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La administración distrital de Bogotá, liderada por el alcalde Carlos Fernando Galán, ha tomado una determinación que redefine las reglas de juego para la movilidad en la capital. Con el objetivo primordial de optimizar el flujo vehicular y atenuar el impacto del creciente parque automotor en la infraestructura de la ciudad, se ha anunciado la implementación de una restricción de pico y placa en Bogotá los sábados, que aplicará a los vehículos que no se encuentran matriculados en la ciudad.
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Esta medida, junto con un significativo ajuste al pico y placa solidario, ha desatado una ola de reacciones que trascienden las fronteras del Distrito Capital, generando preocupación y manifiestos de inconformidad por parte de los municipios aledaños.
Bogotá enfrenta un desafío de movilidad que se agrava año tras año, marcado por un notable incremento en el número de vehículos que circulan diariamente. El Distrito ha afirmado que, de cada 10 vehículos que transitan por la capital, tres tienen su matrícula registrada en otros municipios. Esta realidad, sumada a las pérdidas económicas que implica para la ciudad el bajo índice de matrículas internas, impulsó al alcalde a anunciar dos acciones concretas. La más polémica de estas es la imposición de pico y placa dos sábados al mes a los vehículos que no están matriculados en la capital.
Mientras que el anuncio ha sido visto por algunos ciudadanos como una medida necesaria para mitigar las externalidades generadas por el uso del vehículo en la ciudad, para otros, especialmente aquellos que residen en la Sabana y utilizan Bogotá para fines laborales, médicos o comerciales, representa una afectación directa a su vida cotidiana y economía.
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La discusión se ha centrado en cómo conciliar las necesidades de inversión y movilidad de una metrópoli como Bogotá con las realidades económicas, políticas y culturales de los municipios vecinos que dependen intrínsecamente de la conexión con la capital. Esta nueva restricción tiene una fecha tentativa para su entrada en vigencia en el primer semestre de 2026, aunque la discusión sobre sus alcances y la coordinación regional ya ha comenzado.
El anuncio de la restricción vehicular sabatina para placas foráneas ha provocado una respuesta inmediata de los líderes municipales de la Sabana, quienes han expresado públicamente su inconformidad y preocupación ante el impacto de la medida en sus territorios.
Los mandatarios locales han señalado que la decisión del Distrito afecta directamente los intereses de las comunidades que mantienen una estrecha cohabitación y dependencia con la capital, tanto a nivel económico, comercial como laboral. El sentir general de los líderes de la Sabana se articuló en una crítica a la falta de consulta y un llamado a la unidad y la cooperación regional.
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“Es difícil escuchar los llamados de unidad regional cuando se toman ese tipo de decisiones que laceran los intereses de los municipios que cohabitamos con la capital”, señaló Luis Carlos Casas, alcalde de Facatativá. "Los municipios vecinos a la capital de la República solicitamos el replantear estas medidas que afectan directamente a nuestros territorios. Es como pensar que en Soacha colocáramos un pico y placa a vehículos matriculados en la ciudad de Bogotá", expresó el alcalde de Soacha, Julián Sánchez.
Por su parte, Nelson Parra, alcalde de Mosquera, enfatizó en que "si bien atiende unas preocupaciones de la ciudad, desconoce las realidades económicas, políticas, culturales de nuestro municipio con Bogotá".
La preocupación regional no es meramente hipotética, pues existe el antecedente de Bucaramanga, donde se intentó implementar una restricción similar para vehículos no matriculados en Santander, aunque un fallo judicial dejó esa medida en suspenso. La continuidad de esta discusión en la Sabana subraya la compleja balanza entre la movilidad, la economía y la conectividad que caracteriza a la región.
En entrevista con Noticias Caracol, la secretaria de Hacienda de Bogotá, Ana María Cadena, detalló la justificación económica detrás de las nuevas medidas, enfocándose en la significativa caída de la participación de la capital en el registro de vehículos nuevos y el consecuente impacto fiscal.
La secretaria Cadena hizo hincapié en que la tendencia de los últimos diez años ha sido alarmante, utilizando datos concretos para ilustrar la dimensión del problema. Señaló que la participación de vehículos nuevos matriculados en Bogotá ha experimentado un declive dramático: mientras que en 2012 el porcentaje de participación se ubicaba en 37.3%, para el año 2024 esta cifra ha disminuido hasta el 13.7%.
Este comportamiento tiene repercusiones directas en las finanzas de la ciudad. Los ingresos recaudados a través del impuesto de vehículos no logran aumentar al mismo ritmo que las necesidades de inversión. Las responsabilidades del Distrito crecen paralelamente al aumento del parque automotor circulante, lo cual genera un desbalance en la gestión de infraestructura. Cadena dijo que Bogotá necesita invertir en mantenimiento vial e infraestructura para los 2 millones de carros que ruedan en la ciudad, y no solo para los 1.7 millones que sí están matriculados en la capital.
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"Calculamos que, en los últimos 10 años, Bogotá ha dejado de recibir 1.1 billones de pesos por este comportamiento. En los últimos 10 años Bogotá ha dejado de recibir 241.000 vehículos y cada año que pasa eso se va engrosando", agregó la secretaria.
La instrucción recibida por la Secretaría de Hacienda es clara: la administración no puede seguir siendo un “espectador pasivo” de lo que sucede con la matrícula vehicular. Por ello, las nuevas medidas buscan revertir la tendencia y generar incentivos para que los conductores matriculen sus automotores en la ciudad.
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La meta de la administración, según la secretaria Cadena, es ambiciosa y estratégica: lograr que la curva de participación de matrículas retome los niveles vistos hace años, recuperando los vehículos perdidos: "Nuestra meta es revertir esa tendencia. Qué interesante sería que le pudiéramos entregar a la ciudad al final de esta administración una curva que empieza nuevamente a retomar lo que veíamos hace unos años. La meta clara es que esos 241.000 que ya hemos perdido los vayamos recuperando y que no sigamos perdiendo a ese ritmo que venimos".
Este texto fue realizado con colaboración de un asistente de IA y editado por un periodista que utilizó las fuentes idóneas y verificó en su totalidad los datos. Cuenta con información y reportería propia de Noticias Caracol.
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