Lleva la política en la sangre, ha sido concejal y senador y ahora Carlos Fernando Galán tiene por delante el mayor reto de su vida: asume la Alcaldía de Bogotá después de haberlo intentado tres veces. Tiene el cuero curtido y ha hecho la tarea para no defraudar a un electorado que lo ve como una esperanza. Bogotá es tan grande como sus problemas que tampoco se resuelven de la noche a la mañana, por eso no ve la hora de empezar muy temprano el 1 de enero de 2024 porque no hay tiempo que perder. Así es el menor de los Galán y ahora el Alcalde Mayor.“Él era fanático de los deportes, fanático así obsesionado con los deportes, era hincha de Millonarios, si es que nadie es perfecto, hincha del Bucaramanga también, pero recuerdo pues de la Selección Colombia, obviamente el ciclismo le apasionaba impresionante, era fanático de Lucho de Lucho Herrera, de Fabio Parra, fanático, le gustaba montar en bicicleta”. Carlos Fernando Galán tenía solo 12 años, era un niño, cuando mataron a su papá, por eso cuida bien cada recuerdo, cada memoria, de la poca vida que pudieron pasar juntos y aunque han pasado ya 34 años y él es no solo un hombre hecho y derecho, sino que es el recién elegido Alcalde Mayor de Bogotá con una votación contundente.“El escrutinio subió a 1.499.000 nos faltaron alrededor de 250 votos para el millón y medio, pero es una votación muy cerca del 50%, en términos porcentuales la segunda más alta que ha habido en Bogotá después de Antanas Mockus en su primera lección. Ahora sí, por fin, después de tres intentos”. La tercera es la vencida. Antes de entrar en la política pura y dura volvimos a la figura de su padre, a su ausencia y a su asesinato que lo marcó y que cambió también la historia de Colombia.Las imágenes las hemos visto millones de veces, la tarima, el tiroteo, el pánico, el desorden y luego el silencio. Luis Carlos Galán fue también tres veces candidato, él a la presidencia, y cuando era casi un hecho que llegaría a la Casa de Nariño fue asesinado a tiros por sicarios mandados por Pablo Escobar antes de dar un discurso en Soacha, Cundinamarca. “Inmediatamente salimos, nos pusimos una sudadera, lo que fuera, cuando íbamos saliendo Lucy llegó en su carro y nos dijo ‘hablé con Clara Cuéllar que estaba en Soacha y me dice que él no estaba herido en la cabeza, está vivo, pero no es grave’, eso pensamos y eso nos dio cierta tranquilidad un poco. Después de correr por unos pasillos larguísimos del Hospital de Kennedy, salió un médico, nos preguntó si éramos la familia, nos sentó y dijo ‘no hay nada que hacer, ya falleció’.
Aunque la vida pública deja muy poco espacio para la vida privada; los dolores y las alegrías en la intimidad, Claudia López tuvo la fortaleza de afrontar una pérdida muy dolorosa en medio de una ciudad en caos. Se secó las lágrimas, se arremangó el pantalón y con el temperamento que la ha caracterizado siempre termina su Alcaldía permeada por la pandemia y afectada por otros virus resistentes como la inseguridad y la inmovilidad, pero se va satisfecha.“Y eso fue durísimo porque eso fue en diciembre del 2020. Yo de hecho le dije Angélica ‘yo no me quiero lanzar a la Alcaldía porque no se puede tener todo mi vida, o tenemos este trabajo o tenemos una familia, pero las dos cosas van a ser difícil conciliarlas y Angélica me dijo ‘¡ay! Claudia por favor, todas las mujeres de Colombia trabajan y son mamás, pues este es un trabajo, será un trabajo muy difícil, pero pues igual vamos a trabajar y vamos a hacer nuestra familia’. Finalmente, me convenció y me metí en esto”.A esta mujer nos acostumbramos a verla fuerte, enérgica, firme. Claudia Nayibe López Hernández fue la primera mujer elegida alcaldesa de Bogotá, la primera de la comunidad LGBTIQ+, que sin dobleces ha vivido abiertamente su condición de mujer lesbiana, gerente y líder indiscutible en el segundo cargo más relevante de Colombia y es muy raro verla así: vulnerable y sensible hasta las lágrimas. “Y yo desde el día uno le dije al médico ‘yo tengo una enorme ilusión de ser mamá, pero yo lo único que estoy en la vida es bien casada, así que mi prioridad es Angélica, que Angélica esté bien, que ella no tenga ningún riesgo, si usted me asegura que podemos hacer esto y ella va a estar bien con mucho gusto, avanzamos, sino no’. Hicimos varios intentos, pero no es fácil, no es fácil y finalmente en diciembre del 2020 qué vamos embarazadas”.Claudia llevaba