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La humanidad ha contemplado eclipses solares desde tiempos inmemoriales. Estos eventos, que por siglos fueron interpretados como señales divinas o presagios celestiales, hoy son comprendidos gracias al avance de la ciencia como manifestaciones naturales de la mecánica celeste. Sin embargo, no todos los eclipses son iguales. Algunos son breves, otros parciales, y unos pocos alcanzan la categoría de totales, sumergiendo regiones enteras en una oscuridad momentánea. Pero hay uno que destaca por encima de todos: el eclipse solar más largo de la historia registrada, y Colombia será uno de los escenarios privilegiados para presenciarlo.
Este fenómeno, calculado con precisión por la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA), no solo será el más extenso en duración, sino también uno de los más espectaculares por su trayectoria, visibilidad y condiciones astronómicas.
Un eclipse solar ocurre cuando la Luna se interpone entre la Tierra y el Sol, proyectando su sombra sobre la superficie terrestre. Si la alineación es perfecta y el disco lunar cubre completamente al Sol, se produce un eclipse total. En ese instante, la luz solar desaparece por completo en la zona de umbra, y se revela la corona solar, una aureola brillante que normalmente permanece invisible.
La duración de un eclipse total depende de varios factores: la distancia entre la Tierra y el Sol, la posición de la Luna en su órbita, y el punto de observación en la Tierra. En promedio, estos eclipses duran entre dos y tres minutos. Sin embargo, en casos excepcionales, pueden extenderse más allá de los siete minutos, como ocurrirá en el evento que protagonizará Colombia.
La capacidad de predecir eclipses con siglos de anticipación se basa en modelos matemáticos que emplean las leyes del movimiento de Newton. Los astrónomos calculan la posición y velocidad de la Tierra y la Luna en relación con el Sol, considerando que ninguno de estos cuerpos es una esfera perfecta. Con poderosos algoritmos, integran estas ecuaciones hacia el pasado o el futuro para determinar con exactitud cuándo y dónde se alinearán los tres astros.
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La NASA mantiene una base de datos de eclipses solares que abarca desde el año 4000 a.C. hasta el año 8000 d.C. En ese extenso periodo, ningún otro eclipse total iguala la duración del que ocurrirá en Colombia en el siglo XXII. Este hecho convierte al evento en una rareza astronómica, comparable solo con fenómenos que suceden una vez cada varios milenios.
Aunque el eclipse solar más largo de la historia ocurrirá dentro de más de 160 años, su anuncio ya ha despertado el interés de astrónomos, historiadores y aficionados a la ciencia. Las generaciones actuales no estarán vivas para presenciarlo, pero pueden contribuir a su estudio y divulgación, dejando registros, modelos y herramientas que faciliten su observación futura.
Según datos de la NASA, el eclipse solar más largo que verá Colombia ocurrirá el 16 de julio de 2186, a las 11:00 a. m. hora colombiana, y tendrá una duración de 7 minutos y 29 segundos. La trayectoria del eclipse comenzará sobre el océano Atlántico, pasará por Venezuela, Colombia y Guyana, y luego se internará en el océano Pacífico. En Colombia, la franja de oscuridad cruzará el norte del país, incluyendo regiones del Caribe colombiano, que se convertirán en epicentro de la atención mundial.
Ciudades como Barranquilla, Santa Marta, Cartagena y zonas rurales del departamento de La Guajira estarán dentro del corredor de oscuridad total. En estas regiones, el día se transformará en noche por más de siete minutos, ofreciendo una experiencia visual y sensorial que marcará a generaciones futuras.
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Colombia ha sido testigo de varios eclipses solares en las últimas décadas. Uno de los más recordados ocurrió el 26 de febrero de 1998, cuando un eclipse total cruzó el norte del país y Venezuela. Más recientemente, el 14 de octubre de 2023, se observó un eclipse anular que recorrió gran parte del territorio nacional. Sin embargo, ninguno de estos eventos se compara con el que ocurrirá en el siglo XXII. Su duración, visibilidad y condiciones astronómicas lo convierten en un fenómeno sin igual.
Observar un eclipse solar es una experiencia fascinante, pero también implica riesgos si no se toman las precauciones adecuadas. La radiación solar directa puede causar daños irreversibles en la retina, incluso durante los momentos en que el Sol está parcialmente cubierto por la Luna. Por esta razón, es fundamental adoptar medidas de seguridad estrictas al momento de presenciar este tipo de fenómenos astronómicos.
Una de las recomendaciones más importantes es el uso de gafas especiales para eclipses. Estos dispositivos están diseñados con filtros certificados que bloquean la radiación dañina, permitiendo una observación segura del evento. Es imprescindible verificar que las gafas cumplan con los estándares internacionales de protección, como la norma ISO 12312-2, y evitar el uso de imitaciones o productos sin certificación.
Asimismo, quienes deseen observar el eclipse a través de telescopios o cámaras deben asegurarse de instalar filtros solares adecuados en sus equipos. Estos filtros deben colocarse en la parte frontal del instrumento, nunca en el ocular, para evitar que la luz solar concentrada cause daños tanto al observador como al equipo óptico.
Es importante destacar que ciertos métodos caseros, como el uso de lentes oscuros, radiografías o vidrios ahumados, no ofrecen una protección efectiva contra la radiación solar. Aunque puedan atenuar la luz visible, no bloquean los rayos infrarrojos y ultravioletas que pueden dañar la vista. Por lo tanto, su uso está completamente desaconsejado por expertos en oftalmología y astronomía.
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ÁNGELA URREA PARRA
NOTICIAS CARACOL