La disputa voto a voto entre Donald Trump y Joe Biden por la Presidencia de los Estados Unidos tiene otros antecedentes, particularmente en los últimos 20 años.
En el 2000, Florida, estado que históricamente vota republicano, fue escenario de una gran pelea por la Casa Blanca entre George W. Bush y Al Gore, tras meses de polarización social y política por el caso de Elián González, el niño que a finales de 1999 llegó a Estados Unidos desde Cuba, en un viaje donde murió su madre.
La política del Gobierno de Bill Clinton, sumada a las posturas dubitativas de Gore, hizo que el demócrata viera reducida drásticamente la simpatía entre los votantes, principalmente en los cubano-estadounidenses, que tienen un peso significativo en Florida.
La noche de elecciones daban la victoria a Al Gore, pero, en un inesperado cambio, George W. Bush terminó ganando el estado por una mínima diferencia.
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El caso terminó en los tribunales de la Florida, los cuales determinaron, tras 36 días, que Bush había ganado por 537 votos sobre su oponente demócrata. Al Gore pidió un recuento, pero la Corte Suprema de Justicia no lo avaló.
En las elecciones de 2016 , la candidata demócrata, Hillary Clinton, había conseguido un mayor número de votos que su rival republicano, Donald Trump, pero, en un momento de los comicios, perdió los estados claves.
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Más de dos meses después de la jornada electoral, y ya con Trump en la Casa Blanca, los datos otorgaron a Clinton más de 2.8 millones de votos que al nuevo presidente. Clinton acumuló 65.844.954 y Trump, 62.979.879.
Finalmente, Clinton perdió los votos de los colegios electorales que necesitaba y Donald Trump se quedó en la Casa Blanca.