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Este jueves, hace exactamente cuarenta años, Colombia vivió uno de los episodios más traumáticos de su historia: la toma y retoma del Palacio de Justicia en pleno corazón de la democracia, la Plaza de Bolívar en Bogotá. Basados en decenas de videos y fotos, el departamento de graficación de Noticias Caracol levantó un set virtual que reconstruye lo que era el interior del palacio de justicia el día del holocausto.
La operación del M-19 inició en medio de una mañana lluviosa, con un grupo inicial de siete guerrilleros, entre ellos el comandante y abogado Alfonso Jacquin e Irma Franco, que ingresaron al edificio de la Corte Suprema de Justicia. A las 11:40 a.m., el asalto escaló.
Dos camiones, dirigidos por el comandante militar Andrés Almarales, irrumpieron violentamente por la entrada de los parqueaderos, aseinando a los primeros vigilantes. La misión central del grupo insurgente era clara: presionar al presidente Belisario Betancur a través de un "juicio popular" en el que se le juzgaría por el incumplimiento de los acuerdos de paz.
El objetivo clave estaba en el cuarto piso, donde la Sala Constitucional, presidida por el magistrado Manuel Gaona Cruz, discutía la ponencia sobre la inconstitucionalidad del Tratado de Extradición de colombianos a Estados Unidos. Al mediodía, el M-19 tenía como rehenes a cerca de 350 personas, incluidos los magistrados de la Corte Suprema y del Consejo de Estado, empleados y visitantes.
La respuesta del Estado no tardó en llegar. Policía, F-2 y el Batallón Guardia Presidencial se desplegaron rápidamente, mientras helicópteros sobrevolaban el área. A las 2:00 de la tarde, la retoma militar se hizo oficial. Un tanque del Ejército irrumpió en la puerta principal del Palacio. Bajo el mando del general Jesús Armando Arias Cabrales y con el coronel Alfonso Plazas Vega al frente de las unidades blindadas, los tanques Cascabel y Urutú avanzaron.
El coronel Plazas Vega, en una declaración a la prensa que pasó a la historia, aseguró haber entrado con los carros por orden directa, defendiendo la efectividad de los vehículos bajo fuego cruzado. "Recibí fuego de todas partes, pero los vehículos son buenos”, dijo.
A las 3 de la tarde, el Palacio estaba cercado por tierra y por aire. Las explosiones y el fuego se extendían en su interior. Se temía por la vida de los rehenes y los magistrados que quedaban en grave peligro. Decenas de personas salían en fila y con las manos en alto, otros eran sacados en camilla heridos y conducidos a la Casa del Florero, convertida en central de mando de la retoma.
En un acto desesperado por la vida de sus compañeros, la voz del presidente de la Corte Suprema, Alfonso Reyes Echandía, se escuchó en la radio nacional, en un dramático mensaje que clamaba al Presidente Betancur detener el operativo: "Por favor, que cese el fuego. La situación es dramática, estamos aquí rodeados de personal del M-19... es de vida o muerte."
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El llamado fue ignorado. El General Arias Cabrales tomó el mando total de la operación, y a pesar de la salida de decenas de rehenes, el combate se intensificó. Al caer la noche, una explosión sacudió el Palacio, y un incendio de grandes proporciones se apoderó de la edificación, consumiendo gran parte de los archivos judiciales. El fuego, que se extendió hasta la mañana siguiente, no solo destruyó el edificio, sino que también calcinó evidencia clave.
Incluso, después de la retoma y en horas de la mañana del jueves, se registraron ejecuciones, como la del magistrado Manuel Gaona Cruz. El coronel Plazas Vega declaró que la situación estaba "perfectamente controlada" y que la mayoría de los rehenes vivos habían sido rescatados. "Hemos tenido algunas bajas, pero la gran mayoría de bajas son de ellos y sobre todo hemos rescatado casi la totalidad de los rehenes que se encontraban vivos”, dijo en su momento.
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Sin embargo, el "rastrillo militar" posterior reveló el horror: cuerpos carbonizados y restos que evidenciaban torturas y ejecuciones. Al amanecer del jueves 7 de noviembre, el Palacio era un esqueleto humeante y en ruinas. Más de un centenar de muertos fue el saldo, incluyendo 11 magistrados de la Corte Suprema. Además, actualmente ocho personas continúan desaparecidas.
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