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El soldado profesional Diego Armando Rodríguez hizo parte del batallón de operaciones terrestre número 10 y perdió el pie derecho al pisar una mina antipersonal en la vereda Brisas del Boquerón, departamento de Norte de Santander. Prestaba seguridad a un grupo de erradicadores de matas de coca en el Catatumbo.
“Llegué a Bogotá, me hicieron exámenes y a los tres días me dicen que tenían que hacer la amputación. La guerrilla se había encargado en esos seis días de minarnos toda esa parte del cerro”, contó Diego Armando Rodríguez, soldado profesional.
Durante el recorrido hacia el helicóptero que lo iba a evacuar solo pensaba en vivir.
“Bajando el cerro 20 metros, ahí empiezo a decirle a mi cabo que me ayude. Piso la mina, quedé con todo, mi casco, mi fusil, más abajo cayó otro soldado, luego cayeron dos soldados más”, recordó.
Este militar, que hoy es esgrimista de la liga de deportistas con discapacidad de las Fuerzas Militares, fue una de las 389 víctimas de artefactos explosivos en 2020.
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Las regiones con más casos fueron:
Grupos ilegales como el ELN, las disidencias y el Clan del Golfo, en su guerra por controlar territorios y rutas del narcotráfico, usan una modalidad conocida como camándula, donde unen varias minas para que exploten al tiempo accionando solo una, sin importar quien caiga en ellas.
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