeron por un despeñadero, cuenta Ahmed. Él huyó de su país por los conflictos internos, la corrupción y la pobreza. Primero intentó suerte en varios países de África y Oriente Medio.
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Desesperado, el año pasado logró llegar a Brasil como turista. Desde entonces ha pasado por Perú, Ecuador y Colombia ; lleva al menos 5.000 kilómetros recorridos por tierra y su sueño es llegar a Estados Unidos o Canadá.
Lleva una cicatriz en la pierna y, aunque cojea, completó su travesía de cinco días por la selva.
“Estoy feliz de que me estoy acercando, pero la felicidad estará completa cuando llegue a Estados Unidos, hasta ahora creo que llevó el 70% de esta larga travesía”, dijo.
Ahora deben esperar que los países de Centroamérica abran sus fronteras para continuar su travesía hacia al norte. Los alienta la esperanza de la llegada del gobierno de Joe Biden, pues saben que no hallarán las puertas abiertas, pero aspiran a encontrar, al menos, un poco más de compasión.
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