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Oppenheimer y los 80 años del horror de sus bombas nucleares, "Little Boy" y "Fat Man"

J. Robert Oppenheimer fue el físico teórico que lideró el Proyecto Manhattan, en el que se desarrolló la creación de las bombas atómicas que terminaron con la vida de miles de personas en Hiroshima y Nagasaki en 1945.

Oppenheimer y los 80 años del horror de sus bombas nucleares, "Little Boy" y "Fat Man"
Los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki en 1945: ¿cuántas personas fallecieron? -
AFP

Se cumplen 80 años del horror que dejó el lanzamiento de las dos primeras y únicas bombas nucleares detonadas contra seres humanos en la segunda guerra mundial, un escenario devastador que sólo trae recuerdos de dolor, siendo uno de los episodios más oscuros de la historia de la humanidad, pero, ¿quién fue el hombre detrás de esta trágica invención?.

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J. Robert Oppenheimer nació en New York un 22 de abril de 1904, en el seno de una próspera familia judía proveniente de Alemania. "Oppie", como era conocido, se codeó con las mentes científicas más grandes de su tiempo, contribuyendo a la teoría cuántica. Más allá de la ciencia, su intelecto se extendía a las humanidades, aprendió sánscrito y estudió religiones, absorbiendo textos como el Bhagavad Gita que influyen su perspectiva sobre el deber y el desapego. Su carácter complejo, una mezcla de fragilidad nerviosa, ambición desmedida y un carisma innato para inspirar, lo hacía un "enigma" para quienes lo conocieron. En Inglaterra, donde de enfrentó a problemas de salud mental, de acuerdo con la BBC, Oppenheimer fue diagnosticado con psicosis, una enfermedad que jamás fue tratada.

¿Cómo se hizo la bomba nuclear?

Cuando Estados Unidos se unió a los Aliados en 1941, Oppenheimer fue reclutado para el Proyecto Manhattan, con el objetivo de desarrollar un arma atómica. Su conocimiento y liderazgo impresionaron a sus superiores. En 1942, el Ejército de EE. UU. lo designó para dirigir el laboratorio ultrasecreto en Los Álamos, Nuevo México, un lugar que él mismo sugirió por su amor al suroeste americano y su rancho en la zona. Allí, supervisó a varios trabajadores, reuniendo e impulsando a las mentes más brillantes de la física para dar vida a lo que años después se iba a convertir en uno de sus mayores arrepentimientos.

El 16 de julio de 1945, la primera explosión nuclear del mundo, apodada "Gadget", tuvo lugar en el campo de pruebas Trinity, al sur de Los Álamos. Fue un momento de tensión máxima porque los científicos creían que la bomba marcaría el futuro del mundo y que podría poner fin a la Segunda Guerra Mundial, evitando combates contra Japón. La detonación, con una fuerza equivalente a 21 kilotones de TNT, eclipsó el sol y generó una onda expansiva sentida a 160 kilómetros de distancia. Luego de esta detonación, surgió la ya recordada frase del texto hindú Bhagavad Gita: "Ahora me he convertido en la muerte, el destructor de mundos".

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Menos de un mes después de Trinity, y cuando los científicos fueron apartados del proyecto que ahora estaba en manos del Ejército, el 6 y 9 de agosto de 1945, Estados Unidos lanzó las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, causando al menos 110,000 muertes y una devastación sin precedentes, comenta National Geographic. Aunque la noche del bombardeo de Hiroshima fue aclamado por sus colegas en Los Álamos y lamentó que la bomba no hubiera estado lista para utilizarse contra Alemania, la euforia inicial pronto dio paso al horror por la pérdida de vidas civiles entre los científicos. Semanas después, Oppenheimer advirtió al Secretario de Guerra que la seguridad nacional no podía depender sólo de la ciencia, sino de hacer "imposibles futuras guerras". A pesar de defender inicialmente el Proyecto Manhattan como necesario para comprender las posibilidades de la ciencia nuclear, su conciencia moral se intensificó. Llegó a decir al presidente Harry Truman: "Siento que tengo sangre en las manos".

Oppenheimer dedicó gran parte de su vida posguerra a abogar por la disuasión nuclear. Se opuso activamente al desarrollo de la bomba de hidrógeno, una versión más potente, y propuso que Estados Unidos debería explorar otros usos pacíficos de la energía atómica, como la generación de energía. Estas posturas le valieron enemigos políticos y lo catalogaron como un simpatizante de la Unión Soviética, en una era de movimientos anticomunistas durante la Guerra Fría. Oppenheimer nunca volvió al servicio gubernamental, pero continuó dando conferencias sobre ciencia y ética y fundó la Academia Mundial de las Artes y las Ciencias hasta su fallecimiento en 1967 por cáncer de garganta. Durante su vida mantuvo un equilibrio entre el orgullo por el logro técnico y la culpa por sus devastadoras consecuencias.

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ANDRÉS ADAMES
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