Se reunieron durante 57 minutos en lo que significó la primera visita del presidente francés a la Santa Sede.
Francisco recibió a Macron en la sala del Tronetto, la antesala de la biblioteca, donde se producen las reuniones privadas, con una gran sonrisa y diciéndole "bienvenido", a lo que el presidente en francés contestó "muchas gracias".
Después sentados ante el escritorio, frente a frente, el papa aguardó la salida de los periodistas para comenzar la reunión y solo se escuchó que presentaba al monseñor que haría de interpreté explicando que había estado muchos años en África.
Macron había llegado al Vaticano recorriendo la avenida de la Conciliazione con un convoy de unos 30 coches, entre vehículos oficiales y de las fuerzas de seguridad e incluso una ambulancia.
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A su llegada al patio de San Damaso fue recibido por el prefecto de la Casa Pontificia, monseñor George Gaenswein, quien le acompañó junto con la delegación a los apartamentos pontificios recorriendo algunas salas del palacio apostólico.
Macron llegó acompañado de su esposa, Brigitte, que llevaba un vestido negro, pelo recogido y sin velo y formaban parte de la delegación de unas 15 personas: el ministro del Interior, Gérard Collomb, y el titular para Europa y de Asuntos Exteriores, Jean-Yves Le Drian, entre otros.
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Mantuvieron una larga reunión, con la ayuda del intérprete, de casi una hora y después se realizó la ceremonia de la presentación de la delegación y del intercambio de regalos.
Macron entregó a Francisco una antigua edición del libro ‘Diario de un cura rural’ de Georges Bernanos, mientras que el pontífice le regaló el medallón que representa a San Martín de Tours, patrón de Buenos Aires y que dio su manto a los pobres.
Un símbolo del amor hacia los más desfavorecidos y un presente que suele entregar a muchos mandatarios en las audiencias privadas, así como los documentos que ha escrito.
El papa se mostró siempre sonriente y muy cordial con el presidente francés a quien despidió cogiéndole ambas manos con cariño.
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El presidente francés mantuvo antes de la reunión con el papa un desayuno de trabajo con los dirigentes de la asociación católica Comunidad de San Egidio, muy comprometida con los inmigrantes, los más desfavorecidos y en la resolución de conflictos.