un año en la Alcaldía y con mucha prudencia ella y su esposa Angélica Lozano la concejal y la congresista que ya el país conoce muy bien, intentaban quedar en embarazo, pero no eran tiempos fáciles para nadie, con el COVID, el mundo se puso de cabeza. “Nos vamos a tomarnos cinco días de vacaciones y cuando ya esté un poquito más consolidado les contamos. Todo el mundo me hizo un escándalo que, porque me había dado de vacaciones, pues yo no había contado porque pues era una cosa íntima y todavía estaba empezando apenas. Fue tal el escándalo, suspendimos las vacaciones y al mes perdimos el bebé desafortunadamente y fue un golpe tan duro que yo no puedo lidiar con la pandemia, la Alcaldía y un duelo”.Y ese capítulo triste y tan íntimo las marcó a las dos y no solo por la pérdida, también porque los planes de ser mamás cada día se ven más lejanos: “En estos cargos o trabajo o vida, pero las dos cosas no fueron posibles. Lección de estos trabajos: aquí no hay vida”.Un trabajo que va llegando a su final, le quedan un mes y cinco días como alcaldesa. Cuatro años agotadores y muy retadores que la pusieron a prueba.
Ninguna democracia es perfecta, pero hay que defenderla y estar vigilantes porque se puede ir erosionando hasta convertirse en un régimen totalitario donde no se puede ni hablar como en Nicaragua, de la mano de Daniel Ortega, que terminó amarrado al poder encarcelando a sus rivales políticos y persiguiendo hasta a los sandinistas, con los que alguna vez tumbaron a otro tirano. Los Informantes siguió el rastro de los exiliados y el drama de vivir en el limbo.“Pero iba con un terror, yo sentía que cada vez me hacía más chiquito, yo soy chaparrito y es que ese lugar es enorme y escuchaba ruido de gente que estaba detrás de esos portones, llego y voy caminando así cabeza abajo y de repente me voltean bruscamente hacia un portón negro, me dicen ‘quítate la ropa’, me abrumaba y tenía miedo incertidumbre de qué pasaba con mi familia”. “El régimen te quiere quebrar moralmente, te quiere desmoralizar, entonces parte de tu lucha es que no te desmoralicen, es decir, mantener una moral alta, mantener todo el compromiso alto”.Encarcelados, perseguido o exiliados, en un limbo migratorio y existencial, muy lejos de su familia de sus amigos y de su país, uno en Estados Unidos y otro en Colombia, como si fueran apátridas o traidores de la patria, así terminaron Alex Hernández y Douglas Castro, dos jóvenes defensores de la democracia Nicaragua por levantar la voz en contra del régimen de Daniel Ortega.“A nosotros nos acusa de traición a la patria, de difundir noticias falsas, todo en el marco de estas nuevas leyes que ellos hicieron en la última andanada represiva del 2020, pero es bastante ambigua porque no te dicen por qué traicionar a la patria, lo que se entiende que traicionar a la patria es no rendirle pleitesía o no apoyar al régimen de Daniel Ortega”.“Dos veces preso, estuve exiliado, perdí mi carrera, perdí mi familia, mi nacionalidad, de las cosas que más me ha dolido”. Alex venía de una familia sandinista que apoyaba Ortega desde que tumbaron juntos al dictador Anastasio Somoza, pero los abusos del régimen lo alejaron de su familia y lo llevaron a marchar en contra de un gobierno que llevaba 13 años y dos reelecciones perpetuándose en el poder. “Hay un quiebre ahí bastante difícil, pero eso no ha impedido que ya asumiese la responsabilidad y los riesgos que conllevan separarse de una ideología equivocada y buscar transformar el país”.Douglas estaba felizmente casado con una colombiana, venía de un pueblito chiquito y soñaba con seguir avanzando en su carrera académica como profesor universitario, pero tampoco pudo quedarse callado cuando empezó a ver como el régimen silenciaba unas protestas, golpeado hasta los ancianos y causando la muerte de varios de sus manifestantes que empezaron a exigir la salida de Ortega del poder y de su esposa vicepresidenta.“Para explicar un poco el estallido social de Nicaragua, dejó más de 350 muertos, es considerado la ola de protestas más grande en la historia de Nicaragua, solo comparada con insurrección del 79 que dio al traste con la dictadura somocista. Los nicaragüenses, estamos más que convencidos de que el proyecto es que Daniel Ortega le dé el poder a Rosario Murillo y después está se lo dé a Laureano y no sabemos a quienes más de su familia, porque eso nos regresa al momento del somocismo”.
