
Después de más de una década sin un nuevo Mario Kart principal, Mario Kart World llega a la Nintendo Switch 2 con un enfoque ambicioso y un espíritu disruptivo. No se trata simplemente de correr en pistas coloridas, sino de recorrer un gigantesco mundo conectado en tiempo real. Las reglas cambiaron, y con ellas también nuestra forma de jugar. La esencia sigue ahí: carreras frenéticas, ítems que deciden partidas en segundos y una jugabilidad adictiva. Pero ahora, el juego toma riesgos, algunos emocionantes y otros discutibles.
Knockout Tour: el alma del juego
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El modo estrella de esta entrega es el Knockout Tour, una serie de cinco carreras conectadas por tramos de mundo abierto en las que se eliminan cuatro corredores por etapa. Aquí no hay espacio para el error: cada tramo cuenta, cada ítem importa. Lo que parece una partida normal se transforma en una especie de battle royale sobre ruedas, con picos de tensión que mantienen al jugador alerta de principio a fin.
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Es especialmente adictivo en línea, donde el sistema no perdona errores y la recompensa emocional por ganar es altísima. Lo negativo es que no se puede jugar en público con amigos: solo en lobbies privados, lo cual limita su potencial competitivo. No hay sistema de rangos ni torneos oficiales, ni la posibilidad de modificar las reglas como en Mario Kart 8 Deluxe. Aun así, Knockout Tour se roba el show y le da nueva vida al multijugador.
Mundo abierto: una gran idea, ejecutada a medias
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El mapa de Mario Kart World es gigantesco, con biomas inspirados en todos los rincones del Reino Champiñón. Desde selvas con dinosaurios hasta autopistas hechas de frijoles mágicos, el entorno es tan alocado como encantador. En teoría, es una maravilla: puedes explorar libremente, encontrar secretos, y viajar sin pantallas de carga entre pistas. La transición entre carreras se siente orgánica, y visualmente, el mapa es una joya.

Pero en la práctica, hay problemas. Las rutas entre pistas son amplias, poco exigentes y repetitivas. Aunque algunas esconden atajos o rampas interesantes, muchas se sienten vacías. La falta de un sistema de navegación claro en el modo Free Roam dificulta saber qué misiones hiciste o a dónde deberías ir. A diferencia de Tears of the Kingdom o Forza Horizon, este mundo abierto no ofrece suficiente motivación para explorarlo a fondo.
Nuevas mecánicas, nuevos trucos
Uno de los grandes aciertos de Mario Kart World es su renovado sistema de movimiento. El Charge Jump permite cargar un salto en línea recta, perfecto para esquivar ítems o alcanzar atajos. Se combina con rail grinding (deslizamiento por rieles) y wall riding (correr por paredes) para crear rutas alternativas y formas más expresivas de correr.

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Estas mecánicas le dan profundidad a las partidas, sobre todo en los desafíos contrarreloj. Aprender a usarlas bien toma tiempo, pero cuando lo logras, el juego se convierte en una especie de Tony Hawk sobre ruedas. A esto se suma una física más realista, donde los karts se inclinan, flotan y vibran dependiendo del terreno. El peso se siente y afecta el control, lo que vuelve las carreras más tácticas.
Ítems: caos con estrategia
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La variedad de ítems ha aumentado, y con ella también las formas de usarlos. El Martillo lanza una línea de proyectiles al frente; el Kamek invoca a los secuaces de Bowser para sabotear a los primeros puestos; y la Pluma-Capa permite brincar obstáculos o rutas alternas. El Mega Hongo regresa para aplastar enemigos en cadena.
Todos estos ítems tienen una utilidad defensiva, lo que ayuda a balancear el caos de tener 24 jugadores en pista. Sin embargo, los objetos clásicos como el caparazón verde y las bananas ahora se activan automáticamente como defensa, eliminando la posibilidad de usarlos de forma táctica. Una decisión que simplifica el juego para novatos, pero frustra a jugadores veteranos que esperaban más control.
Personajes, trajes y desbloqueos confusos
El roster de personajes es amplio y diverso. Hay clásicos como Mario, Bowser y Peach, pero también sorpresas como Cow (una vaca literal), Para-Biddybud y Coin Coffer. Cada personaje tiene animaciones propias y se siente diferente al correr. Los más pesados siguen siendo lentos, pero ganan utilidad gracias al nuevo sistema de trajes.

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Aquí es donde el sistema de desbloqueo se cae. Los personajes se consiguen de forma aleatoria, muchas veces cuando te transformas con el ítem de Kamek. No hay patrón claro ni barra de progreso. Lo mismo pasa con los trajes, que se obtienen recolectando Dash Snacks, pero sin saber cuál snack desbloquea qué. Esto genera frustración y hace que el proceso se sienta más como suerte que como recompensa por jugar.
Visuales y audio: una carta de amor al Reino Champiñón
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A nivel gráfico, Mario Kart World brilla con luz propia. Corre a 60 fps incluso en modo portátil, con una resolución de hasta 1440p. Las animaciones son fluidas, exageradas y expresivas. El trabajo visual toma inspiración de Super Mario Bros. Wonder, con personajes llenos de vida y detalles que resaltan en cada truco o colisión.
Los efectos climáticos y el ciclo día/noche cambian el tono de cada carrera, y la cámara fotográfica del juego invita a detenerse y apreciar el arte. Incluso la física se refleja visualmente: ver un kart volcarse tras un choque o un charco reaccionar a un caparazón azul es parte del encanto.
La banda sonora es otro nivel. Más de 200 arreglos que mezclan temas clásicos de Yoshi’s Island, Donkey Kong Country y nuevos temas con sabor local. Hay un remix con influencias españolas que suena en el mundo abierto y es pegajoso como el mejor reguetón. Lamentablemente, no hay reproductor de música ni forma de elegir pistas específicas.
Otros modos y multijugador
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El modo versus y las carreras tradicionales siguen presentes, con split-screen local hasta para cuatro jugadores (aunque cae a 30 fps) y partidas en línea para 24. El nuevo sistema GameChat permite hablar o incluso verse con webcam USB-C, lo que añade un plus a las carreras en grupo.

El Battle Mode, en cambio, no evoluciona mucho. Solo incluye Balloon Battle y Coin Runners. No hay uso del mundo abierto ni nuevas ideas destacables. Se siente como un extra olvidado, especialmente luego del despliegue creativo del resto del juego.
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Conclusión
Mario Kart World no es solo otro juego de carreras: es una nueva forma de vivir el universo de Mario sobre ruedas. Sus aciertos son contundentes—el Knockout Tour, las físicas, el diseño de pistas, y el modo libre como experiencia visual—pero también tiene fallas claras: progresión confusa, modos poco explotados y partes del mundo abierto que se sienten vacías.
Es una carta de amor para los fans, una puerta de entrada ambiciosa para los nuevos, y una promesa de lo que Nintendo podría seguir haciendo si apuesta por la evolución. Tal vez no es perfecto, pero es exactamente el tipo de cambio que la serie necesitaba.

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