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La crisis en la vía Bogotá–Villavicencio se agudiza tras el deslizamiento registrado el pasado 7 de septiembre en el kilómetro 18+300, a la altura de Chipaque (Cundinamarca). Las labores de remoción, que habían iniciado bajo la coordinación de Coviandina, fueron suspendidas por recomendación de la Alcaldía y de los organismos de gestión del riesgo, ante la posibilidad de un nuevo colapso en la ladera.
De acuerdo con las autoridades locales, al retirar el material acumulado en la parte baja de la carretera, el flujo de lodo en la zona alta se reactiva, provocando descensos acelerados que amenazan con agravar la emergencia. La situación fue confirmada por el Cuerpo de Bomberos durante una verificación en terreno.
“La seguridad de los habitantes y de los trabajadores es prioritaria. Hoy tenemos un riesgo evidente en la parte alta del talud, que podría extenderse hacia más veredas de la zona”, advirtió la alcaldesa de Chipaque, Daisy Jhoana Moreno. La mandataria señaló además que el movimiento de tierra avanza cerca de 15 metros por día y ya afecta predios en la vereda Carasa.
Como medida preventiva, se retiraron mangueras, se secaron pozos y se suspendió el servicio de agua en el sector para frenar la formación de lodo. Sin embargo, las autoridades confirmaron que el flujo continúa brotando de un punto aún no identificado, lo que mantiene la inestabilidad del terreno.
La alcaldía recordó que desde hace varios años los habitantes habían alertado a la concesión sobre la necesidad de mantenimiento en la zona, mediante cartas y derechos de petición. No obstante, persiste la incertidumbre sobre qué entidad debía asumir esa responsabilidad, si la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) o el Invías. Moreno confirmó que ya se radicó una solicitud ante la ANI para esclarecer quién debía encargarse de los pozos de abatimiento, de donde presuntamente se estaría filtrando el agua.
Mientras tanto, Coviandina anunció que trabaja en la habilitación de una variante provisional para permitir el paso de todo tipo de vehículos de manera controlada y por turnos, como parte de la segunda fase del plan de contingencia.
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Por ahora, las vías alternas siguen siendo la única opción de movilidad:
Transportadores y habitantes de la región advierten que las pérdidas económicas ya son millonarias y reclaman soluciones urgentes. “No solo perdemos tiempo, también dinero. Y la vía alterna por Guateque está en pésimo estado”, relató Germán Hernández, uno de los conductores afectados.
#Colombia | La vía Bogotá-Villavicencio completa 5 días cerrada. A la emergencia causada por este derrumbe se suman otros problemas para los habitantes de la zona, quienes se quedaron sin luz, agua y gasolina.
— Noticias Caracol (@NoticiasCaracol) September 11, 2025
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LAURA CAMILA RAMOS
NOTICIAS CARACOL