
Después de casi cuatro décadas al frente de Vogue Estados Unidos,Anna Wintour anuncia su salida como editora de la icónica revista. La noticia, confirmada este jueves por medios especializados como Business of Fashion, WWD y The Daily Front Row, marca el cierre de un capítulo fundamental no solo para la publicación, sino para la industria de la moda en su totalidad.
Wintour, de 75 años, comunicó a su equipo que ya se encuentra en la búsqueda de quien tomará su lugar, aunque seguirá desempeñándose como editora global de Vogue y directora de contenidos de Condé Nast, el conglomerado editorial que ha liderado con mano firme desde 2020.
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La mujer que redefinió la moda editorial
Anna Wintour asumió la dirección de Vogue en EE.UU. en 1988, y desde entonces convirtió la revista en una referencia cultural de alcance global. Su primera portada, una audaz combinación de alta costura Christian Lacroix y jeans de Guess, rompió con los códigos tradicionales del lujo, anticipando una nueva estética que mezclaba lo aspiracional con lo cotidiano. Fue, en muchos sentidos, un manifiesto visual de lo que vendría.
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Bajo su liderazgo, Vogue evolucionó de ser una publicación centrada en la moda pura a un medio que también abordó temas de política, arte, cultura pop y movimientos sociales. Wintour convirtió las portadas en vitrinas del momento cultural: actrices, cantantes y figuras del activismo compartieron espacio con modelos y diseñadores.
Además de su papel en Vogue, Wintour se consolidó como una figura de poder institucional. La ex editora es el rostro visible del Costume Institute del Museo Metropolitano de Nueva York y la mente curadora detrás de laMet Gala, el evento más mediático del calendario fashion.
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Su influencia traspasó fronteras físicas y simbólicas. Fue una de las primeras en reconocer el potencial de celebridades como modelos de portada y en apoyar diseñadores emergentes que hoy son referentes. Su fama se multiplicó tras la publicación y posterior adaptación cinematográfica de 'El diablo viste de Prada', donde la interpretación de Meryl Streep como la temible Miranda Priestly popularizó el imaginario de Wintour como una jefa implacable con gafas negras y visión de hierro.
Su salida deja vacante uno de los cargos más codiciados , y exigentes, del periodismo de moda. En un momento en que la industria atraviesa transformaciones digitales, debates sobre sostenibilidad y una redefinición de sus símbolos, la sucesión en Vogue EE.UU. no solo es un cambio de nombre: es una señal del rumbo que tomará una de las voces más influyentes del sector.
Wintour, mientras tanto, no se despide del todo. Su papel como directora de contenidos de Condé Nast le permitirá seguir moldeando el universo editorial de la moda a nivel global. Pero el gesto de dejar el trono de Vogue estadounidense es más que administrativo: es un acto simbólico que cierra una era.
Según afirmó Vogue Magazine en sus redes sociales, Wintour aseguró que "ahora, encuentro que mi mayor placer es ayudar a la próxima generación de editores apasionados a asaltar el campo con sus propias ideas". Así mismo, aseguró que se encuentra en búsqueda de crecimiento "cualquiera que trabaje en un campo creativo sabe lo esencial que es no dejar nunca de crecer en el propio trabajo".
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Una era de editoras poderosas, de portadas que dictaban agenda, de estética rigurosa y liderazgo sin concesiones. El legado de Anna Wintour es, y será, una pieza fundamental en la historia contemporánea de la moda.
LAURA CAMILA RAMOS CONDE
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