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El crimen contra B King y Regio Clown, dos artistas colombianos que fueron hallados sin vida el pasado lunes 23 de septiembre, tras seis días de haber sido reportados como desaparecidos en México, continúa generando todo tipo de inquietudes entre las autoridades, ya que aún se desconocen las circunstancias y causas que habrían llevado a que ambas personas perdieran la vida de esta manera.
Una de las hipótesis con mayor relevancia en la investigación señala como responsables a integrantes de la Familia Michoacana, un peligroso grupo narcotraficante que opera en varias regiones del país azteca. Según lo reportado por diferentes medios locales, cerca del lote en el que fueron encontrados ambos cuerpos —más precisamente sobre la carretera México-Cuautla— se halló un cartel con un mensaje atribuido a este grupo delictivo.
El contenido del cartel era claro, aunque ya mostraba signos de desgaste debido al paso de los días desde que, al parecer, los dos colombianos fueron asesinados. "Llegó la FM (Familia Michoacana), esto va para todos los chapulines, encargados y vendedores. Vamos por todo", decía el mensaje. Desde entonces, las autoridades mexicanas iniciaron una investigación en la que señalan como principales sospechosos a los integrantes de esta sanguinaria organización.
No obstante, para entender las dinámicas en las que pudieron haber muerto ambas personas, así como los posibles móviles, también es necesario conocer con precisión los orígenes de este grupo, que, aunque surgió en la década de los ochenta, ha mantenido su influencia dentro del crimen organizado mexicano en las últimas décadas. Integrantes de esta temida organización han sido responsables de graves masacres en México, al punto de que sus principales cabecillas —y las cuantiosas recompensas ofrecidas por sus cabezas— han aparecido en documentos oficiales de Estados Unidos.
Aunque su auge y autodenominación oficial se remontan al año 2006, esta agrupación delictiva surgió durante la década de los ochenta, cuando un grupo de personas intentó hacerse con el control del narcotráfico y los secuestros en Michoacán. Desde entonces, comenzó a circular el mito sobre esta organización que, inicialmente vinculada con Los Zetas y el Cártel del Golfo, se dio a conocer en el país como uno de los grupos más peligrosos y buscados del Estado.
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No fue sino hasta 2006 cuando la agrupación se dividió, dando origen al nombre oficial con el que actualmente es conocida esta banda delincuencial y narcotraficante. Desde entonces, ya como la Nueva Familia Michoacana, ha sostenido múltiples enfrentamientos y actos de hostigamiento contra otros grupos criminales. Investigadores y analistas coinciden en que el grupo, si bien ha tenido cierta reducción en su poderío, sigue siendo determinante en las decisiones políticas de las zonas en las que opera, influyendo en elecciones democráticas y llevando a cabo intimidaciones y amenazas contra personalidades y actores influyentes en las decisiones estatales.
Uno de sus cofundadores más relevantes fue Nazario Moreno González, un hombre con una historia tan misteriosa como rodeada de mitos. Este sujeto, conocido como El Más Loco o El Chayo, imprimió un carácter esotérico y oscuro a la organización. Además de sus actividades delictivas, la Familia Michoacana comenzó a regirse por ciertas normas establecidas por él, quien cargaba siempre una especie de “biblia” en la que dictaba las reglas que debían seguir los miembros del grupo. Esta se convirtió en libro obligatorio para sicarios e integrantes de la banda.
Según reportes citados por la BBC, Moreno González establecía que no se debía afectar a la población civil durante las operaciones delictivas, aunque se debía mantener una ofensiva sanguinaria contra los enemigos del grupo. También promovía la abstinencia del alcohol, castigaba con severidad la violencia contra las mujeres dentro de la organización y prohibía el consumo de las drogas que traficaban. Asimismo, promovía castigos crueles y violentos contra los ladrones en las comunidades bajo su control y predicaba un estilo de vida austero, alejado de los lujos y el dinero.
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Las incógnitas en torno a su muerte alimentaron aún más los mitos sobre su figura. Aunque el Ejército Mexicano anunció su fallecimiento en 2010, tras un enfrentamiento con las fuerzas estatales, hubo quienes aseguraban seguir viéndolo en las zonas donde operaba el grupo criminal.
Los rumores resultaron ser ciertos: el líder criminal no había muerto. Su leyenda creció al punto de convertirse en una especie de “santo vivo” al que muchos comenzaron a rezarle en distintas regiones del país. Se erigieron estatuas de yeso, similares a las que decoran los templos católicos, y se empezó a rendirle culto en las comunidades dominadas por la organización criminal.
No fue sino hasta 2014 cuando, finalmente, se confirmó oficialmente la muerte de Nazario Moreno González, durante una operación llevada a cabo por la Armada Mexicana. En esta ocasión, debido al precedente de su supuesta muerte, el Gobierno mexicano debió confirmar su identidad mediante pruebas dactiloscópicas, que comprobaron que el cuerpo abatido correspondía, efectivamente, al temido criminal.
JULIÁN CAMILO SANDOVAL
NOTICIAS CARACOL DIGITAL
JSANDOVAL@CARACOLTV.COM.CO