Mikhail Krasnov tiene los ojos claros, acento eslavo y ganas de ser el alcalde de Tunja. Cree que es un buen presagio que su cumpleaños sea el 6 de agosto, el mismo día que cumple años la ciudad. Los Informantes conoció al profe como le dicen y no es cuento, el ruso se puso de ruana su campaña política.“La única maquinaria que yo tengo es sumercé, es usted, usted y usted; juntos le vamos a ganar a los de siempre, a toda la plata. ¿Quiénes son los de siempre? Los de siempre son los políticos tradicionales, todos los que ven la política como un negocio es la política tradicional: invertir, sacar”. El candidato ruso que quiere ser alcalde de Tunja les madrugó a sus contendores. Su nombre es Mikhail Krasnov, pero acá es un vecino más, eso sí con un fenotipo poco boyacense. Como es profesor universitario y anda a pie, todo mundo lo llama simplemente ‘el profe’ o así, tal cual, ‘el ruso’.“¿Ha conocido a más rusos acá? Sí, pero todos son de la construcción, son compatriotas, pero rusos de Rusia no. Vote por Mikhail porque los rusos sí saben construir”. Así que no es un ruso de la construcción, aunque ha hecho de esa broma un eslogan de campaña. Pero basta conocerlo un poco para admitir que tampoco es un ruso caído en paracaídas a la campaña.“¿A usted le propusieron, o usted decidió, ser candidato a la alcaldía de Tunja? No, no, no, yo decidí esto. ¿Por qué? Porque soy tunjano nacido en el exterior”. No es carreta. Desde hace años Mikhail no solo tiene cédula de ciudadanía colombiana, sino también libreta militar. Además, tiene ruana, esperanzas desmedidas por la Selección Colombia, y sabe dónde ponen las garzas. Atrás dejó Alemania donde estudio economía en la Universidad Humboldt de Berlín, y su ciudad natal Sarátov, en Rusia, donde nació hace 45 años.“Entonces yo vine por intercambio como un estudiante y toda mi vida en Colombia empezó en la UPTC, en la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, que es la pública de Boyacá. ¿Qué le enamoró de Tunja? A estas alturas es difícil de decir, simplemente al tercer día yo escribí el correo a los amigos diciendo que a mí me va a costar salir de este país porque me siento muy a gusto”. Y fue nada más instalarse en Tunja para saber que la llamada ciudad ‘altar de la patria’ cumple años el mismo día que él. Toda una predestinación, dice.“Quería subir al centro y mi cumpleaños en la alcaldía, arriba, y estaban ahí letras gigantes diciendo “feliz cumpleaños” ¿sí? obviamente yo no pensé que fueran para mí, pero pregunté y que “Tunja cumple el mismo día”, y yo tomé foto y entonces pues se la mandé a mis amigos diciendo así “mire que me hicieron acá en Tunja”. De eso hace ya 15 años, ahora Mikhail es más chimchombiano que muchos.“Yo soy reservista del Ejército colombiano hasta 2028 y tercera línea. ¿Hace cuánto sacó la cédula? 25 octubre de 2021”. Y no es solo cuestión de papeles. El Profesor siente auténtico respeto y cariño por esta tierrita. Le duele el país.
