
Desde hace unos días, la tensión entre Estados Unidos y Rusia ha crecido exponencialmente debido a las “provocadoras declaraciones” del expresidente ruso Dmitri Medvédev, quien advirtió de una posible guerra entre ambos países. “Cada nuevo ultimátum es una amenaza y un paso hacia la guerra. No entre Rusia y Ucrania, sino con su propio país”, escribió Medvédev en su cuenta de X.
En respuesta a estas declaraciones, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, realizó el despliegue de submarinos nucleares en las regiones correspondientes, por si estas declaraciones fueran más allá. A raíz de toda esta situación, Rusia anunció hoy que levanta la suspensión al despliegue de misiles de corto y medio alcance que se impuso en 2019 tras abandonar el tratado internacional INF, un mes después de que Washington lo hiciera un día antes, este tratado buscaba eliminar misiles de corto y medio alcance, y fue firmado en 1987 por EE. UU. y la Unión Soviética.
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El Ministerio de Exteriores declara la desaparición de las condiciones para mantener esa suspensión unilateral del despliegue de armamento nuclear de alcance intermedio y está autorizado a declarar que la Federación Rusia no se considera más ligada a las limitaciones que se impuso en el pasado en el tratado internacional INF. Moscú subraya que, tras mantener esa limitación hasta que no se desplegará armamento análogo de fabricación estadounidense en otros lugares del mundo, propuso a la OTAN y sus socios en la región de Asia-Pacífico que declararon una moratoria análoga a la rusa con el fin de impedir una carrera armamentista en el mundo.
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“En cambio, debemos constatar que la iniciativa rusa no ha encontrado reciprocidad. EE. UU. y sus aliados no sólo anunciaron abiertamente sus planes de emplazamiento de misiles de corto y medio alcance en diferentes regiones, sino que avanzaron significativamente en la implementación práctica de sus intenciones”, señala.
Adicionalmente, denuncia que Washington ha procedido en los últimos años a realizar ensayos; iniciar la producción en serie de ese tipo de armamento y a preparar la infraestructura para su futuro emplazamiento. En el comunicado se lee que desde 2023 Estados Unidos ha desplegado un número sin precedentes de sistemas en Europa capaces de portar misiles de corto y medio alcance para poner a punto dicho armamento durante ejercicios militares que tienen “un claro cariz antirruso”.
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En concreto, destacó el despliegue durante maniobras en Dinamarca de sistemas Mk70, lanzaderas de misiles fabricadas por la corporación Lockheed Martin; mientras a Australia y Filipinas fueron enviados sistemas de misiles de medio alcance Typhon. Otros factores tras la decisión rusa son los planes de algunos aliados de la Casa Blanca de adquirir misiles estadounidenses de emplazamiento terrestre o desarrollar su propio armamento con un alcance de 500 a 5.500 kilómetros. Todos esos pasos por parte de Occidente, señala la nota oficial, conducen a la formación cerca de las fronteras de Rusia de un potencial de misiles desestabilizadores que “crea una amenaza directa, de orden estratégico, para la seguridad de nuestro país".
La renuncia a la suspensión es una medida de respuesta cuyo fin es “contrarrestar las amenazas que han surgido de nuevo y mantener el equilibrio estratégico”. En diciembre de 2024 el presidente ruso, Vladímir Putin, ya había adelantado que, debido a las crecientes actividades de EE. UU. en ese ámbito, Rusia podría verse obligada a levantar la correspondiente moratoria.
ANDRÉS ADAMES
CON INFORMACIÓN DE EFE