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En un despliegue táctico poco convencional, el Ejército Nacional de Colombia organizó una misión especial este 24 de diciembre: sorprender a los soldados que custodian la región del Catatumbo con la presencia de sus madres. La travesía comenzó en Bogotá y tuvo como destino final la base militar de Tibú, en Norte de Santander, un área marcada por una crisis humanitaria y de orden público sin precedentes.
El operativo inició en la capital del país, desde donde partieron las primeras madres, entre ellas la señora Esperanza, quien desde hace muchos años no compartía esta celebración con su hijo debido a la entrega de este al servicio militar. “Voy a ver a mi hijo después de 8 meses. Hace años no paso Navidad con él”, dijo con visible entusiasmo.
Durante el viaje hubo una parada estratégica en Barrancabermeja en donde más madres entusiasmadas se unieron a la misión. Algunas de ellas confesaron sentir nervios por volar, por primera vez en sus vidas, en helicóptero, aunque la alegría de estar a pocas horas de reencontrarse con sus hijos fue mayor. “No esperaba verlo este fin de año, estoy muy emocionada, súper contenta“.
Luego, al llegar a Cúcuta, a las mujeres se les dio un contexto de la situación actual del Catatumbo, donde los uniformados se han destacado por su labor y gran valentía. En el vuelo para llegar a la base en Tibú, las madres hablaban con sus hijos por mensajes y fingían estar en sus casas, pero en realidad estaban contando los minutos para el añorado encuentro, una de ellas besaba con amor la foto de su hijo.
Para garantizar el factor sorpresa fuera, el Ejército y el equipo periodístico de Noticias Caracol diseñaron diversas tácticas de distracción en el batallón. Uno de los momentos más impactantes ocurrió en el helipuerto, donde un soldado esperaba para abastecer de combustible a una aeronave, sin sospechar que su propia madre se encontraba a bordo. Al verla descender, el uniformado calificó el momento como "el mejor 24 de diciembre de mi vida", destacando que el amor de su familia es su motor para luchar día a día.
En otro sector de la base, se utilizó la tecnología para el reencuentro. El soldado Pérez, operador de dron y responsable de la seguridad de sus compañeros, realizaba un patrullaje aéreo de rutina cuando se le pidió que hiciera zoom sobre una figura femenina que caminaba por el batallón. A través de la pantalla de control, Pérez reconoció a su madre."Es mi mamá", exclamó conmovido antes de correr a abrazarla, recibiendo el regalo que nunca imaginó tener en un lugar tan remoto.
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La dinámica también incluyó falsas entrevistas. Los soldados fueron consultados sobre lo que significaba pasar la Navidad lejos de casa y en medio de sus testimonios sobre la dureza de la labor en el Catatumbo, sus madres aparecieron por la espalda. La reacción fue unánime: una mezcla de incredulidad y una alegría profunda que, según los uniformados, les llena el alma y el corazón para continuar con su labor.
Para estos hombres, que pasan meses esforzándose para garantizar la seguridad de las festividades de otros colombianos, la visita representó una motivación vital. Aunque la despedida tras unas pocas horas de convivencia fue dolorosa, los soldados regresaron a sus puestos con la satisfacción de un abrazo inesperado y cargado de un amor infinito.
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