Roy Barreras, gracias por estar en Noticias Caracol . ¿Cuál es la sensación de esa brújula? ¿Hacia dónde apunta hoy la brújula de Colombia?
Roy Barreras: Lo primero es que como generación tenemos que reconocer que seguramente hemos fracasado en el compromiso de entregarle a la siguiente generación un país mejor. Estamos entregando un país más violento, más empobrecido, más dividido, y la brújula no puede ser otra que unir ese país alrededor de un futuro posible para todos.
Y eso no es fácil en un país polarizado, radicalizado, cruzado por lo que García Villegas llama las emociones tristes. Una gran tarea es unir el país hacia un futuro donde quepan todos y todas. Esa es la brújula.
MAV: ¿Cómo Roy Barreras cree hoy que puede ser viable ese mensaje político de cualquier lado para que los jóvenes, para que los ciudadanos, retomen la confianza?
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RB: No es una cierta desconfianza, es una desconfianza absoluta, que es una tragedia institucional y es explicable, sobre todo en Colombia, por el deterioro de los partidos políticos envejecidos, abyectos, deteriorados, cruzados por el narcotráfico, hijos de un sistema clientelar corrupto desde la raíz ha hecho que la gente no crea en las instancias de poder y en quienes deben tramitar sus instituciones, sus derechos y sus expectativas ante ese descreimiento absoluto es obligación de todas las orillas recuperar la legitimidad de lo que se llama el estado de derecho, ¿qué es eso? que la gente sienta de verdad que el Estado está allí para proteger su vida, su patrimonio, su empleo, su empresa, su educación.
Hoy la gente no está creyendo en el Estado.
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MAV: ¿La calle y las protestas son una expresión de más democracia? ¿son una expresión de indignación? ¿para usted, qué son?
RB: Son una expresión de indignación, la más formidable de la historia de Colombia; pero también son un síntoma claro, decimos los médicos. Un síntoma de la enfermedad crónica de fondo, la democracia en el mundo está en crisis. Lo que se forma inevitablemente y lo pronostico hoy, María Alejandra, es que habrá dos grandes corrientes de opinión.
Hay una centroderecha que le tiene miedo al cambio, ojo con eso. La gente no es que no sepa que se necesita cambiar, es que le tienen miedo al cambio y habrá una corriente de opinión de centroizquierda. Así de claro. Centro e izquierda.
Esa corriente de opinión que se sintoniza con la calle, con los 21 millones de pobres, con los 7 millones de campesinos, con el punto uno del Acuerdo de Paz que tuve el honor de firmar, el desarrollo rural integral.
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La corriente de extrema-derecha y de centroderecha piensa que se puede reprimir esa corriente. Se equivocan. Lo que hacen es aplazar las soluciones y en ese camino ellos mismos generan un Estado que es inestable. La estabilidad deviene de canalizar esa corriente de opinión. Si usted la reprime, se desborda y arrasa.
MAV: La gente está agotada de que los debates puedan soportarse exclusivamente en dos miradas ideológicas
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RB: Las personas que con razón dicen estamos hastiados de la violencia verbal, son personas en el centro. ¿Quién es ese colombiano que nos ve hoy en Caracol y que está en el centro?, es un colombiano que lo que quiere es un Gobierno estable, tranquilo, seguro, que le garantice, reitero, su vida, su patrimonio, su empleo, su futuro. Eso es el centro.
Ahora esos colombianos tendrán que decidir o le apuestan su fuerza, que es decisiva, al statu quo de una centroderecha que cobije esas formas de represión y aplazamiento del cambio social, lo que es un error, o le apuestan a un Gobierno estable de centroizquierda que tramite el cambio social, que la solución dialogada al conflicto social se convierta en soluciones reales y que lo tramite de manera democrática y pacífica, pacífica en el 2022.
Esa es la apuesta de la centroizquierda en la que yo estoy empeñado en ayudar a construir.
MAV: ¿Cómo van a hacer para darle a la gente seguridad y tranquilidad?, por lo menos las personas que quieren imaginar que su propuesta es posible
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RB: Cómo hacer para despejar los miedos es el fondo de esa pregunta, y claro que hay razón para temer al deterioro de la democracia en América Latina. Aquí hay dictadores fachos, como se dice popularmente, en distintos países. Bolsonaro en Brasil destruye las libertades. Maduro es un dictador en Venezuela. Ortega es una caricatura de gobernante. Y esa deriva que destruye la democracia no va a ocurrir en Colombia, en donde hay instituciones democráticas fuertes y esa es la vacuna contra esos miedos.
