En una maratónica jornada, el presidente visitó tres estados en busca de votos para el partido Republicano. Barack Obama hizo lo suyo con los demócratas.
Cuando Estados Unidos se apresta a renovar las 435 bancas de la Cámara de Representantes, un tercio del Senado y 36 gobernaciones, la otrora potencia petrolera es una referencia constante para golpear a los demócratas.
"Quieren usar el socialismo para convertir a Estados Unidos en Venezuela. Un lugar encantador, un lugar encantador", afirmó irónicamente Trump el viernes en Indianápolis, provocando los abucheos de sus seguidores.
Venezuela, regida desde hace casi dos décadas por el llamado "socialismo del siglo XXI" instaurado por el fallecido expresidente Hugo Chávez, está sumida en una grave crisis económica que ya provocó el éxodo de 2,4 millones de personas desde 2014, según la ONU.
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Los demócratas "impondrán el socialismo. Bienvenidos a Venezuela", enfatizó el presidente el sábado en Florida, donde el candidato a gobernador Andrew Gillum puede ganarle al preferido de Trump, Ron DeSantis.
"Van a hacer que Georgia se convierta en Venezuela" si eligen gobernadora a la demócrata "de extrema izquierda" Stacey Abrams, advirtió Trump el domingo a sus votantes en ese estado sureño.
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El mandatario participó este lunes en varios actos de campaña en Cleveland, Ohio; Fort Wayne, Indiana; y después en Cape Girardeau, Misuri.
"Las elecciones de mitad de mandato solían ser como aburridas", dijo desde Cleveland. "Ahora son lo más candente".
Pese a que el nombre de Trump no está en las papeletas, está claro que las elecciones son un referéndum sobre su gobierno. Están en juego la totalidad de los escaños en la Cámara de Representantes, un tercio de los puestos del Senado, 36 gobernadores y decenas de legislaturas estatales.
Los estadounidenses asisten al final de una campaña que estuvo marcada por dos violentos incidentes: el envío de paquetes con explosivos a prominentes líderes opositores y la masacre en una sinagoga en Pittsburgh donde murieron 11 personas.
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En contexto:
Elecciones legislativas en EE. UU., un ‘referendo’ que mide el apoyo al inquilino de la Casa Blanca La inmigración como tema central
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En el ambiente electrizado de sus mítines, Trump saca partido de su experiencia como presentador de televisión, logrando cautivar a su público y colocarse en el centro del debate.
Con un estilo que mezcla las declaraciones grandilocuentes, lenguaje llano y toques de humor cruel, Trump coloca a los votantes en la vicisitud de elegir entre su gestión, en la cual la expansión de la economía llevó al desempleo a un mínimo de 3,7%, y su visión de la seguridad, y las posturas de los demócratas, a los que califica de izquierdistas extremos.
La estrategia de centrar el debate político sobre sí mismo es una apuesta, al igual que el viraje de su discurso, que pasó de elogiar los logros de su gestión a una narrativa dura -que algunos califican de racista- en la que ha denunciado la inmigración ilegal como una "invasión".
A pocos días de las elecciones, Trump envió a más de 4.800 efectivos a la frontera con México y sugirió que si los migrantes que marchan por miles en caravanas hacia Estados Unidos tiraban piedras a los agentes, éstos podrían responder con tiros, aunque después se retractó.
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Los demócratas "quieren borrar las fronteras de Estados Unidos", dijo en la noche del domingo en un mitin en Tennessee, en el centro del país.
Esta táctica le funcionó en 2016, cuando en contra de todos los pronósticos fue elegido, pero estos discursos también irritan a muchos, lo que ha dado a los demócratas la esperanza de una mayor movilización.
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Obama en campaña
Una de las mayores interrogantes es cómo va a reaccionar el electorado a la agresiva retórica de Trump contra la inmigración y específicamente si esto va a afectar de una forma u otra al voto latino, en un país donde 29 millones de hispanos están registrados para sufragar.
En Estados Unidos los presidentes suelen perder terreno en las primeras elecciones de mitad de mandato, pero la economía podría ayudar a Trump a romper este precedente.
Según una encuesta encargada por el diario The Washington Post y ABC News, los demócratas tienen ventaja de 50% frente a 43% en la cámara baja, pero esta diferencia se ha reducido desde agosto.
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Sin embargo, la gran interrogante es la participación.
Los demócratas sacaron su principal arma en los últimos días: el expresidente Barack Obama, que el domingo acudió a auxiliar a un demócrata en Indiana que podría perder su escaño.
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"Las elecciones de mañana pueden ser las más importantes de nuestras vidas", reiteró este lunes en Twitter el exmandatario.
Una de las revelaciones de la campaña fue el candidato demócrata, Beto O'Rourke, que sale a disputar el escaño al Senado del consolidado político republicano, Ted Cruz en Texas.
Este lunes O'Rourke definió la carrera como algo épico, afirmando que los habitantes de Texas "van a decidir la principal elección de nuestro tiempo".
"Van a decidir el futuro, no sólo de Texas sino de todo este país, no sólo de esta generación sino de cada una de las generaciones", afirmó este congresista que pronunció un discurso a favor de un sistema de salud universal y en contra de la política migratoria de Trump en un lugar en el que ningún demócrata ha sido elegido senador en medio siglo.
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