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Llegó a Bogotá la cuarta edición de uno de los eventos de música más esperados. Como ya es costumbre, el Festival Cordillera recibió a miles de asistentes durante su primer día en este 2025, en medio de una tarde soleada en el Parque Metropolitano Simón Bolívar. Tanto colombianos como extranjeros se reunieron en este magno espacio para celebrar la música iberoamericana y escuchar, en esta ocasión, a las nuevas generaciones de cantantes latinoamericanos, quienes antecedieron los más grandes espectáculos de reconocidos ídolos de la salsa, el pop o el reggae.
Desde temprano, los cerros orientales se divisaban con la belleza que proyectaba el sol sobre las decenas de árboles que conforman el parque más grande de Bogotá. Escuchar a los principales exponentes de la cultura latinoamericana, en un ambiente de desconexión y entretenimiento, marcó algunos de los momentos más memorables del primer día del festival. Durante las primeras horas del evento, en los escenarios Cordillera, Aconcagua, Cocuy y Cotopaxi, se escucharon las voces más jóvenes o emergentes de Colombia y América Latina.
Se oyó el rap de la bogotana La Fármakos, el rock de Parlantes y los ritmos auténticos de Velandia y La Tigra. Mientras caía el sol de este sábado 13 de septiembre, también sonaron las voces de los integrantes de Gipsy Kings, la improvisación y el hip hop de El Calvo, y los acordes de la banda argentina La Beriso. Todo esto sucedía mientras el parque se adornaba con actividades para los visitantes, entre las que se incluían espacios para cantar sin freno, espacios para maquillarse con los emblemáticos rasgos de los animales nativos de América Latina y hasta lugares descansar al aire libre, conectando con la naturaleza al ritmo de un cóctel de géneros musicales, ambientando este importante encuentro.
La poderosa voz de Silvana Estrada —la mexicana que se ha convertido en representante de la nueva canción latinoamericana— marcó el inicio de las presentaciones de los artistas más reconocidos. Su canto tranquilo y suave inspira en quienes la oyen una cercanía con la naturaleza, y sus letras profundas y reales hacen que el público descubra en ella la perfecta representación del canto sudamericano: ese que, a través de la música, los sonidos y la cultura, expresa el significado de la vida con todos sus matices, alegrías y dolores.
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El sol se ocultó y, con la llegada de la noche, también salieron las estrellas que durante décadas llenaron las radios con sus melodías y éxitos. Las voces de dos panameños, Miguel Bosé y Rubén Blades, iluminaron una noche despejada, con una media luna que tampoco quiso perderse la fiesta de salsa, bolero, balada y pop. El escenario principal fue ocupado primero por Bosé, quien interpretó algunos de sus temas más conocidos, como Morir de amor o Amante bandido. En medio de las crisis actuales del mundo, el artista hizo un llamado a la paz, recordando aquel momento de su vida en el que decidió cantar por la paz mundial, esperando que algún día se logre silenciar el último fusil.
Mientras Bosé cantaba, en el escenario Cocuy se presentaba la agrupación mexicana Daniel, me estás matando. Esta banda, famosa entre los jóvenes por sus letras melancólicas y de desamor al ritmo de bolero, hizo cantar a grito herido a muchos de los asistentes, especialmente a quienes llegaron al festival con cuentas pendientes en el corazón. “Hoy los vamos a abastecer de lujuria, dolor y todo lo que usted necesite. (...) ¡Y chingue su madre el que no llore!”, decían, eufóricos, los vocalistas de la agrupación.
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Llegaban ya las 7:00 p. m. cuando, en la tarima Aconcagua, empezaron a sonar los clásicos del reggae que se volvieron éxitos en las décadas de los 80 y 90. La famosa banda británica UB40 ofreció un repertorio de canciones que acompañaron las noches de fiesta de muchos colombianos. Con temas como Red Red Wine, Kingston Town, Homely Girl o Can’t Help Falling in Love, entonadas por un icónico Ali Campbell de 66 años, los asistentes del Cordillera recordaron las épocas doradas de esta agrupación que, en su momento, fue una de las más famosas del mundo.
La avanzada edad de Campbell, quien ya requiere ciertos descansos entre canciones y se mantiene en un solo punto del escenario para evitar el sofoco, no fue impedimento para interpretar con entusiasmo sus éxitos. A pesar de algunas diferencias, su voz sigue sonando con la fuerza de la época dorada de la banda. “Gracias, Bogotá”, dijo el vocalista al finalizar.
Hacia las 8:15 p. m., el segundo panameño apareció entre miles de asistentes que ansiaban su entrada. Rubén Blades subió al escenario con la serenidad que siempre lo ha caracterizado; tomó su tradicional par de maracas con la bandera de su país e inició cantando uno de sus más grandes éxitos: Plástico. Aunque cantaba en el escenario principal, el espacio no fue suficiente: muchos lo vieron desde lejos, aunque escuchaban con claridad —y bailaban— cada estrofa de sus canciones. Hizo un recorrido por su carrera interpretando éxitos como Decisiones, Amor y control y Ligia Elena.
El icónico cantante también rindió homenaje a Héctor Lavoe entonando El cantante, la emblemática pieza que escribió para él. Durante su presentación, Blades no dudó en hacer llamados políticos, incluyendo su clara solicitud para que “Maduro se vaya” y el pueblo venezolano recupere su libertad. Finalizó con Maestra vida, canción que considera una de las más importantes de su trayectoria, al reflejar su carrera y legado a sus 77 años.
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El gran colombiano de la noche fue Carlos Vives, quien, con su tradicional mezcla de sonidos colombianos, puso a bailar a todo el público. Recordó la importancia de conocer y valorar los orígenes y raíces colombianas: las mismas de la cumbia y de la música de la tierra del olvido, con la que todo colombiano debería sentirse identificado y orgulloso. Al final de su concierto, el samario sorprendió a sus fanáticos anunciando detalles de una histórica gira que realizará el próximo año, aunque no ofreció más información al respecto.
El broche de oro del encuentro llegó con la participación de dos argentinos muy conocidos en toda la región: La Mosca, famoso intérprete de ska y reggae, y Paulo Londra, quien alcanzó la fama con éxitos como Nena Maldición o Adán y Eva. Londra hizo un viaje en el tiempo junto a sus seguidores, cantando los temas originales que lo llevaron a consolidarse como uno de los referentes del género urbano en español.
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La Mosca, por su parte, ofreció un espectáculo vibrante que combinó sus canciones más conocidas con aquellas de tinte futbolístico que muchas hinchadas latinoamericanas usan para apoyar a sus equipos. La gran sorpresa la dio el carismático intérprete de Te quiero comer la boca y Para no verte más cuando invitó al escenario a Los Caligaris, otra reconocida agrupación argentina que tendrá su presentación individual durante el segundo día del festival.
JULIÁN CAMILO SANDOVAL
NOTICIAS CARACOL DIGITAL
JSANDOVAL@CARACOLTV.COM.CO