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El 13 de abril de 2029 será una fecha histórica para la astronomía y la observación del cielo desde la Tierra. Ese día, el asteroide 99942 Apophis pasará a tan solo 32.000 kilómetros de nuestro planeta, una distancia menor que la de muchos satélites geoestacionarios. Este acercamiento, aunque no representa peligro de impacto según cálculos actuales, ha despertado tanto el interés científico como inquietudes religiosas y culturales, especialmente por su asociación con profecías bíblicas que lo vinculan con el misterioso “Ajenjo” del Apocalipsis.
Apophis fue descubierto el 19 de junio de 2004 por los astrónomos Roy Tucker, David Tholen y Fabrizio Bernardi en el Observatorio Nacional Kitt Peak, en Arizona. Su nombre proviene de Apofis, el dios egipcio del caos y la destrucción, representado como una serpiente que cada noche intenta devorar al Sol. Esta elección no fue casual: en sus primeros cálculos, el asteroide parecía tener una probabilidad del 2,7 % de impactar la Tierra en 2029, lo que lo convirtió en uno de los objetos más peligrosos jamás registrados.
Con un diámetro estimado de 375 metros, Apophis tiene el tamaño de un rascacielos como la Torre Eiffel. Su paso cercano será visible a simple vista desde regiones de Europa, África y Asia, sin necesidad de telescopios ni instrumentos especiales. Se desplazará por el cielo con un brillo comparable al de las estrellas de la constelación de la Osa Mayor, lo que lo convierte en un espectáculo astronómico sin precedentes.
La NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA) han preparado misiones específicas para estudiar Apophis antes, durante y después de su paso cercano. La nave OSIRIS-REx, que previamente exploró el asteroide Bennu, ha sido redirigida y renombrada como OSIRIS-APEX, con el objetivo de analizar la superficie de Apophis y observar los efectos de la gravedad terrestre sobre su estructura.
Por su parte, la ESA lanzará la misión Ramses en 2028, que llegará a Apophis en febrero de 2029. Esta misión permitirá observar en tiempo real cómo las fuerzas gravitacionales de la Tierra podrían alterar la órbita y rotación del asteroide, generando posibles deslizamientos de tierra o terremotos en su superficie. Estos datos serán fundamentales para mejorar las estrategias de defensa planetaria ante futuras amenazas reales.
Actualmente, la NASA ha descartado cualquier posibilidad de impacto de Apophis en los próximos 100 años. Las observaciones más recientes han permitido definir con precisión su trayectoria, y aunque pasará extremadamente cerca, no colisionará con nuestro planeta. Sin embargo, el hecho de que un asteroide de tal tamaño pase tan cerca de la Tierra ha generado preocupación en algunos sectores religiosos, especialmente por su asociación con las profecías del libro del Apocalipsis.
En el capítulo 8 del Apocalipsis, se menciona una estrella llamada Ajenjo que cae del cielo y convierte las aguas en amargas, causando la muerte de muchos. El pasaje dice: “El tercer ángel tocó la trompeta, y cayó del cielo una gran estrella, ardiendo como una antorcha, y cayó sobre la tercera parte de los ríos, y sobre las fuentes de las aguas. Y el nombre de la estrella es Ajenjo. Y la tercera parte de las aguas se convirtió en ajenjo; y muchos hombres murieron a causa de esas aguas, porque se hicieron amargas.” (Apocalipsis 8:10-11)
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Algunos teólogos y autores cristianos, como Thomas Horn, han interpretado este pasaje como una profecía de un impacto catastrófico desde el espacio. En su libro La Profecía del Ajenjo, Horn sugiere que Apophis podría ser esa “estrella ardiente” mencionada en el Apocalipsis. Según sus visiones proféticas, el asteroide se asemeja a una serpiente ardiente que se aproxima a la Tierra, lo que coincide con la simbología del dios egipcio Apofis.
Horn argumenta que los primeros cuatro juicios con trompeta descritos en el Apocalipsis podrían representar distintas fases de un evento astronómico singular: el impacto de un asteroide. Aunque esta interpretación no es aceptada por todos los estudiosos bíblicos, ha ganado popularidad en círculos cristianos que ven en Apophis una señal de los tiempos finales. Otros teólogos, como el profesor Tom Meyer, ofrecen una visión más moderada. Meyer sostiene que las referencias bíblicas a montañas ardientes y estrellas que caen del cielo son simbólicas, y que representan la caída de imperios o sistemas corruptos, como Babilonia, más que eventos astronómicos literales.
El paso de Apophis será visible a simple vista en la noche del 13 de abril de 2029. Se estima que más de dos mil millones de personas podrán observarlo sin necesidad de telescopios, lo que lo convierte en uno de los eventos astronómicos más accesibles de la historia moderna. Además de su valor científico, este acontecimiento tiene un fuerte componente educativo y cultural. Se espera que fomente el interés por la astronomía, la exploración espacial y la defensa planetaria. Las misiones OSIRIS-APEX y Ramses marcarán un hito en la cooperación internacional para el estudio de cuerpos celestes potencialmente peligrosos.
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ÁNGELA URREA PARRA
NOTICIAS CARACOL