
Una Junta de Revisión de California negó la solicitud de libertad condicional a los hermanos Menéndez. Ambos permanecerán en prisión cumpliendo la pena de cadena perpetua por el asesinato de sus padres en 1989. Durante la audiencia, una de las comisionadas del panel estatal dijo que los asesinatos cometidos por los Menéndez el 20 de agosto de 1989 muestran "un notable nivel de inestabilidad y odio hacia el otro", por lo que se consideró negar la solicitud de Lyle para obtener una medida sustitutiva.
El caso Menéndez, uno de los más mediáticos en la historia judicial de Estados Unidos, ha sido objeto de múltiples análisis, documentales, y recientemente, una serie de Netflix que reavivó el interés público. Sin embargo, ni el arrepentimiento expresado por los hermanos ni el apoyo de familiares y celebridades como Kim Kardashian fueron suficientes para convencer al panel de revisión.
Lyle recibió la negativa, la misma respuesta que recibió su hermano, Erik, el pasado 21 de agosto. Ambos continuarán pagando su condena en la correcional de Richard Donovan, ubicada en San Diego, California, a pocos kilómetros de la frontera con México. La familia de los Menéndez dijeron, en un comunicado, que están "decepcionados" por la decisión de la junta de revisión, pero que seguirán buscando las medidas legales para lograr su liberación y esperan que los recursos presentados sean revisados por otro tribunal en la ciudad de Los Ángeles.
Un crimen que sacudió a Estados Unidos
El 20 de agosto de 1989, José y Kitty Menéndez fueron asesinados a tiros en su mansión de Beverly Hills mientras veían televisión. Sus hijos, Lyle (21 años) y Erik (18), confesaron posteriormente haber cometido el crimen. En los juicios celebrados en los años 90, la defensa alegó que los hermanos actuaron en defensa propia tras años de abuso sexual y psicológico por parte de su padre, un poderoso ejecutivo de la industria del entretenimiento.
La Fiscalía, sin embargo, presentó a los hermanos como jóvenes privilegiados y codiciosos que planearon meticulosamente el asesinato para heredar la fortuna familiar. Tras el crimen, gastaron más de 700.000 dólares en lujos como relojes Rolex, autos deportivos y viajes, lo que levantó sospechas entre los investigadores.
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Los hermanos fueron juzgados dos veces. El primer juicio terminó sin veredicto, pero en el segundo, celebrado en 1996, fueron condenados a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. Durante años, el caso quedó en el olvido, hasta que nuevas pruebas, movimientos en redes sociales y cambios legislativos en California permitieron reabrir el debate sobre su condena.
En mayo de 2025, un juez redujo sus penas a un mínimo de 50 años con posibilidad de libertad condicional, citando el enfoque evolutivo del estado hacia los delincuentes juveniles y sobrevivientes de abuso. Esta decisión abrió la puerta a las audiencias celebradas esta semana, que finalmente concluyeron con la negativa a su liberación
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Las audiencias de libertad condicional se extendieron por más de diez horas cada una. Lyle Menéndez, considerado el hermano dominante, expresó su arrepentimiento: “Nunca podré compensar el daño y el dolor que causé a todos los miembros de mi familia. Lo siento mucho por todos y lo lamentaré para siempre”. Sin embargo, su historial en prisión, que incluye el uso ilícito de teléfonos celulares, fue citado como evidencia de que aún infringe normas y representa un riesgo.
Erik, por su parte, se mostró emocional al recordar el momento del crimen. “Solo quiero que mi familia entienda que lamento profundamente lo que les he hecho pasar desde el 20 de agosto de 1989 hasta hoy”, dijo. Su evaluación de riesgo lo catalogó como una amenaza “moderada” para la sociedad. Ambos hermanos han participado en programas educativos y de rehabilitación en prisión, pero también han sido sancionados por posesión de contrabando, peleas y otras infracciones. Estos antecedentes pesaron más que sus esfuerzos de redención ante la junta de revisión
EFE
ÁNGELA URREA PARRA
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