Precisamente porque Venezuela ya no es noticia mundial todos los días no podemos olvidar que el país vecino sigue atravesando una de las crisis humanitarias más graves del continente con un gobierno autoritario y dogmático. El intento de Juan Guaidó de recomponer la democracia con la figura de presidente interino fracasó y en cambio terminó convertido como tantos otros venezolanos en un inmigrante más. Rompe su silencio y habla lejos de su tierra después de haber huido por la frontera.“Imagínense una gran avalancha de lodo, de tierra, piedras, arrasando todo a su paso se hablan de hasta 40 mil personas desaparecidas en todo el Estado, compañeros de clase perdieron la vida, amigos del colegio, vecinos, incluso nos despedimos en ese momento y empezar al día siguiente en un lugar nuevo con la incertidumbre no saber dónde vas a estudiar, la incertidumbre no saber cómo vas a vivir, de dónde está tu familia”. El 15 de diciembre de 1999, Venezuela sufrió una de las peores tragedias de su historia, una avalancha de agua, lodo y piedras rodaron de las montañas a la costa y sepultaron La Guaira. Las cifras varían, pero hay informes que hablan de hasta 30.000 muertos. Ahí nació y vivió Juan Guaidó hasta ese día, tenía 16 años, pero lo recuerda muy bien porque su vida nunca volvió a ser la misma.“Uno sale sin querer salir, estás un día en el colegio estaba en ese momento a punto de graduarme de bachiller y bueno el otro día tuve que irme”. Así fue, el agua acabó con todo, menos con su espíritu luchador o precisamente han sido los golpes lo que han forjado su carácter. “Ese momento de La Guaira obviamente marcó en mi vida, nunca perdimos el optimismo, las ganas de trabajar ganas, de echar pa´ lante, evaluándolo hoy, viéndolo en retrospectiva, viendo hacia atrás, creo que me metí en política por eso, pero en ese momento quería regresar a mi pueblo y lo que estaba haciendo el gobierno en ese momento, Chávez rechazó incluso ayuda internacional, por cierto, dilapidaron grandes fortunas y nunca la recuperaron”. El mismo día de la tragedia, hace 24 años, el recién elegido presidente Hugo Chávez convocó a elecciones para votar en referéndum la Constitución con la que consagró el triunfo de su revolución bolivariana.Juan Guaidó era un pelado carismático que creció ahí en medio de esa agitación política. “Tenemos que poner nuestro grano de arena”. Y entonces el hijo de un taxista empezó a hacer política mientras estudiaba Ingeniería Industrial. “Yo soy el hermano mayor, el nieto mayor y un tío es el que terminó financiando mis estudios, cuando me gradúo entro en una empresa privada, renuncio para dedicarme a de lleno al servicio, a la política, bueno, hubo debate en la casa, ya era un momento difícil en Venezuela en materia de derechos civiles, libertad de expresión, la censura que marcó muy claramente el carácter de Hugo Chávez. Tenemos una frase en la universidad muy clara ‘los derechos no se mendigan o se piden, se defienden y se exigen’, entonces eso también marcó una ruta importante que tiene un momento cuando cierran Radio Caracas Televisión”.
Juan Fernando Petro se parece mucho a su hermano mayor, aunque han tenido diferencias son muy unidos porque nacieron con una especie de autismo, el síndrome de Asperger, que ambos les ha traído inconvenientes y que dice Juan Fernando explicaría mucho o excusaría el comportamiento y el talante del presidente. Los Informantes habló con él de la salud del presidente, de las intimidades dentro y fuera del Pacto Histórico, de los conflictos familiares y de paso se metió con el ELN, el clan del Golfo y Francia Márquez fue soltando datos, algunas chivas y hasta recordó ese día en que su hermano dijo en una plaza pública que iba a ser guerrillero. Así habla el gran hermano.“Cuando jóvenes éramos personas muy divertidas, cuando empezó la adolescencia hubo un cambio brutal tanto en él como en mí. Mi papá nos llevó al psicólogo y el psicólogo dijo que teníamos el síndrome de autismo. Hay momentos en que podemos estar con 10.000 personas, pero de pronto no estamos ahí, aunque estemos físicamente, en el caso de Gustavo es todavía más intenso que el mío”. Juan Fernando Petro explica que síndrome que lleva el nombre de Asperger, es un trastorno dentro del espectro autista, es como una especie de ausencia temporal de desconexión transitoria, de eso sufre y fueron diagnosticados tanto él como su hermano, el presidente de la República.La literatura médica habla que quienes padecen este síndrome sí son funcionales, pero de un momento a otro pueden encerrarse, pasar dos o tres días sin contacto personal, que a veces solo hablan de los temas que le interesan y que les huyen a las dificultades, aunque el diagnóstico es real, también puede ser interpretado como una excusa para las 93 ausencias del presidente en actos previamente programados. “Él habita su propio universo que está en su cabeza y a veces el mundo no existe allá afuera y su capacidad, porque él ni siquiera es inteligente desde mi perspectiva, él es genio, eso lo separa más del promedio de la gente y no, porque él sea un presumido, prepotente u orgulloso, sino por la misma condición misma”Y sí, a veces el presidente se ve así tal cual como lo describe Juan Fernando arrogante y distante, incumplido y hasta soberbio. Dice su hermano que es por causa de este síndrome de Asperger y que lo pone a vivir en su propio mundo con la particularidad que él tiene que dirigir un país con enormes retos, le guste o no. Juan Fernando se parece mucho a su hermano y lo conoce como pocos, cómo no, si nacieron en la misma casa en Ciénaga de Oro, en Córdoba, después llegaron a Zipaquirá, porque a su papá le ofrecieron un trabajo en Bogotá y se trajo a su prole encabezada por Gustavo, el presidente, Juan Fernando y su hermana menor que vive en Canadá desde hace años cuando el exilio fue la única opción para toda la familia. “Las amenazas fueron tan fuertes que nos tuvimos que ir asilados políticamente para Canadá”.