Y le menciono algunas. La independencia de la junta del Banco de la República, lo que significa descartar, por ejemplo, el expediente facilista de la emisión para generar inflación y repartir bienes. Segunda institución, la Corte Constitucional, lo que garantiza los derechos no solamente colectivos sino individuales. Tercera, la separación de poderes real no puede ocurrir ni que los órganos de control terminen siendo unos amigos del presidente de turno, como ha sido hace 30 años en la mayoría de los casos, en este gobierno peor.
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Y tampoco puede ocurrir que el Congreso sea arrodillado y cooptado por un gobierno.
MAV: ¿Por qué es tan difícil hacer acuerdos? ¿por qué es tan difícil unir propósitos en Colombia?
RB: Es fundamental hacer acuerdos en lo elemental. Lo primero, en el respeto a la vida, es que aquí hay una cultura de la muerte, hija de la maldición del narcotráfico. Y ahí encontramos diferencias. Usted sabe que yo hablo con franqueza. Sería fácil decir que todos estamos de acuerdo en que hay que acabar con la pobreza y que el narcotráfico es una maldición. Pero en el fondo no estamos de acuerdo.
Nosotros creemos, por ejemplo, que, para redimir de la pobreza a millones de colombianos, el Estado tiene que intervenir generando empleo de manera directa y eso implica incentivar la demanda agregada, el consumo interno, reactivación de la economía desde la base popular metiéndole a la gente platica en el bolsillo, María Alejandra, para que tenga con qué comer, pero también con qué comprar, un Estado donde la gente tenga un techo sobre la cabeza, agua en el grifo, pan en la mesa.
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No es eso lo que piensa el centroderecha. El centroderecha cree que hay que inyectar recursos a los grandes monopolios, a las grandes oligopolios. Y como en la parábola de Culón y el pobre Lázaro, las migajas, lo que sobra se irrigará.
MAV: ¿Qué le pasa a Colombia que no logra cerrar el círculo de la violencia?
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RB: Bueno, lo primero es que no hay Gobierno. Cuando usted le apuesta a la fuerza, a la fuerza legítima del Estado, la tiene que ejercer. Nosotros entregamos un país después del gobierno Santos, con 1.500 miembros del ELN en cifras oficiales y con unas disidencias que no llegaban al millar después de que 13.000 exguerrilleros dejaron las armas. Hoy hay más de 5.000 miembros del ELN, también en cifras oficiales, y también las disidencias han crecido en cerca de 4.500 miembros armados. Un ejército de 500 mil hombres que este gobierno de Uribe-Duque lo que ha hecho es politizarlos y ha fracasado en el control del territorio.
Es decir, fracasó en lo que dijo que sabía hacer y en cambio se dedicó a hacer trizas la paz que no le gusta. Un gobierno como ese, que no garantiza la vida, que no controla el territorio, que fracasa en materia de seguridad y que tiene ahora una paradoja en los primeros años le echaba la culpa al gobierno anterior y ahora le echa la culpa al próximo gobierno, porque dicen que es que quienes estamos exigiendo cambios no lo dejamos gobernar. Es un paréntesis de fracaso que va a cambiar en el 2022. El cambio es imparable.
MAV: ¿Usted no cree que al petrismo se le va a atravesar la responsabilidad con que se le señala de las marchas?
RB: Si uno pudiera pensar que Gustavo Petro, a quien lo culpan de todo, de milagro no lo han culpado de la eliminación de Colombia en la Copa América, es el responsable de la movilización social sería formidable.
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Es que fue la movilización social más grande de la historia de Colombia, pacífica. Pero no lo culpan de eso. Lo culpan de algo en lo que nada tiene que ver. Y es en el asunto del vandalismo, de la degeneración, de la violencia, le voy a decir quién es el claro responsable del vandalismo y de la degeneración violenta de las marchas pacíficas que hoy ya no están en las calles: un gobierno Duque que de manera perversa dilató el diálogo con un comité del paro, también anacrónico y sordo, que no entendió la trampa en la que estaba cayendo y se dejó dilatar y desgastar, hasta el punto que las expresiones se volvieron expresiones violentas, minúsculas, pero, por supuesto, angustiantes para el ciudadano ahora.
A mí no me corresponde defender a Petro. Él se defiende solo.
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MAV: Hemos escuchado muchas voces, estamos en ese recorrido buscando ideas, escudriñando un poco en las personas que tienen responsabilidades públicas, pero lo veo ya muy encaminado en su campaña del 2022, senador Roy Barreras. Gracias por esa entrevista.
RB: Gracias, Alejandra. Creo que tenemos una obligación con el pueblo colombiano de garantizarle un cambio estable, tranquilo, seguro, institucional, sin constituyentes, respeto por la Constitución y por las instituciones y decisión de cambio. Eso es lo que hay.