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Aumento del salario mínimo 2024: Fenalco dice que "el palo no está pa’ cucharas"

Aunque el incremento del salario mínimo podría estar entre el 10 y 12%, esto dependerá de la inflación de 2023 y del índice de productividad en el país, que “se especula que podría ser negativo”, afirmó el presidente de Fenalco.

Aumento del salario mínimo en 2024 debe ser “muy moderado”, según Fenalco

Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco, habló de lo que los empresarios contemplan proponer como aumento del salario mínimo para 2024. El porcentaje podría ser de dos dígitos, pero eso depende de ciertos factores, precisó.

“Lo que es importante aquí decir es que se está esperando que salga la próxima semana el dato de la inflación y también que el DANE calcule el índice de productividad para poder sentarse a echar números en lo que van a ser las propuestas del sector empresarial, de los de las centrales obreras y del gobierno”, recalcó el empresario.

¿Cuál considera que debería ser esa fórmula sobre la cual comience a negociarse el incremento del salario mínimo y el auxilio de transporte para 2024?
Cabal dijo “que el incremento del salario mínimo debe reflejar el recuperar el poder adquisitivo que se ha perdido durante todo el año de los salarios de los trabajadores. Y la forma de recuperarlo es obviamente incrementarlo con base en la inflación y la productividad. En años anteriores, en los últimos dos años, se ha aumentado muy por encima de esa suma, y obviamente en esta oportunidad, con un escenario inflacionario como el que tenemos y con una economía decreciendo o creciendo negativamente, como fue la del último trimestre, pues creemos que el palo no está pa’ cucharas y debe ser un ajuste muy prudente, muy moderado, que contribuya de alguna manera a frenar la inflación, pero con el poder adquisitivo de los trabajadores. O sea, lo que dé la inflación y sumando la productividad que la debe entregar el DANE a la mesa de concertación este fin de semana”.

¿Es decir que eso estaría entre el 10 y 12%?
“Sí, más o menos. Hay que mirar la productividad porque en un comportamiento económico como el que hemos tenido de desaceleración y más recientemente de crecimiento negativo, el índice de productividad no puede ser muy alto. Inclusive se especula que podría ser negativo. O sea que ese cálculo que está haciendo es correcto, creo que puede estar entre el 10 y el 12%”, consideró el presidente de Fenalco.

Centrales obreras dicen que hay que hacer un importante incremento en el salario mínimo, pero hay que bajar también tasas de interés. Ustedes dicen que un aumento desmedido puede impactar negativamente en inflación y en empleo. ¿Cuáles son esas consideraciones a tener en cuenta?
Cabal sostuvo que “el argumento de las centrales obreras es que entre más se sube el salario, más recursos tienen los colombianos para para consumir y comprar. Pero esa ecuación funciona solamente si no se aplicaran los costos laborales; cuando se aplican los costos laborales con salarios muy altos, obviamente, esto forma parte de la canasta de costos que influye en el precio final. Entonces, si el precio final sube considerablemente, obviamente valen más las cosas y hay menos recursos para poder consumir”.

También expresó su preocupación porque la negociación del incremento del salario mínimo “se hace paralelamente en un escenario de la discusión del proyecto de reforma laboral. Hemos señalado que si se aumenta ese 10 o 12%, pues las empresas colombianas podrían tener el próximo año un escenario de cerca de entre el 35 y 40% de costos laborales adicionales a los del año 2023, lo cual es muy complicado, especialmente para las micro, pequeñas y medianas empresas”.

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¿Cuáles son esos sobrecostos a los cuales usted se refiere?
“Ese sobrecosto sería incluyendo el incremento del mínimo. Por eso dije lo que podrían enfrentar las empresas si sumamos reforma laboral, más incremento de salario mínimo a costo cercano al 35 o 40%. Es decir, que los sobrecostos pueden estar entre el 25 y 29%, depende del tamaño de la empresa”, explicó.

“Los sobrecostos serían: uno, la disminución de la jornada diurna de nueve de la noche a siete tiene dos horas adicionales. Segundo, el incremento de los costos de los dominicales y festivos del 75 al 100%, ese 25% significa un crecimiento en los costos laborales. Lo otro, los costos de despido también se incrementan notoriamente. Al volver los contratos más rígidos y a término indefinido, se está indexando un costo de despido superior al que hoy tiene el régimen laboral colombiano. Luego viene el contrato de aprendices, que señala que los contratos de los aprendices del Sena vendrían a ser contratos laborales, lo cual también significa otro costo. El incremento del IPC, que también se vuelve algo obligatorio, es otro extracosto”, indicó.

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¿La reforma laboral se concertó?
“Eso no es cierto, nunca hubo una reunión de concertación. Hubo unas mesas técnicas donde los gremios presentaron inquietudes, donde el gobierno presentó la reforma laboral, las centrales obreras también, pero nunca hubo una comisión de concertación para discutir artículo por artículo. Eso no es cierto. Otra cosa es que a través de todo este proceso se hayan recogido algunas inquietudes de los gremios. Por ejemplo, el hecho de que en el primer proyecto la disminución de la jornada diurna iba de nueve de la noche a seis, pues en este segundo proyecto no es a las seis, sino a las siete. En vez de ser tres horas de impacto en los costos van a ser dos. Pero no es cierto que hubiera habido una concertación en este proceso, y eso lo pueden testificar los demás grandes de la comisión de concertación de que no fue una reforma concertada”, recalcó Cabal.

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