Como lo anticipó hace varios meses Camila Zuluaga en Código Caracol, una de las tareas más difíciles que tenía la ministra de Educación, Aurora Vergara, en el primer semestre del 2024, era la elección de rectores en varias de las universidades públicas del país y así quedó demostrado con el nombramiento del rector de la Universidad Nacional.
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Resulta que la ministra tiene ahora un asunto que parece ser más complejo y es convencer al presidente Gustavo Petro de que es conveniente el acuerdo que sorpresivamente se logró en la Comisión Primera del Senado, para aprobar, en tercer debate, el proyecto de ley estatutaria de educación.
La ministra aceptó que se incluyeran en el texto algunas propuestas de la oposición dirigidas básicamente a asegurar que los recursos del Estado puedan llegar tanto a las universidades públicas como a las privadas, lo que significa que en algún momento un Gobierno decida, por ejemplo, revivir el programa de Ser Pilo Paga.
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Contra este y varios de los textos aprobados se habían movilizado los estudiantes desde 2018 y varios de sus antiguos dirigentes forman parte del corazón del petrismo. Ellos le han hecho saber al Gobierno que no apoyan el acuerdo logrado, así que, por esta y otras razones, el presidente Petro no comparte el acuerdo.
Sin embargo, la ministra Vergara cuenta con una aliada valiosa que es la senadora María José Pizarro, que celebró el acuerdo con todos los grupos políticos en el Senado.
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Por eso, se pone a prueba la doble cara que por estos días tiene el Gobierno: una conciliadora y otra que insiste en defender sus posturas aún si ponen en riesgo la aprobación de los proyectos.
Ese pulso entra en su recta final porque al Congreso le quedarán apenas 10 días, con la dificultad de que la próxima semana no estará el presidente en el país porque viaja el lunes a Suiza a la Cumbre Mundial sobre la Paz en Ucrania y solo regresa el fin de semana.
La presencia del presidente en ese escenario es sorpresiva para algunos porque él ha estado más por las negociaciones para acabar la guerra que por el rechazo a la invasión rusa y esta cumbre es un respaldo a la posición ucraniana, tanto que, por ejemplo, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, que tiene una postura similar a la del Gobierno colombiano, no irá a la cumbre.
En cambio, sí estarán gobernantes como el argentino Javier Milei, que no solamente ha tenido controversias personales e ideológicas con el presidente Petro, sino que están en orillas distintas frente a los conflictos mundiales actuales como Ucrania y la Franja de Gaza.
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Puede ser que el presidente Petro termine sintiéndose en el lugar equivocado.
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