Judith Pinedo salió de la cárcel con todas las ganas de volver a coger el timón de Cartagena gane o pierda. Ella ya puede cantar victoria porque pase lo que pase puede caminar mirando al cielo, dando gracias, porque ya no ve la vida a través de las rejas injustas de una cárcel.“Yo sentía como el ruido del carro y me montaba en una silla para poder llegar a la ventanita de la celda y entonces él entregaba la comida y se paraba en la mitad de un solazo impresionante y creo que me veía la mano y yo lo veía de pie y ahí creo que llorábamos los dos. Yo tenía que entregar la lonchera sucia para que me entregaran lo que venía y entonces yo no podía recibírsela, pero yo me ponía de manera que cuando abrieran la puerta pudiera verlo en ese minuto, en ese segundo porque eso no era ni minuto y entonces ahí lo veía y él me podía ver, así que yo me arreglaba todos los días para dos segundos en que Arturo me podía ver”.Eso le bastaba a Judith Pinedo para pasar el resto del día encerrada en una celda de la cárcel de mujeres de Cartagena a la espera del otro día, a la misma hora, para ver por un par de segundos a Arturo, su marido. El tribunal de Cartagena la condenó a 12 años de cárcel porque habría vendido un pedazo de playa a particulares cuando fue alcaldesa de 2008 a 2011, pero la Corte Suprema de Justicia echó para abajo toda la argumentación del Tribunal y hoy está libre e inocente.“Volví a escribir cartas de amor a mano diarias. Yo tengo las mías completas y Arturo tiene las suyas, todavía no me he atrevido a leerlas”, y de pronto hasta ya no haga falta, porque ya no tiene que estar pendiente del ruido del motor para verlo, ahora está aquí con él, retomando ese amor que lleva 42 años desde ese día que se conocieron en la Universidad de Cartagena, cuando él acababa de llegar de Magangué y ella era una peladita estudiante revoltosa de Cartagena. “Yo tenía novio cuando entré a la Universidad, primero nos hicimos amigos, éramos representantes estudiantiles de nuestro curso y bueno, yo creo que en la lucha estudiantil empezó la cosa”.Se volvieron inseparables, se iban dando cuenta de que leían lo mismo y que la fogosidad de los 80 los estaba envolviendo y un día se volvieron a mirar y supieron que en las buenas y en las malas estarían juntos.
