Les tienen comida y un particular postre. De la seguridad se encargarán dos perros. La idea es que vivan, en carne propia, las necesidades de los más pobres.
El cambuche lo armaron Berna e Isabel, unos enamorados que sobreviven desde hace 40 años en las inclementes calles de Bogotá.
Se trata de una de las típicas "casas" de quienes no tienen hogar. Forrado con cartón y plástico, cuenta con una vieja colchoneta, almohadas reusadas y, algo infaltable, un radio que suena de milagro.
Tayson y Lucas, compañías fieles de esta pareja, cuidarán celosamente al candidato.
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Un comerciante de la zona les donó una pancarta que está encima del cambuche. En ella se encuentran inscritos los nombres de cada aspirante a la Casa de Nariño.