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Lo que parecía una simple dolencia muscular cambió para siempre la vida de Terry Harper, un conductor de autobús de 62 años en Londres. El dolor de espalda que él atribuía a haber subido un colchón pesado por las escaleras resultó ser algo mucho más grave: 12 tumores estaban “comiéndose” su columna y tenía un extraño tipo de cáncer de sangre que afecta los huesos.
“Tengo dolor todo el día. Sería más fácil que me atropellara un autobús”, confesó Harper, quien ahora enfrenta no solo el peso físico de la enfermedad, sino también las consecuencias emocionales y económicas que esta ha dejado en su vida.
En abril de 2022 Terry empezó a sentir calambres en su espalda. Pensó que eran los efectos de su antiguo trabajo en demolición o por el reciente esfuerzo que había hecho al subir un colchón por unas escaleras. Cuando consultó a su médico de cabecera le diagnosticó hernias discales y le aseguró que en seis semanas el dolor desaparecería, pero no fue así.
Con el paso de las semanas la molestia se volvió insoportable, hasta el punto en que ya no podía comer, ir al baño ni levantarse de la cama. Su pareja llamó a una ambulancia, pero los paramédicos no lo consideraron grave. Dos días después, insistió desesperada: “Parece que se está muriendo”.
En el hospital, los médicos descubrieron la verdad: cáncer en etapa tres. Una tomografía reveló múltiples tumores en la columna y un mieloma -un tipo de cáncer de piel- que había comenzado a destruir sus huesos. “Fue como si me hubiera atropellado un autobús”, recuerda Terry en diálogo con The Sun. Desde entonces, su vida se divide entre las salas de tratamiento y la lucha diaria contra el dolor.
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La agresividad del cáncer devastó su físico. Harper asegura que ha perdido más de 11 centímetros de estatura debido al colapso de sus discos vertebrales. “Todos mis discos se han colapsado y me duele todo el tiempo”, explicó.
A ello se suman calambres nocturnos, dolor en las caderas, costillas y un nuevo tumor en el ojo derecho que los médicos están investigando. “Es un dolor interminable. He sido un hombre sano toda mi vida, ni siquiera sabía cómo era el interior de un consultorio médico, y luego esta enfermedad me atacó. Es incapacitante”, confesó.
Tras recibir quimioterapia, Harper logró entrar en remisión en diciembre de 2024, pero la tregua duró poco. En junio de 2025 el cáncer regresó. Ahora está en un nuevo ciclo de tratamientos, 36 semanas de quimioterapia más dos años de quimioterapia inyectable.
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Aunque el camino parece interminable, no pierde la esperanza de recuperar un poco de calidad de vida. Sin embargo, la enfermedad no solo golpea su cuerpo, sino también su economía. El hombre de 62 años debería estar descansando mientras combate el cáncer, pero aún trabaja en horarios reducidos para sostenerse. “Técnicamente debería estar descansando, pero financieramente no puedo permitírmelo”.
Ante esta situación, familiares y amigos crearon una página en GoFundMe para apoyarlo. Allí buscan recaudar fondos que le permitan concentrarse en su recuperación sin la angustia diaria de las cuentas por pagar.
El caso de Terry Harper recuerda la importancia de no subestimar los síntomas persistentes. Lo que parecía un simple dolor de espalda terminó siendo la manifestación de una enfermedad grave y poco común. “Lo escuchas en la televisión, pero nunca piensas que te pasará a ti. No se lo deseo a nadie”, concluyó.
MARÍA PAULA GONZÁLEZ
PERIODISTA DIGITAL DE NOTICIAS CARACOL