Sergio Cabrera habla cinco idiomas, estuvo en la guerrilla, desertó, fue representante a la Cámara, ha dirigido una veintena de producciones para cine y televisión, incluyendo la Estrategia del caracol, su obra maestra. Los Informantes y la vida del nuevo embajador en Beijing que es tan sorprendente que Juan Gabriel Vázquez la volvió novela.Es la primera vez que Colombia tiene un embajador en Pekín que habla chino natural como quien respira. Se llama Sergio Fausto Cabrera Cárdenas, nació en Medellín hace 73 años y su vida azarosa no es que sea digna de una novela, es ya una novela exitosa traducida a 18 idiomas, con 7 reediciones en nuestro país y contando.“En los últimos 40 años China ha pasado a ser ese país pobre que yo conocí, a ser una super potencia mundial. No solo China, o sea también Corea del Sur, también hay otros países asiáticos y todos se basan un poco en el desarrollo de planes a largo plazo". Ese país inmenso y pobre que Cabrera conoció siendo un niño es ahora una superpotencia que le planta pulso a Estados Unidos.“Hay una tradición en la cultura china a planificar las cosas a largo plazo, dividiéndola en pequeños trozos porque es importante sentir que hay pequeñas victorias. Yo creo que esa es una gran lección que uno puede aprender de China, cómo planifican, cómo distribuyen su tiempo y cómo trabajan con tenacidad, con un espíritu colectivo muy arraigado. Son países donde los intereses colectivos priman sobre los intereses individuales. Es indispensable que aprendamos ese tipo de comportamiento”.El ahora embajador es hijo de Fausto Cabrera, un actor y director español quien llegó a Colombia en 1945 para quedarse. “Comunista español muy estricto, muy autoritario, muy hábil para convencernos de que lo que él quería era lo que nosotros queríamos, era un gran actor”. Fausto Cabrera se casó con Luz Elena Cárdenas en Medellín y en 1950 tuvieron a Sergio y dos años después a Marianella. “Mi madre buscaba contrarrestar esa dureza de mi padre con la suavidad y el cariño de una madre antioqueña. Una gran lectora, me transmitió a mí el amor por la lectura”. A los 10 años a Sergio le regalaron una cámara fotográfica y desde entonces supo que quería dedicarse al cine.“Yo no estudiaba, pero era la hija de Fausto Cabrera entonces yo pasaba todos los años y Sergio era malo como el solo, mejor dicho, Sergio si no nos vamos para China yo no sé qué hubiera pasado con Sergio porque yo sí era juiciosa, pero el necio era él, entonces lo metió mi papá interno a un colegio y se le escapaba del internado por el lado entonces mi papá dijo ‘nos vamos para China’ y nos fuimos. Yo iba a cumplir 10 años y Sergio 12”.Era 1962, Fausto fue invitado por la República Popular China para que impartiera clases de español allá en los confines del mundo. “Después de 10 días llegamos, aterrizamos en Pekín y yo me acuerdo de que en la ventanilla del avión veía campos de trigo al lado y lado de la pista, me pareció extraño. De pronto llegamos al aeropuerto y el aeropuerto era más o menos del tamaño del Planetario de Bogotá, yo sentía que habíamos llegado a un pueblito comparado con Bogotá. Pues hoy en día el aeropuerto de Pekín es el más grande del mundo, ese es como los saltos gigantescos que se han dado en China en estos últimos 40 años”.
El especial de Séptimo Día sobre El Salvador tiene como fin mostrar cuál ha sido el resultado de la política de seguridad (régimen de excepción) del presidente Nayib Bukele, cómo funciona en la práctica la nueva ley que permite al gobierno capturar a miembros de las pandillas y rápidamente ser judicializados y cómo paso de ser el país más violento del mundo al más seguro de América. También se mostrará la problemática de esta política de seguridad que según algunos políticos y organizaciones defensoras de derechos humanos es violatoria de algunos derechos de los capturados.A diferencia de Colombia donde muchos extranjeros son asaltados y se sienten inseguros al caminar en ciudades como Bogotá, Medellín o Cali; el turismo también comenzó a llegar al Salvador después de los resultados del régimen de excepción que permitió disminuir los homicidios de manera drástica al punto que durante un año no se registraron muertes por cuenta de las pandillas. Bruno y Daniel son extranjeros: “¿Ya habías venido al Salvador? Yo venía a El Salvador 2014. ¿Cómo era El Salvador? ¿Qué imagen tenías? Un poco de inseguridad en las calles, pero ahora está mucho mejor, más seguro, más tranquilo”.Con esta medida la inversión extranjera ha mostrado una mejoría en 11% al comparar 2020 con 2021 y se espera que siga creciendo por la confianza en la seguridad. El presidente Nayib Bukele logró que el Salvador cambiara de rumbo en poco tiempo, pero las críticas no paran. Uno de los cuestionamientos fue hecho por el presidente de Colombia Gustavo Petro a comienzos de marzo pasado: “el campo de concentración de El Salvador, lleno de jóvenes miles y miles encarcelados que le da a uno escalofríos, yo creo que hay gente que le gusta eso indudablemente, ver a la juventud entre las cárceles".Nayib Bukele le respondió diciéndole a través de Twitter: “los resultados pesan más que la retórica deseo que Colombia en realidad logre bajar los índices de homicidios como lo hemos logrado los salvadoreños. Dios los bendiga”.Para el gobierno del Salvador la megacárcel se convirtió en el símbolo de la justicia y hoy envían un mensaje a los pueblos de América y del mundo: “El Salvador es ese paisito pequeño donde se está demostrando cuál es el camino que debemos de seguir para defender a nuestras mayorías, para vivir la democracia. La democracia de atender lo que piden las mayorías porque en un Estado de Derecho, en una democracia, el pueblo es el que manda”.Y según el presidente Nayib Bukele, aplaudido por muchos y cuestionado por otros, logró en pocos años, lo que para él ningún otro presidente de su país había logrado: “2020 se convirtió en el año más seguro en toda la historia de nuestro país y el 2021 le ganó al 2020 en convertirse en el año más seguro en toda la historia en nuestro país”.¿Será que Colombia debería implementar un sistema parecido al del Salvador para frenar la desbordada delincuencia? ¿Qué dirán los colombianos? Le preguntamos a los colombianos qué piensan de lo que ocurre en El Salvador.
