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La ciudad de París se despertó el pasado domingo, 19 de octubre, con la noticia de un asalto al corazón de su patrimonio cultural. El Museo del Louvre, el más visitado del mundo, fue el escenario de un robo que duró apenas siete minutos, dejando a Francia con una pérdida que las autoridades calificaron de "incalculable" por su valor histórico y patrimonial.
El incidente ocurrió alrededor de las 9:30 de la mañana en la Galería Apolo, poco después de que las puertas del museo hubieran abierto, cuando un grupo compuesto por cerca de cuatro ladrones logró ingresar al recinto y en solo siete minutos robar diferentes artículos para, posteriormente, huir en dos motos a plena luz del día.
Las autoridades y expertos han coincidido en que el valor de las piezas sustraídas es "incalculable" desde una perspectiva patrimonial e histórica. Sin embargo, el registro de adquisiciones del museo revela que Francia invirtió millones de euros para asegurar la conservación de estos tesoros. El presidente francés, Emmanuel Macron, calificó el hurto como "un ataque a un patrimonio que apreciamos porque es nuestra historia".
Una vez que los asaltantes entraron a la Galería Apolo, donde se exhiben los diamantes de la corona de Luis XIV, se utilizaron discos de corte para fracturar dos vitrinas de alta seguridad. Según las fuentes policiales, los asaltantes lograron amenazar a los guardianes del museo, quienes cumplieron con el protocolo de seguridad y evacuaron a los visitantes de la sala para evitar cualquier peligro. Tras sustraer nueve artículos preciosos, los ladrones huyeron.
La pregunta inmediata que surge tras un robo de esta magnitud es el valor monetario del botín. El ministro del Interior francés, Laurent Núnez, destacó que las piezas robadas poseían un "valor patrimonial e histórico incalculable". El experto en recuperación de arte Arthur Brand calificó el suceso como un "desastre nacional" para Francia, dado que las piezas representan el "orgullo natural" del país.
Si bien el valor histórico es inestimable, los registros del Louvre ofrecen una ventana al valor material que el museo pagó por algunas de las piezas recientemente. Entre los objetos sustraídos se encuentra un collar y unos pendientes de esmeraldas y diamantes. Este conjunto, regalado por Napoleón a su segunda esposa, María Luisa de Austria, en 1810, fue elaborado por el joyero François-Régnault Nitot e incluye 32 esmeraldas y 1.138 diamantes. El collar y los pendientes, conservados en su forma original, fueron adquiridos por el Louvre en 2004 por una suma estimada de 3,7 millones de euros, equivalentes a 4,3 millones de dólares en la época.
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Otro objeto robado es un broche de lazo de plata, oro y diamantes que perteneció a la emperatriz Eugenia. Esta pieza, originalmente parte de un cinturón de 4.000 piedras, fue readquirida por el Louvre en 2008 por 6,72 millones de euros, más de 10 millones de dólares en ese entonces. Otros tesoros que desaparecieron incluyen una diadema de zafiros de Ceilán adornada con 1.083 diamantes, y la diadema de perlas de la emperatriz Eugenia, compuesta por 212 perlas y 1.998 diamantes.
A pesar de la precisión y rapidez del asalto, los ladrones cometieron un error crucial: perdieron una de las joyas cerca del recinto. Se trata de la corona de la emperatriz Eugenia, una pieza de oro adornada con 1.354 diamantes y 56 esmeraldas. El objeto fue hallado dañado y está siendo examinado por las autoridades.
Expertos en recuperación de arte han indicado que, debido a que estas piezas son históricamente muy reconocibles, es altamente probable que los delincuentes no busquen venderlas enteras. La hipótesis principal de la fiscalía es que el robo fue ejecutado por un encargo de un coleccionista o, más probablemente, para desmantelar las joyas, fundir el oro y la plata, y vender las piedras preciosas por separado.
La investigación, a cargo de la Brigada de Represión del Bandolerismo, apunta a que los ladrones realizaron prospecciones previas, lo que sugiere un alto grado de planificación. Este incidente ha revivido las denuncias de empleados del Louvre, quienes advirtieron sobre la falta de personal, especialmente en seguridad, meses antes del robo.
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El Louvre, el museo más visitado del mundo, permaneció cerrado el día del incidente. Mientras la policía francesa trabaja para que tanto los autores como los bienes robados serán localizados "muy rápidamente".
ANDRÉS FELIPE ADAMES RESTREPO
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