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Dora Alicia Bohórquez Contreras, de 68 años, residente del barrio El Paraíso, en Ciudad Bolívar, en Bogotá, se encuentra en vilo ante la posibilidad de perder parte de su herencia familiar a manos de quienes alguna vez fueron sus arrendatarios. La señora Bohórquez, quien vive sola en la casa adquirida por su padre, relata una historia que ejemplifica cómo figuras legales como el proceso de pertenencia pueden ser utilizadas, según los denunciantes, para la apropiación ilícita de bienes. Séptimo Día investigó.
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La casa y el lote fueron adquiridos por su padre, Martín Bohórquez , en 1980. El lote, que hoy funciona como parqueadero, permaneció cerrado durante años, ya que su padre "pensaba construir ahí, pero él ya los años ya no le daban para construir", dijo la mujer.
En el año 2000, el padre de Dora falleció a la edad de 80 años, y ella continuó viviendo en la casa. Durante casi una década, el lote se mantuvo sin uso hasta que, en 2009, un conocido suyo que ya le rentaba una habitación en la casa propuso alquilar el terreno.
Dora confió en este conocido, quien facilitó el arriendo a Gilberto Rodríguez, un hombre que vivía en el mismo barrio El Paraíso y buscaba un lugar para un negocio de chatarra. Dora, concentrada en asuntos personales, se "desentendió esa situación por estar enfrascada en mi hijo y en mi trabajo", afirmó.
El contrato, firmado en 2009, señalaba que Gilberto Rodríguez tomaba en renta el lote por un valor mensual de $150.000 pesos. Aunque Dora recibió el dinero del alquiler durante algunos meses, pronto los pagos dejaron de llegar. Gilberto Rodríguez comenzó a excusarse diciendo que "no tenía, que eso estaba malo, que no rentaba, que la chatarra no recogía nada", recordó la mujer en Séptimo Día.
Meses después de que los pagos se detuvieron, el conocido de Dora, quien había mediado el arriendo, desapareció, y Dora siguió a cargo de la situación. A pesar de que no se realizó un cambio de contrato, pasó el tiempo mientras Gilberto Rodríguez no pagaba ni desocupaba el lote.
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Con el paso de los años, Gilberto Rodríguez comenzó a modificar el lote sin autorización de Dora. La propietaria relata que, en un momento, se dio cuenta de que "ya tenía eso de parqueadero". Cuando Dora le pidió la devolución del lote, Gilberto respondía evasivamente, prometiendo que miraría cuándo se lo entregaba.
Para 2020, Dora seguía viviendo en la casa familiar. En el lote, Gilberto ya había construido una habitación y, aunque Dora le insistía en la devolución, su desconfianza crecía. Ella le pedía: “Don Gilberto desocúpeme, que no mijita, él era siempre así”.
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La situación tomó otro rumbo en marzo de 2024, cuando Gilberto Rodríguez se enfermó gravemente. Dora, buscando una solución que le permitiera recuperar su propiedad, habló con la pareja de Gilberto, Gloria Marlén Urrego, quien vivía cerca. Dora recuerda haberle dicho a la señora Urrego: "Doña Marlén, don Gilberto no tiene por qué estar aquí aguantando frío y me prometieron que tan pronto el papá falleciera, que salieran de esta situación, me entregaban el predio".
Días después, a finales de marzo de 2024, Gilberto Rodríguez falleció. Dora esperaba que, tras su muerte, el acuerdo de palabra se cumpliera y pudiera recuperar el lote, pero ocurrió lo inesperado. Gloria Marlén Urrego le salió "con el cuento que cómo íbamos a arreglar". Dora, perpleja, la confrontó: "¿cómo vamos a arreglar ¿Qué si ustedes estaban comprometidos conmigo de palabra de que me entregaban cuando don Gilberto falleciera, ahora ¿qué me van a pedir a mí".
Este giro motivó a Dora a iniciar, en diciembre de 2024, un proceso de restitución del inmueble. Sin embargo, pocos días después, se enteró de que la pareja del fallecido inquilino, Gloria Marlén Urrego, interpuso una contrademanda: un proceso de pertenencia por el lote.
El proceso instaurado por Gloria Marlén Urrego es un "proceso declarativo de pertenencia de inmueble por prescripción extraordinaria," una figura legal que busca reconocer la propiedad a quien la ha poseído como dueño y señor durante un tiempo determinado.
La abogada de Dora, Carolina Martin Delgado, ha sido enfática en que Gloria Marlén Urrego no cumple con los requisitos legales para reclamar el lote. Específicamente, para la prescripción extraordinaria, la demandante debe demostrar posesión durante diez años de forma tranquila e ininterrumpida y asumir la carga económica y tributaria, incluyendo el pago de impuestos y servicios públicos.
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La abogada Martin Delgado sostiene que Gloria Marlén Urrego "claramente no puede probar nada de eso", dijo. Por el contrario, Dora Alicia Bohórquez sí tiene cómo sustentar su propiedad y posesión legítima. Ella cuenta con los archivos de los pagos del impuesto predial que su padre hacía y los que ella ha realizado desde 2000. Además, tiene los recibos de los servicios públicos de la casa y del lote, y más recientemente, una escritura pública obtenida en mayo de 2025, elevada a registro, lo que acredita la titularidad a su nombre y cuatro de sus hermanos.
Expertos consultados, como el abogado Cristian Villarreal, han señalado que existen personas que "utilizan los procesos de pertenencia de manera fraudulenta para buscar la posesión de bienes inmuebles de forma ilícita con una ocupación ilícita", dijo. Si se llegase a comprobar mala fe o intención de engañar a las autoridades, se podrían iniciar acciones penales por delitos como invasión de tierras, fraude procesal y daño en bien ajeno.
El 17 de octubre de 2025, Séptimo Día buscó a Gloria Marlén Urrego en el lote de Dora Alicia Bohórquez. Ella confirmó la existencia de la demanda y afirmó que reclamaban el terreno.
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Cuando se le preguntó por qué interpuso una contrademanda si Dora solo pedía la restitución, Urrego respondió: "Ella me demandó a mí por un poco de arriendo que yo no le debo a ella". Ella argumenta que las deudas de arriendo las tenía su esposo, Gilberto Rodríguez.
Al ser confrontada con la existencia del contrato de arrendamiento de 2009, Gloria Marlén lo desconoció, diciendo: "No, esa no es la firma de él". Sin embargo, al preguntársele si Gilberto compró o alquiló el terreno, ella afirmó: "No sé qué negocios tendría mi esposo". Y aunque dijo que no sabía si el terreno se compró o alquiló, insistió en su presencia constante: "Yo desde 16 de diciembre del 2009 vivo acá, soy la que abro, soy la que cierro".
La abogada de Gloria Marlén Urrego también desconoció el contrato de arrendamiento y argumentó que, de haber existido, Dora debió haber ejercido acciones "durante 15 años para recuperar esa ese pedazo de terreno".
Mientras el proceso judicial avanza, Dora Alicia Bohórquez, quien sigue viviendo en su casa junto al lote que compró su papá y le dejó a ella, lamenta profundamente la situación. Ella asegura que "no es justo porque los padres de uno trabajaban duro trabajaban duro para dejarle tal vez algo a uno para que otra persona venga y se aproveche". Dora confía en poder recuperar su lote.