El Salvador, en Centroamérica, ha llamado la atención del mundo últimamente porque pasó de ser uno de los países más peligrosos a ser uno de los más seguros de este hemisferio en un tiempo muy limitado. Hoy, las drásticas medidas implementadas por el presidente de ese país, Nayib Bukele, contra las pandillas conocidas como los Mara Salvatrucha no solo han reducido las tasas de criminalidad, sino que han catapultado la popularidad del joven líder a niveles de aceptación de más del 90%, según algunas encuestas. Ahora, en otros países con altas tasas de violencia, incluido Colombia, muchos se preguntan: ¿será que ese modelo funcionaría para reducir los índices de violencia aquí?En Colombia, la respuesta varía dependiendo a quien se le hace la pregunta, pero en lo que sí parecen estar de acuerdo todos es que el tema de la criminalidad en Colombia está en niveles inaceptables. La impunidad se siente cada vez más y la ciudadanía nunca antes se había sentido tan desprotegida. Algunos aseguran que esto se ha sentido cada vez más en el último año. Hay que hacer algo, pero ¿qué? Para entender cómo funcionan los nuevos métodos del presidente de El Salvador, Séptimo Día viajó al país centroamericano. Allí escuchamos a miembros del Gobierno, sus opositores, víctimas de todo tipo y ciudadanos comunes.Séptimo Día estuvo en las operaciones conjuntas que adelantan la Policía y el Ejército en diferentes barrios de San Salvador para encontrar a miembros de las Maras Salvatruchas o MS-13 y Barrio 18, las pandillas que por más de 25 años dominaron el país centroamericano. Policías y soldados fuertemente armados llegan a las guaridas de los pandilleros para capturarlos y uno a uno llevarlos ante la justicia.¿Por qué está ocurriendo esto? Está ocurriendo esto porque estas personas, según el Gobierno, cometieron durante muchos años homicidios contra ciudadanos indefensos, traficaban con droga, robaban, obligaban a la gente a abandonar sus casas para ellos apoderarse de ellas y extorsionaban. Algo muy parecido a lo que ocurre en Colombia, según muchos ciudadanos víctimas de diferentes delitos. La razón más importante para que el gobierno del Salvador decidiera emprender esta guerra frontal contra las pandillas eran los ciudadanos.Hombres y mujeres honestos y trabajadores que a diario sufrían por la incapacidad de las autoridades de garantizar su seguridad. “Un señor por la famosa renta que le estaban cobrando $600 dólares, él les dijo que no tenía entonces lo llegaron a matar”. “Era entrar con el corazón en la mano así pidiéndole a Dios que no le pasara nada a uno”. Todos los días los reclamos de miles de salvadoreños daban cuenta de seres queridos asesinados, extorsionados, desplazados y una justicia lenta y corrupta que no permitía a las autoridades ejercer la fuerza contra los criminales. Ni los niños se salvaban en San Salvador. “¿Cuál era el futuro de los niños en este barrio al vivir en medio de las pandillas? Algunas niñas probablemente quedar embarazadas cuando crecieran, tal vez a mi edad, y algunos niños que andaban jugando en la calle tal vez los futuros maras”.