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El abogado del diablo: defendió a Pablo Escobar y tuvo que rogar por TV para que no lo mataran

Gustavo Salazar, quien fue abogado de Pablo Escobar y se convirtió en uno de los objetivos de Los Pepes, hace un recuento de sus compañeros de oficio asesinados por los enemigos del jefe del Cartel de Medellín.

Treinta años después de la guerra que libraron Pablo Escobar y Los Pepes, el abogado Gustavo Salazar, quien defendió al capo del Cartel de Medellín, recuerda cómo rogó por televisión nacional que no la mataran, cómo se salvó de milagro y cómo asesinaron a varios de sus compañeros de oficio.

Salazar representó judicialmente a los jefes de los carteles de Medellín y de Cali en las décadas de 1980 y 1990. Cuenta que “con Pablo más que todo se hablaba de temas extraprocesales porque, también tengo que decirlo, Pablo era muy difícil, antes de la entrega le hice un documento donde yo establecía qué debía confesar, pero Pablo, también lo tengo que decir, no hacía caso”.

A comienzos de la década de 1990, cuando los hermanos Castaño, alias Don Berna y una larga lista de narcos conformaron el grupo criminal Los Pepes para aniquilar a Pablo Escobar y a sus allegados, el abogado se convirtió en uno de sus objetivos.

Según él, los blancos eran personas cercanas al capo de capos, “quiero destacar que, por encima de los sicarios, de su madre y de su hermano El Osito, desgraciadamente aparezco yo”. Sus nombres estaban en una lista en la que “muchísimos de los que están, murieron. Me ubican como abogado de Pablo”, explica.

En medio de esa cruenta guerra, Salazar vio caer a varios compañeros de trabajo que habían prestado sus servicios al Cartel de Medellín. Uno de ellos fue Guido Parra, al que asesinaron junto a su hijo.

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“Era un bonachón, era un hombre muy bien, muy querido, era una especie de diplomático de Pablo. Yo me reuní varias veces con él en la cárcel de Itagüí, cuando salía un decreto cada mes o cada semana para ajustar la entrega de Pablo”, relata.

Otro de sus amigos asesinados fue José Salomón Lozano, murió seis meses antes de la caída de Pablo Escobar.

“Era un buen abogado, pero cometió el error de dejarse emotivamente llevar. En la cárcel de Itagüí, el día 15 de julio del 93, le entregaron un documento. Fue un señor llamado Roberto de Jesús Escobar, familiar, hermano de Pablo”, dice el abogado del jefe del Cartel de Medellín.

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Afirma que en ese momento “Popeye y Arete estaban en la cárcel. Le dijeron ‘radíquelo en la Fiscalía’. Era nada menos y nada más que la denuncia de quién eran Los Pepes”: los hermanos Castaño y Don Berna, entre otros. Eso le costó la vida.

Salazar manifiesta que Lozano “me llamó ocho días antes, le dije ‘venite pa’ Bogotá, no te quedés en Medellín’, él decía que Pablo nos necesita. ‘No es el momento que podamos visitar a Pablo. Venite pa’ Bogotá porque te van a matar’”, le contestó su amigo.

Y “efectivamente, el mismo Popeye me lo contó, salió de la cárcel, Popeye mismo le dijo ‘descanse en paz, doctor José Salomón Lozano Cifuentes’. A las 6:30, a la salida del edificio en La Playa, al pie del edificio Coltejer, ahí terminó muerto”, agregó el abogado de Pablo Escobar.

Después de este crimen, el mismo Salazar tuvo que pedirles a Los Pepes, en televisión nacional, que dejaran de matar a los abogados de la mafia: “Yo recuerdo que atiné a decir en esa entrevista ‘señores de Los Pepes, no maten abogados que nosotros no hacemos parte de esta guerra, ni somos parte del Estado, ni parte del cartel de Cali’, y para mí fue esa tal vez la entrevista más difícil que yo he dado en mi vida”.

El abogado de Pablo Escobar fue tan perseguido que hasta los medios de comunicación alcanzaron a darlo por muerto, cuando una persona lo suplantó, entró con su nombre a una cárcel para hablar con los sicarios del narcotraficante y terminó asesinado al salir del penal.

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Los titulares decían “‘asesinados los abogados del Tomate y de Rossi’, y mostraron nuestras imágenes porque la confusión fue que ellos se hicieron pasar como Gustavo Salazar Pineda”, recuerda el jurista.

“A mí me alcanzaron a llamar a Medellín varias personas a mi apartamento, parientes llorando, y les dije pues que yo estaba vivo”, comenta.

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En la actualidad, Gustavo Salazar sigue defendiendo delincuentes, pero ya libre de las brutales disputas de los narcos. Dice que sobrevivió a la guerra de Pablo Escobar gracias a tres premisas claves a la hora de tratar con los peores bandidos: nunca les mintió, no se involucró en sus negocios ilegales y nunca permitió que el miedo que tanto padeció le nublara la razón.

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