Noticias Caracol habló con el exbanquero Bradley Birkenfeld, que se convirtió en delator y hace una década sacó a la luz el mayor escándalo de evasión fiscal de EE. UU. A solo semanas de las elecciones en ese país, acusa a Barack Obama, Joe Biden y Hillary Clinton de intentar encubrir el caso.
Bradley Birkenfeld tenía la vida que cualquier financiero puede desear: un buen cargo en el banco suizo UBS, uno de los que más dinero mueve en el mundo, y buenos ingresos por conseguir clientes millonarios, pero descubrió que algo estaba mal y que el banco intentaba lavarse las manos.
“La ilegalidad era cuando viajábamos de Ginebra o Zúrich a Estados Unidos, México o Canadá a buscar clientes, no teníamos licencia para hacer eso. Poner en internet un documento que protegía al banco si éramos capturados, secretamente, sin decirnos, sin entrenarnos, mostró que había mala fe. Ellos nos estaban traicionando y ahí sentí que debía hacer esto”, relató a Birkenfeld.
Sus denuncias a nivel interno no fueron escuchadas, así que renunció y se fue a Estados Unidos con muchas cajas de documentos. En su país le contó al Departamento de Justicia y al IRS, la oficina de impuestos, lo que sabía sobre miles de cuentas con las que, amparados en el secreto bancario suizo, los millonarios estadounidenses evadían impuestos.
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“El problema es que dije cosas que no querían oír, decían que sí, pero no, porque eso ponía en evidencia 1.900 millonarios con 20.000 millones de dólares en activos y eso es solo un banco en un país. En suiza tenemos 135 bancos haciendo esto y este es solo uno de ellos”, aseguró.
En un libro ya había contado los secretos de ese entramado. ‘El banquero de Lucifer’, sin censura, ahora revela los nombres de varios de esos millonarios, muchos de ellos demócratas.
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“Nosotros tenemos las pruebas de que Barack Obama encubrió a los donantes demócratas que tenían sus cuentas afuera. ¿Por qué? Porque trabajé allá y algunos de ellos eran mis clientes”, señaló.
La prueba a la que se refiere se la habría proporcionado Julian Assange, durante una reunión en la Embajada de Ecuador en Londres, donde estuvo asilado el fundador de Wikileaks.
“Era un cable secreto. La CIA lo movió de Suiza a Washington y de vuelta; decía: ‘tenemos que encontrar una solución política al caso USB”, subrayó.
Según el delator, lo que ocurrió después prueba el encubrimiento.
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“Nadie fue inculpado. Los banqueros se evadieron, no dieron nombres, solo inculparon a una persona y la pusieron en prisión: yo”, acotó.
Birkenfeld, el delator, terminó en la cárcel, estuvo 30 meses en prisión. La oficina de impuestos lo compensaría después: 104 millones de dólares de recompensa por los 25 mil millones de dólares que ayudó a recuperar.
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“La gente dice que lo hice por dinero, no, eso es incorrecto. La ley del delator fue aprobada en EE. UU. después de que yo renuncié a mi trabajo, renuncié porque era lo correcto”, expresó.
Vea aquí toda la información de las elecciones de Estados Unidos.
Denuncias en recta final de la campaña
A solo unas semanas de las elecciones, sus denuncias sobre corrupción en el gobierno demócrata del cual hizo parte Joe Biden ponen a Birkenfeld del lado de Donald Trump.
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Sobre que lo que dice la gente de que Trump es un gran evasor fiscal, respondió:
“Se dice eso, pero uno puede hacer un comentario sin pruebas. Yo tengo la prueba de que Barack Obama encubrió el mayor escándalo tributario con Hillary Clinton y Joe Biden”.
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Tras las denuncias de Birkenfeld, UBS tuvo que pagar millonarias multas en EE. UU. y Francia, donde tambien se adelantó un juicio. Sin embargo, recuerda con decepción que ningún otro gran banco fue investigado en su país como parte de ese escándalo y reconoce que su denuncia fue solo la punta del iceberg.
“Valió la pena y le diré por qué. Suiza tuvo que cambiar todo el sistema, afecté el secreto bancario. UBS suspendió todas sus operaciones offshore, ayudando a los americanos a pagar impuestos, hubo mucho más escrutinio en la Unión Europea y otros países”, anotó.
Convertido en millonario, el delator escritor ahora vive en Malta y da conferencias, apoya a otros informantes y reivindica su papel para combatir el lavado de dinero y la evasión fiscal. Una lucha de David contra Goliat.