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Un caso que ha conmocionado a la comunidad de Morley, Inglaterra, salió a la luz tras la difusión de imágenes perturbadoras en las que se observa a Ina Priestly atacando brutalmente a su vecina Sue Varley, de 68 años, mientras esta salía de su casa junto a su nieto de apenas cuatro años.
El hecho ocurrió el pasado 6 de febrero, cuando Priestly salió con una tetera humeante y lanzó agua hirviendo sobre Sue y el pequeño, que en ese momento estaba sentado en el andador de su abuela. La víctima sufrió graves quemaduras en el rostro y el cuero cabelludo, mientras los gritos de desesperación llenaban la calle.
“Tenía mucho dolor y lloraba por mi nieto. Ella lo hizo aun cuando él estaba sentado en mi andador. Pudo haber resultado herido, pero no sé cómo no lo fue. Tiene mucha suerte”, relató Sue aún conmovida por lo sucedido.
El niño resultó ileso gracias a la protección del abrigo de invierno y las gafas que llevaba la víctima, que evitaron daños aún más graves. Sin embargo, Sue desarrolló ampollas severas en la cara, una oreja escaldada y la pérdida temporal de la visión en un ojo. Los paramédicos temieron incluso que el shock le provocara un ataque cardíaco. “Cuando llegó la ambulancia, tuvieron que meterle la cabeza bajo la ducha. Pensaron que iba a entrar en shock y provocarle un infarto”, contó su hija, Donna, de 35 años.
El ataque sorprendió a todos, pese a que entre ambas familias habían existido pequeñas disputas vecinales en el pasado. “Creo que los problemas empezaron cuando era adolescente por pequeñas disputas como por las vallas, que uno considera patéticas. Nunca llegaron a llevarse bien”, explicó Donna.
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“Cuando vi el vídeo lloré al instante. No puedo escucharlo con sonido. Cualquiera que conozca a mi madre sabe que es la persona más amable que jamás conocerás. Me rompe el corazón”, agregó, describiendo el trauma que ahora vive su familia. Sue, por su parte, asegura que desde entonces su vida cambió para siempre: “Ha estado teniendo flashbacks e incluso necesitó pastillas para dormir porque dondequiera que iba podía ver a Ina con una tetera”.
Lo que más indignación ha causado es que Priestly, pese a declararse culpable de daños corporales reales, evitó la cárcel. Un tribunal le impuso una orden comunitaria de dos años, durante la cual deberá cumplir 25 días de actividades de rehabilitación, además de una orden de restricción que le prohíbe comunicarse con Sue.
“Estoy enojada por la sentencia. Me desconcierta que la hayan dejado salir”, expresó Sue tras conocer la decisión judicial. Su hija fue aún más contundente: “Saber que alguien hizo eso y salió libre me pone furiosa. Mi madre todavía tiene que andar por ahí, mirando por encima del hombro. Es un desastre paranoico. ¿Dónde está la justicia en esto?”.
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Tras el ataque, Donna decidió instalar cámaras de seguridad en la vivienda por miedo a que su madre vuelva a ser víctima de persecución. Mientras tanto, la familia busca reconstruir la normalidad en medio del trauma y las cicatrices físicas y emocionales que dejó el ataque.
MARÍA PAULA GONZÁLEZ
PERIODISTA DIGITAL DE NOTICIAS CARACOL