Una exniñera se declaró culpable de asesinato por la muerte en 2019 de un hombre de 35 años al que la mujer maltrató mientras lo cuidaba hace cuatro décadas en una casa en Florida, EE. UU. , cuando la víctima tenía 5 meses de nacida.
Terry McKirchy, de 62 años, aceptó un acuerdo mediante el cual se declaró culpable de la muerte de Benjamin Dowling, un hombre en condición de discapacidad que falleció a los 35 años y quien en 1984 sufrió una hemorragia cerebral tras ser zarandeado con extrema dureza por la exniñera, que lo estaba cuidando en su domicilio de Fort Lauderdale.
La víctima nunca logró gatear, caminar o hablar
McKirchy fue acusada en 2021 por un gran jurado en el condado de Broward, en el sureste de Florida, de asesinato en primer grado, luego de que un informe del médico forense dictaminara que la muerte de Dowling "fue causada directamente por las lesiones de 1984", como dijo en julio de ese año la oficina del Fiscal Estatal del Condado de Broward.
La oficina del médico forense determinó que la muerte de Benjamin Dowling fue "un homicidio".
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Según declaró la madre de la víctima, Rae Dowling, cuando fue a recoger a su hijo de la casa de McKirchy observó que el menor tenía dificultades para respirar y lo llevó a un hospital local, donde los médicos concluyeron que el bebé había sufrido una hemorragia cerebral a causa de las violentas sacudidas.
En 1985, la exniñera fue sentenciada a 60 días de cárcel y libertad condicional tras no refutar los cargos de intento de asesinato y abuso infantil agravado que enfrentó en ese entonces, una sentencia polémica que mereció las críticas de los familiares.
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En una declaración de 2021, la familia manifestó que Benjamin Dowling nunca logró gatear, caminar o hablar y tuvo una existencia marcada por la discapacidad que padeció, las cuales le impidieron valerse por sí mismo y motivaron varias operaciones.
Murió en el domicilio familiar, en la costa oeste de Florida, el 16 de septiembre de 2019.
Tras la acusación del gran jurado de 2021, la exniñera, que en aquel año residía en Texas, se entregó voluntariamente a las autoridades y posteriormente fue extraditada a Florida.